Visualizar la causa del miedo ayuda a afrontarlo

Cuando sientes miedo, ¿sabes, verdaderamente, cuál es la causa?. Para afrontar el temor es necesario, en primer lugar, identificarlo con claridad.
Visualizar la causa del miedo ayuda a afrontarlo
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Elena Sanz

Última actualización: 28 julio, 2023

El miedo es una emoción innata y universal que todos experimentamos. Sin embargo, mientras algunos individuos se paralizan y sufren ante este estado, otros logran sobrepasarlo. Sin duda la confianza en uno mismo es un ingrediente esencial de quienes pertenecen al segundo grupo. Pero existe otro punto clave que puede ayudar a que esta emoción no controle tu vida: identificar la causa del miedo.

Esta afirmación puede parecer muy básica y obvia. Creemos saber con certeza qué es lo que nos asusta, pero con frecuencia nos quedamos en un análisis superficial. Encontrar el verdadero origen del miedo nos permitirá dar los pasos necesarios para recolocar este sentimiento en una posición más funcional y menos limitante.

¿Cuál es la causa del miedo?

Con frecuencia sentimos temor ante una situación pero no somos conscientes de qué aspecto de la misma es el que nos causa conflicto. ¿Cuales son las consecuencias que verdaderamente tememos?. Por ejemplo, tengo miedo a poner límites, a decir que no al favor que me pide un amigo. Si me preguntan diré que temo que se enfade, que le siente mal. Pero si profundizamos más, descubriremos que el verdadero temor es al abandono, al rechazo, a quedarme solo.

Lo que me angustia es la idea de que esta persona me retire su afecto por no cumplir su petición. Desde aquí sí puedo enfrentarme al miedo, puedo sanar mi necesidad de aprobación y desarrollar una autoestima más sólida. Si me quedo en la respuesta inicial, no estaré llegando a la raíz del problema y no podré abordarlo.

Visualiza el origen

Identificar con claridad la causa del miedo no resulta sencillo, especialmente porque nos falta practica en esta tarea. Por ello, a continuación te propongo un método que puede resultarte de utilidad. Pongamos que te han ofrecido un puesto de trabajo en una nueva empresa, pero la idea de aceptarlo te genera temor y ansiedad. Para encontrar la causa haz lo siguiente.

Colócate en una posición cómoda y en un ambiente relajante y cierra tus ojos. Comienza a respirar de forma profunda y diafragmática. Cuando te encuentres en un estado de calma imagínate entrando al nuevo lugar de trabajo. Tal vez comiences a sentir nervios y ansiedad. Trata de visualizar de la forma más detalla posible, el mobiliario, el ambiente, las personas. Ahora piensa en lo peor que podría pasar, y deja que esa escena se desarrolle en tu mente.

No interfieras, permite que los pensamientos negativos fluyan y se plasmen en imágenes. ¿Qué está ocurriendo exactamente?. Tal vez te estés visualizando nervioso y aislado mientras los demás compañeros hacen comentarios sobre ti. O quizá en tu mente te imagines cometiendo graves errores en tus tareas por falta de conocimiento. A lo mejor visualizas una conversación en el despacho del jefe en la que te comunican tu despido por no haber estado a la altura.

¿Verdaderamente es tan grave?

Estas tres situaciones proporcionan valiosa información sobre tres temores diferentes. En el primer caso se trata de miedo al rechazo social, en el segundo falta de confianza en las propias capacidades y en el tercero temor al fracaso. Esto nos coloca en una muy buena posición para poder actuar y afrontar el miedo. Ahora podemos trabajar en nuestras habilidades sociales o decidir formarnos más en el área para adquirir los conocimientos que, creemos, nos faltan.

Sin embargo, en el último caso no hay ningún recurso que podamos adquirir o mejorar puesto que se trata de un temor subjetivo. En este caso, hemos de preguntarnos: lo peor que puede pasar, ¿realmente es tan grave?. Si mi mayor temor se hace realidad, si me despiden, ¿qué ocurre?. ¿En qué medida afectará esto a mi vida en 10 minutos, 10 meses y 10 años?.

Al realizar este ejercicio comprobaremos que, incluso en el peor de los desenlaces, las consecuencias no son tan graves. A los 10 minutos el despido me hará sentir triste y decepcionado, pero a los 10 meses ya habré encontrado otros empleos. Y a los 10 años será solo una anécdota.

Entonces, cuando sientas que el miedo te invade, cálmate y respira. Identifica su origen,visualiza el peor resultado y comprueba que no es de tanta magnitud como imaginabas. Toma conciencia de que, aún con la peor consecuencia en mente, merece la pena asumir el riesgo y tomar el control de tu vida. Quítale el disfraz al miedo y comprobarás que no es tan terrorífico. 


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  • García Grau, E., Fusté Escolano, A., & Bados López, A. (2008). Manual de Entrenamiento en Respiración.
  • Roca, E. (2014). Cómo mejorar tus habilidades sociales. ACDE.

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