3 ejercicios rápidos (y originales) para deshacernos de las preocupaciones
El miedo y las preocupaciones retrasan nuestro destino. Por lo tanto, no les demos demasiado espacio en nuestro pensamiento ni hagamos de pequeños guijarros grandes montañas. En su lugar, higienicemos nuestro enfoque y flexibilicemos nuestra mirada. Aprendamos a entrenar nuestra mente gracias a adecuados ejercicios con los cuales, deshacernos de las preocupaciones.
Bajar del tren de la preocupación no es tarea fácil. A menudo nos dejamos llevar por ese vagón en un viaje sin retorno, sentados en un compartimento sin ventanas. De este modo, somos incapaces de ver todo aquello que sucede a nuestro alrededor y nos encontramos indefensos al no percibir otra perspectiva que aquella sugerida por nuestra implacable ansiedad.
“Preocuparse a veces no tiene mucho sentido. Es como quien camina con un paraguas abierto esperando que llueva”.
-Khalifa-
Así, y más allá de lo que algunas personas puedan pensar, estos ciclos de sufrimiento nunca se rompen con meros consejos bienintencionados: “deja de preocuparte por cosas que aún no han sucedido, relájate y disfruta un poco más de la vida.” Cuando la mente cae en esta dinámica agotadora ya no atiende a razones, actúa de forma automática y llevada por un flujo inconsciente donde todo nuestro organismo se deja llevar por una música interna sin sentido ni cadencia.
Para deshacernos de las preocupaciones necesitamos otro enfoque que vaya más allá del universo cognitivo. Necesitamos que nuestro organismo, nuestros sentidos y nuestra mente consciente sean partícipes en este proceso. A continuación te explicamos cómo lograrlo.
Tres ejercicios para deshacernos de las preocupaciones
La preocupación va de la mano de la incertidumbre y si hay algo que todos sabemos es que el mundo actual se define precisamente por ese leitmotiv, por esa narrativa inherente a este mundo del día a día que tanto nos cuesta gestionar o incluso aceptar. Por otro lado, hay un hecho que suele darse muy a menudo: no siempre tenemos pleno control sobre nuestros procesos mentales.
Percibimos la ansiedad o el estrés en nuestro cuerpo, en ese dolor de estómago, en esa cefalea… Sin embargo, no siempre nos damos cuenta de lo rápido que trabaja la mente, de los derroteros que toma, de los miedos que anticipa, de las fatalidades que nos avanza sin que se lo hayamos pedido. Mantener el control, detener ese ciclo de alimentación negativa es sin duda nuestra mayor responsabilidad.
Tus ojos frente a una cámara
Sencillo, original y ante todo efectivo. Puede que en un primer momento este ejercicio nos parezca algo extraño, pero tiene su sentido y su implicación. Veamos en qué consiste.
- Cuando te sientas agotado por el arrastre implacable de tus pensamientos, haz lo siguiente: coge tu móvil, abre la cámara frontal como si fueras a hacerte un selfie y atiende la pantalla. La atención debe centrarse en tus ojos.
- Es un modo sensacional de tomar conciencia del propio yo. Al mirarnos cara a cara y sumergirnos en nuestros ojos, algo ocurre en nuestro interior. Algo nos obliga a parar, a detener la hiperactividad de la mente y centrarnos en el aquí y ahora, a vincularnos de forma directa con nosotros mismos.
- Sintoniza con tus necesidades mientras te miras a los ojos, reflexiona sobre esa persona que tienes ante ti. Relájate y deja que el mundo se detenga para abrazar a ese ser a menudo descuidado: tú mismo.
Elige un sonido
Otra estrategia sensacional para deshacernos de las preocupaciones consiste en elegir un sonido, en concetrarnos en uno solo de todo ese conjunto de estímulos auditivos que nos envuelven.
- Imagina que estás en el trabajo. Estás rodeado de ruido, de conversaciones, de sillas que se arrastran, de golpes, de ordenadores, de coches que van y vienen en su incesante devenir sobre el asfalto, de compañeros que hablan de ciertos rumores…
- Ahora bien, de entre todo ese mar de ruidos, quédate con uno solo. Puede que delante de tu ventana haya un árbol donde acuden los pájaros. Elige ese sonido, quédate con esos pájaros y deja que el resto de estímulos se desvanezcan durante unos minutos. Poco a poco, tu mente se calmará porque solo tiene una obligación: atender el canto de esos animales.
Una taza de chocolate
Seguimos con una propuesta original y poco habitual. Para deshacernos de las preocupaciones, necesitamos sobre todo estimular a nuestros sentidos. Tenemos claro que los consejos no sirven, que el decirnos algo como “voy a relajarme y pensar menos” no siempre surte efecto. Así que lo mejor en estos casos es elegir otra ruta, la de nuestro olfato, nuestro gusto, nuestras sensaciones físicas.
Esta técnica se relaciona de forma directa con el mindful eating, de la que ya hemos hablado en alguna ocasión en nuestro espacio. Es un modo muy apetecible de practicar la atención plena, la alimentación consciente así como la relajación.
Si no nos agrada el chocolate, podemos elegir otra bebida. La clave está en que sea una bebida caliente.
- Lo que haremos en primer lugar es dejar que el aroma, así como el humo tibio de ese chocolate o té, nos envuelva. Respiraremos en calma y de forma profunda.
- Ahora tomaremos un sorbo, pero lejos de engullirlo al instante, nos deleitaremos un poco más dejando que la lengua disfrute, que el paladar se llene de esos matices del chocolate.
- Durante esos momentos en que tenemos nuestra taza en las manos, nada más debe importar. Apreciaremos el momento presente y las sensaciones que estamos experimentando.
Lo que vamos a conseguir con estos tres sencillos ejercicios para deshacernos de las preocupaciones es poner el foco en nuestros sentidos y calmar la activación fisiológica para conceder calma a nuestra mente. No se trata de despistarla, sino de calmarla para tomar el control sobre ella y parar su hiperactividad. Porque a veces, para controlar la mente, basta con empezar relajando el cuerpo a través de nuestros cinco sentidos.
Intentémoslo hoy mismo.