Tu cuerpo, el mejor comunicador ¿Sabes cómo entrenarlo?
No solo nuestro rostro transmite emociones. Una mirada ladeada a la derecha, una ceja levantada, dicen tanto como una persona sentada con las piernas o los brazos cruzados. Las personas somos todo un compendio de comunicación no verbal del que muchas veces no somos conscientes.
En ocasiones, nos esforzamos en esconder nuestras emociones y sentimientos sin comprender que nuestras manos o la inclinación de nuestro torso, son ya todo un indicador de lo que en ese momento, está pasando por nuestra cabeza.
Miedos, ansiedades, dudas, desconfianza… son en ocasiones aspectos que no deseamos mostrar y que sin embargo, nuestro cuerpo se empeña en transmitir de modo involuntario. ¿Cómo evitarlo? ¿Cómo entrenar o comprender la comunicación corporal? Te lo explicamos.
APRENDE A COMPRENDER LA COMUNICACIÓN DE TU CUERPO
Para ser efectivos con nuestros mensajes orales, necesitamos de una congruencia corporal. Seguro que te ha pasado alguna vez: querer transmitir seguridad durante una entrevista de trabajo, y notar de pronto cómo nos tiemblan las manos, o cómo sin saber por qué, hemos acabado cruzando los brazos y las piernas en actitud defensiva.
Nuestro cuerpo es un poderoso comunicador sobre nuestro carácter y nuestras emociones, tomar conciencia sobre este tipo de lenguaje es la clave que nos ofrecerá la oportunidad no solo de conocernos mejor a nosotros mismos, sino de obtener mayor seguridad a la hora de interaccionar con otras personas.
1. El espacio
Cada uno de nosotros dispone de una zona corporal propia. Una especie de zona de confort. Hay quienes mantienen los límites a la hora de hablar con los demás, a la hora de expresarse con las manos, con sus movimientos.
Otro sin embargo, traspasan ese límite y buscan la cercanía con los demás, algo que en ocasiones –y dependiendo quizá del tipo de cultura- puede ser aceptado o visto con relativa incomodidad. Las personas introvertidas, por ejemplo cuidan siempre las distancias, a la inversa que las extrovertidas.
2. Las manos
Las manos son unos excelentes transmisores de nuestra emocionalidad. También suele estar muy asociado al tipo de cultura, los latinos solemos ser mucho más expresivos con las manos que los orientales, por ejemplo. Pero debemos matizar más detalles sobre ellas:
-Los movimientos muy acusados con las manos son típicos en personas que en ocasiones, tienen dificultad para expresar verbalmente sus ideas o cuando le cuesta un poco hacerse comprender. Suelen apoyarse en ellas, gesticulan más exageradamente mediante las manos.
Intenta mirarte a ti mismo delante de un espejo cuando estás explicando algo para comprobar si es tu caso. Utilízalas siempre de un modo equilibrado, no te valgas excesivamente de ellas o mostrarás cierta inseguridad.
-A la hora de estrechar la mano, hazlo de modo firme y con fuerza, aporta seguridad en uno mismo.
3. Los ojos
Los ojos son esos espejos que dejan reflejar los matices más sutiles de nosotros mismos. Es lo más sincero de nuestro cuerpo, son excelentes seductores, trasmisores de miedo, satisfacción, amabilidad, apertura…
Según los expertos un modo adecuado para atraer a la vez que respetar a quien observamos, es la técnica de mirar-desviar-y volver a mirar. Aseguramos la intimidad de las otras personas, pero a la vez ofrecemos seguridad. Es muy efectivo a la hora de seducir a alguien que nos atrae, por ejemplo.
Cuando estés manteniendo una conversación seria, jamás desvíes la mirada a un lado o darás la impresión de que estás ocultando algo, e incluso que estás mintiendo.
4. La postura
El modo en que mantienes la espalda también dice mucho de ti. Si la mantienes muy recta con los hombros rígidos denotas dureza y cierta inflexibiliad. Si dejas tu torso inclinado hacia delante, o cruzas los brazos inclinándote a un lado, denotas cierta pasividad.
Hay que cuidar también el modo en que te sientas en una silla, si cruzas las piernas y los brazos transmites inseguridad y la necesidad de defenderte de los demás. Si te sientas casi en el borde de la silla transmites cierto nerviosismo.
Lo mejor es dejarte caer con tranquilidad, si tienes como costumbre cruzar las piernas está bien, pero recuerda no cruzar también tus brazos, déjalos relajados sobre tu regazo o sobre los respaldos de la silla. Tampoco te inclines hacia delante.
Hay personas que, cuando están sentadas, empiezan mover mucho una de sus piernas. En ocasiones es un tic nervioso, característico de las personas muy nerviosas. Intenta controlarlo si es tu caso para ofrecer un aire más tranquilo, cercano y amable.