Vivir en pareja, pero cada uno en su casa
Hasta ahora se consideraba como uno de los pasos definitivos en la consolidación de una pareja la decisión de vivir juntos en la misma casa. Compartir espacio, rutinas y, en ocasiones, bienes comunes era el punto de inflexión hacia una relación consolidada.
Sin embargo, en la actualidad existe un número cada vez mayor de personas que deciden prolongar esta decisión, a pesar de mantener relaciones de pareja estables. De alguna manera, esto parece indicar que un porcentaje de la sociedad está aprendiendo a disfrutar el hecho de vivir solos, aunque bien es cierto que otros toman esta decisión por otros motivos.
Parece que una relación de pareja estable no es incompatible con vivir cada uno su vida plenamente sin tener que compartir espacio.
Esta situación es de carácter global, al menos en Occidente, y además, no es exclusiva de un país o comunidad en concreto. De hecho, un estudio señala que el 35% de las personas que viven solas han informado que se encuentran en una situación sentimental estable, pero sin cohabitación.
Estos datos no varían en exceso entre hombres y mujeres, siendo estas últimas las más numerosas por apenas un 1%. Ahora bien, lo que sí parece un factor crucial es la edad, más que el género. Así, parece que las personas mayores están menos influenciadas por las presiones sociales de formar pareja y convivir con ella.
Los datos por edades
Una investigación destaca que entre las personas mayores de 51 años que comienzan nuevas relaciones sentimentales, tan solo el 22% informa que entre sus planes de futuro se encuentra la idea de compartir casa con su pareja actual. La mayoría de ellas considera importante mantener su estilo de vida sin que ello afecte a la calidad de su nueva relación de pareja.
Sin embargo, solo la mitad de las personas que se encuentran entre los 31 y 40 años a día de hoy y que mantienen relaciones sentimentales estables se plantea la convivencia en los próximos dos años. Por otro lado, en edades más tempranas, la no convivencia en las primeras etapas de la relación se considera un paso fundamental, además de anteponer la formación y el desarrollo profesional a la convivencia en pareja.
¿Cuáles son los motivos por los que no se desea vivir en pareja?
Este fenómeno parece responder a varios motivos. Así, el hecho de haber convivido previamente con otra pareja es el factor que más se relaciona con la probabilidad de vivir en pareja, pero cada uno en su casa.
La experiencia muestra que vivir cada uno en su casa hace sentir a los miembros de la pareja más libres en la relación y con la capacidad de entablar amistades fuera de ella. También se sienten menos presionados ante los conflictos de las labores domésticas y los asuntos financieros en común.
Las personas que deciden vivir en pareja, pero cada uno en su casa, informan que se sienten a gusto con la preservación de su privacidad sin renunciar a la intimidad con sus parejas. Muchos de ellos consideran que esta es también una manera menos traumática de salir de una relación, si se diera el caso.
Parejas duraderas en el tiempo
Lo curioso es que esta nueva forma de entender las relaciones de pareja no parece mermar la calidad ni la duración de las mismas. Un alto porcentaje de ellas siguen juntas después de 12 años de relación no cohabitante.
Quizás la idea de “tener que encontrar una pareja” como uno de los requisitos sociales más apremiantes de las pasadas generaciones se esté transformando. Todo parece indicar que la forma de entender las relaciones sentimentales en la actualidad está cambiando en muchos aspectos.
Una nueva visión sobre las relaciones
Esta nueva visión sobre las relaciones sentimentales aún está consolidándose. No obstante, quienes las experimentan afirman que aporta una mayor sensación de libertad, tanto a nivel de elección como de oportunidad de desarrollo personal, en contraste con los matrimonios convencionales.
Aun así, el concepto de una relación, es decir, cómo se percibe y qué características tiene, es subjetivo. De ahí, que otras muchas personas no estén totalmente de acuerdo con esta nueva visión. Todo depende del vínculo y sus participantes.
Para terminar, ¿será esta la manera de entender las relaciones sentimentales en el futuro? ¿Quedará la convivencia en la misma casa relegada al deseo de formar y criar una familia? ¿Estamos presenciando por primera vez la clara diferencia entre el deseo de tener pareja y tener familia?
Esta última cuestión parecía no estar claramente separada de la primera hasta ahora. Aunque lo cierto es que hay muchas personas que desean tener una pareja a largo plazo, sin que ello conlleve la creación de una familia. Sin duda, algo muy profundo está cambiando en nuestra sociedad.
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