3 extraños síndromes de identificación fallida
La mente humana es todavía un misterio para la ciencia. Es capaz de crear las más impresionantes ideas, pero también los absurdos más sorprendentes. Prueba de ello son los síndromes de identificación fallida. Estos son distorsiones del pensamiento que llevan a los afectados a representarse la realidad de una manera extraña, por decirlo así.
Uno de los principales síntomas de los síndromes de identificación fallida son los delirios del contenido del pensamiento. Se llama delirio a una creencia que la persona considera como verdadera, aunque no tenga ningún fundamento empírico o lógico.
En los síndromes de identificación fallida están presentes esos delirios o convicciones ilusorias. Llevan a construir una percepción del yo y de los demás que no tiene nada que ver con la realidad. Muchas veces forman parte de enfermedades psiquiátricas más complejas o de desórdenes neurológicos. Estos son tres de esos síndromes.
“La vida es un misterio y no un delirio”.
-Alphonse de Lamartine-
1. Delirio de Capgras, uno de los síndromes de identificación fallida
El síndrome de Capgras o delirio de Capgras es un trastorno que lleva a alguien a creer que una de las personas cercanas de su entorno ha sido sustituida por un impostor. Asumen que la persona que les es familiar en realidad se trata de un doble. Esa imposibilidad para reconocer es lo que lo convierte en uno de los síndromes de identificación fallida.
Lo que ocurre en el delirio de Capgras es que la persona logra reconocer físicamente a alguien que es cercano, pero en su mente no aparece la sensación de familiaridad. Es una percepción sensorial sin sensaciones subjetivas, ni sentimientos. De ahí la impresión de extrañeza que los demás le inspiran.
Lo que hay es una desconexión entre el sistema de reconocimiento visual y la memoria afectiva. El delirio de Capgras también puede estar dirigido hacia uno mismo. En este caso, alguien aquejado por este problema piensa que él mismo ha sido sustituido por otro. Esto sucede, generalmente, como parte de una psicosis o como resultado de un traumatismo cerebral.
2. Delirio de Fregoli
El delirio de Fregoli es una rara condición que forma parte de los síndromes de identificación fallida. Está relacionado con la paranoia y se presenta de diversas formas. En la más típica, la persona cree que tiene un perseguidor y que este es capaz de asumir diversas apariencias. Por lo tanto, cuando ve a alguien conocido puede creer que se trata de ese perseguidor, el cual tomó una forma familiar para engañarlo.
Otra forma en la que se manifiesta este delirio es casi lo opuesto a lo anterior. La persona cree conocer a gente extraña. Al verlos los identifica con seres que le son familiares. Así mismo, puede creer que conoce lugares u objetos que en realidad no conoce.
Aunque la ciencia no ha establecido con exactitud las causas, se sabe que el trastorno tiene que ver con un mal funcionamiento de los “nodos asociativos”. Esto es, con la capacidad para sincronizar las percepciones físicas y las mentales. Generalmente se produce por una lesión cerebral o como parte de un cuadro de delirio paranoico.
3. Síndrome de Otelo
Los celos siempre tienen un fuerte componente de imaginación. De hecho, se viven más en la fantasía que en la realidad. Lo que hay es una constante sospecha, que rara vez se comprueba o corresponde con los hechos. En el caso del síndrome de Otelo, esto es llevado a su máxima expresión.
En el síndrome de Otelo está presente la convicción obsesiva de que la pareja es infiel. No hay dudas al respecto y lo único que se espera es poder pillar a esa persona “en acción”. Lo que lo convierte en uno de los síndromes de identificación fallida es el hecho de que quien lo padece no puede ver (o identificar) a su pareja como realmente es. Lo que ve en esa persona es a un traidor o traidora. Por lo tanto, invierte mucho tiempo y energías buscando pruebas de su infidelidad.
Algo característico del síndrome de Otelo es que el afecto “ve” la presencia de un tercero, permanentemente dentro de su relación. Sin embargo, cuando se le pregunta por las características de esa persona con quien su pareja la estaría traicionando, no sabe dar razón. Solo en muy raras ocasiones señala algunos datos sobre este.
Los mencionados no son los únicos síndromes de identificación fallida. Hay varios más. Lo común en todos ellos es esa dificultad para reconocerse o reconocer. Casi siempre tienen que ver con patologías psiquiátricas de cierta gravedad y necesitan, por lo tanto, ser tratados por un profesional.