Sé tú mismo y las personas adecuadas llegarán a tu vida
Sé auténtico, soñador, amable, a instantes cabezota e incluso poseedor de un punto locura que te hace único. Sé tú mismo, defiende tu identidad en cada instante de tu vida aunque a muchos no les agraden tus rarezas, tus opiniones o tus manías. Mantén tu esencia y las personas adecuadas llegarán cuando menos te lo esperes.
Esta idea, que a simple vista a todos nos parece lógica, comprensible y esperable, es una de las principales razones por las que una persona acude a la consulta de un psicólogo. Los síntomas casi siempre son los mismos: agotamiento mental, cansancio físico extremo y la sensación de que uno ha perdido el rumbo, de que ha quedado diluido entre las prioridades ajenas, las presiones del entorno y el sonido de un mundo con el que ya no se identifica.
“El reto más difícil es ser uno mismo en un mundo que intenta siempre ser otra persona”
-EE Cummings-
Cuando dejamos de ser nosotros mismos para ser lo que otros esperan, perdemos lo más hermoso de nuestro ser: la propia identidad. Aún más, cuando dejamos a un lado lo que nos hace únicos para convertirnos en una persona “estándar”, solícita y manejable que a todo se ajusta, permitimos que entren en nuestra vida personas a las que en realidad querríamos lejos.
Poco a poco y sin que nos demos cuenta, nuestros días adquieren una tonalidad gris, ahí donde no existe el brillo que inspira ni la espontaneidad que alegra y motiva. Así, es nuestra responsabilidad descubrir y defender nuestra propia luz, aquello que nos hace distintos, aquello que nos convierte en seres irrepetibles para un mundo que somos sustituibles.
Ser un mismo en un mundo de personas iguales
William Ury, cofundador del programa de negociación de la Universidad de Harvard, es uno de los mayores expertos en temas de comunicación. Muchos de sus trabajos son contribuciones muy valiosas al campo del crecimiento personal. En ellos también describe algunos procesos psicológicos con los que aprender a ser más felices en estos entornos personales, sociales y profesionales complejos y muy demandantes.
En el libro “Getting to Yes with Yourself” (“Obtenga un sí de usted mismo”) del doctor Ury nos explica que el mayor problema que tenemos las personas a la hora de comunicar, de llegar a acuerdos o incluso de establecer relaciones personales significativas es que no creemos en nosotros mismos. Cuando uno se siente inseguro se coloca máscaras, se viste con armaduras y calza pies de plomo. Si vivimos con temor atraeremos el fracaso en todos sus niveles.
Ser uno mismo, en una sociedad que se empeña en crear personas iguales no es fácil. La escuela se esfuerza por enseñar a los niños a pensar del mismo modo y en aunar aptitudes en una misma jerarquía. Por otro lado, muchas empresas también prefieren trabajadores dóciles que no desafíen la política de la organización. No es fácil ser único cuando los indicadores marcan para todos el mismo camino y el mismo destino.
A pesar de todo ello estamos obligados a esforzarnos, a luchar y a defender lo que somos: personas irrepetibles. Ser fiel a uno mismo nos puede costar ser incomprendidos, ser el niño solitario de las filas de atrás o ese empleado contestón que protesta por todo y que se empeña en improntar en su labor un tinte personal. Es complicado, lo sabemos, sin embargo ser capaz de darnos el sí a nosotros mismos es el punto de partida para acercarnos a una felicidad real.
Sé tú mismo y las personas especiales llegarán a tu vida
Las personas auténticas, libres, espontáneas y con un punto de adorable locura, atraen. Esto es así por una razón muy sencilla: se han dicho “sí” a ellas mismas, “sí” a aceptarme tal y como soy, “sí” a ser yo aunque a ti no te agrade.
“El crecimiento personal empieza cuando somos capaces de aceptar nuestra debilidad”
-Jean Vanier-
En el momento en que damos este paso tan valioso a la vez que complejo, todo cambia. Nuestras conversaciones son más seguras, ya no nos preocupa desagradar porque no buscamos complacer, ni nos obsesiona ser aceptados a toda costa. De este modo, y gracias a este estado mental y emocional, tarde o temprano “atraemos” a los mejores amigos, a la pareja más especial y maravillosa: esa que nos acepta y nos quiere tal y como somos, sin ni un gramo de artificio, sin una pizca de inseguridad o falsedad.
A continuación, te proponemos que reflexiones sobre una serie de dimensiones que te ayudarán a reafirmarte: a dar ese “sí” a tu propia y maravillosa identidad.
Claves para ser tú mismo y atraer a las personas que quieres
Antes de influenciar o de crear un impacto en los demás para atraer a quien nos interesa, es necesario establecer una primera influencia o un lazo fuerte con nosotros mismos. Esa confianza en el propio ser es lo que nos abrirá las puertas. Te explicamos cómo hacerlo.
- Ponte en tus zapatos. Es muy posible que estés acostumbrado/a a ponerte en el lugar de los demás, pero… ¿cuánto tiempo hace que no tomas contacto con tus necesidades, emociones y realidades internas? Hoy es un buen día para empezar.
- Inicia un compromiso contigo mismo. Inicia un plan donde llegar a acuerdos firmes: “NO” a hacer, decir o demostrar algo que no quiero o no pienso. “SÍ” a ser yo mismo, “sí” a actuar sin miedo.
- Abraza tu presente. Es muy posible que la versión de ti mismo del pasado no te agrade demasiado, que te incomode. No importa. Tu oportunidad se abre en el “aquí y ahora“, así que imponte, actúa, crea, transforma y deja la impronta de tu identidad en cada cosa que haces.
Por último, y no menos importante, recuerda siempre el famoso lema de “ser y dejar ser”. Las personas auténticas y únicas se valoran y se quieren a sí mismas, pero a su vez también dejan ser a los demás y respetan sus universos personales. Ser nosotros mismos, en esta sociedad donde no siempre se respeta ese principio tan básico, es difícil; los sabemos, sin embargo vale la pena practicarlo.
Aprendamos pues a defender nuestra identidad, a mostrar con seguridad la alegría, la magia y la originalidad que todos llevamos dentro. Solo así abriremos las puertas a esas personas, a esas cosas y oportunidades que nos traerán la autentica felicidad.
Imágenes cortesía de Clara Mcallister