La pronoia: creer que el universo conspira a tu favor

La pronoia crea una realidad alternativa en la mente del sujeto donde el universo se pone de su parte solo con visualizar sus metas.
La pronoia: creer que el universo conspira a tu favor
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 23 septiembre, 2022

Es un trecho el que distancia a la actitud optimista y que genera “buena onda” de la que manifiestan los abanderados de ese “positivismo” con toques mágicos que tanta carrera ha hecho. Buena parte de esas perspectivas dan origen a lo que se llama pronoia. Esa palabra se refiere a un estado de conciencia que prácticamente se ha convertido en doctrina. En él se postula que se deben llevar a cabo algunos rituales de autosugestión para poner al universo a “conspirar” a nuestro favor.

La palabra pronoia surge en oposición al trastorno conocido como “paranoia”. En este último aparecen ideas delirantes, cuyo contenido central es la convicción de que el universo se confabula para hacernos daño. Así que cualquier dificultad u obstáculo es interpretado como el efecto de un complot invisible, sin que haya evidencias al respecto. La fuente de esa conspiración universal sería un “poder superior”, que bien puede ser el demonio, los marcianos, etc.

Quien se confía a fuerzas invisibles, se confía a la nada”.

-Walter Scarpetta-

En la pronoia hay un mecanismo similar, aunque el objeto del complot sea el contrario. En este caso hay “poderes superiores” conspirando para que todo nos salga maravillosamente bien. Y por paradójico que suene, quien asume la pronoia como filosofía de vida también está muy cerca de caer en estados paranoicos. Esto, porque la lógica de ambas condiciones mentales es la misma.

La pronoia y la mentalidad de la nueva era

Hay un debate en torno a si la pronoia debe ser considerada un trastorno mental en sí mismo o si se trata solamente de un síntoma. No hay consenso al respecto. En lo que sí hay un acuerdo es en que se trata de una visión distorsionada de la realidad.

Chica con coleta y doble rostro

Las corrientes de “mentalidad positiva” comenzaron a cobrar auge durante los años ochenta. Esto sucedió al mismo tiempo que se difundían por todo el mundo las doctrinas de la llamada “nueva era”. Hacia el fin del milenio se extendió la idea de que habría un cambio de era y que este suponía una nueva conciencia “positiva”. Para subir al autobús de esos nuevos tiempos era necesario valerse de objetos y rituales que atrajeran “buenas energías”.

Gran parte de esas ideas provenían de algunas religiones orientales como el hinduismo, pero fueron sacadas de contexto y vertidas a pedazos en el pensamiento occidental, derivándolas a cuestiones y anhelos materiales. Se difundió mucho la existencia de la llamada “ley de atracción, según la cual para conseguir algo se debe alimentar el deseo profundo de lograrlo, incrementando así la probabilidad de que el deseo se haga realidad. Esa nutrición del deseo se hace, según estas corrientes, a través de rituales de autosugestión.

Así quedaron sentadas las bases para que apareciera y se consolidara ese síntoma conocido como pronoia. Si deseas tener una mansión, dicen ellos, debes visualizarla todos los días en tu mente. Concentrarte mucho en esa imagen e incluso comenzar a amueblarla. Si lo haces correctamente, el universo se confabulará y más temprano que tarde será tuya.

La positividad tóxica

Una ramificación de la Nueva Era o New Age es la corriente de la positividad tóxica, aquella que te insta a sonreír aunque te mueras por dentro. Se trata de un conjunto de mensajes, normalmente difundidos a través de las redes, que asegura que el éxito en la vida se consigue a través de la visualización y la positividad, de forma que, esta vez, el locus de control se sitúa en la persona y en nada más.

Aunque esto se contrapone con la idea de la pronoia, sí guarda ciertas características similares, como la obligación de ser feliz. Anula los sentimientos de las personas y les hace creer que, si son infelices, es culpa suya y de nadie más.

¿Se trata de un trastorno?

Si bien el término pronoia se ha convertido en un vocablo cultural y social, lo cierto es que comenzó describiéndose como un síndrome. Así, en 1982, Fred H. Goldner la describió como la ilusión de que las acciones y los esfuerzos propios siempre se van a ver como algo positivo en los demás y atraerán la bondad de vuelta.

Dada la evolución de esta idea hasta la actualidad, es lógico que muchos piensen que no hay problema en pensar que el universo juega a nuestro favor de vez en cuando. Sin embargo, el problema llega, como siempre, cuando se avistan los extremos: cuando se pierde la perspectiva de la realidad y se adoptan sesgos atencionales y de procesamiento de la información.

La pronoia favorece que se trate de escapar de la dificultad, no enfrentarse a ella, a través de la negación.

Síntomas de los pronoicos

A veces es complicado diferenciar una pronoia de un pensamiento positivo. Sin embargo, los pronoicos tienen comportamientos como los siguientes:

  • Estado negacionista: el locus de responsabilidad siempre está en el exterior, en los otros, y nunca en la propia persona.
  • Sesgos atencionales y de procesamiento de la información.
  • La entidad que favorece al individuo tiene nombre: el universo, el ángel de la guarda, el karma, etcétera.
  • Creencias alejadas de la realidad, como que el esfuerzo y la dedicación no aportan nada en el resultado.


Un negocio altamente rentable

Las ideologías que promueven la pronoia venden esperanza. Esto, en principio, sería hasta loable, si no fuera porque de verdad se configuró todo un mercado alrededor de “la mente positiva”. Lo reprobable es que en muchos casos solo inducen a que las personas se engañen y finalmente pierdan un tiempo valioso. Eso sin contar con los costos de vivir la realidad desde una posición tergiversada y aguantar el peso de las decepciones que se derivan de esta actitud.

Chica de espaldas con la cabeza abierta

Desde el punto de vista ético y psicológico es grave que se induzca a las personas a creer que pueden lograr sus objetivos a costa de “concentrarse” en ellos y “visualizarlos”. Y de ayudarse para ello con cuarzos, prácticas de “atracción de energías”, etc. Algo que resta mérito al valor del trabajo, del esfuerzo y de la perseverancia. Mientras… muchos se llenan el bolsillo.

Toda ideología que te venda paraísos a precio de saldo es, cuanto menos, sospechosa. En el fondo de estas corrientes de pensamiento lo que se promete es un imposible: ausencia de dificultades o de esfuerzo. Es frecuente que quienes estén sumergidos en estas posturas que promueven la pronoia, te digan que hay que evitar los problemas o mantener a distancia con quienes tienen problemas, entendiendo a los problemas como enfermedades contagiosas. Venden humo y hay muchos que lo compran.

El sustento de estas corrientes “positivas” no es otro que una cuidadosa estrategia de mercadeo. Saben que muchas personas en el mundo temen a las dificultades porque no han descubierto que se pueden desarrollar y construir herramientas para afrontarlas. Alimentan la ilusión de estar en un universo en el que basta con “sintonizarse” para que nuestros deseos se hagan realidad. Estafan emocional y económicamente a las personas.

No dejarlo todo en manos del universo

Hay poco escrito sobre la pronoia en la literatura científica, más bien son teorías e hipótesis de especialistas. Sin embargo, esto no quita que seamos cautos. Ciertos movimientos místicos nos dicen que deseemos todo aquello que queremos con mucha fuerza y en poco tiempo lo tendremos. Lo peligroso de la pronoia no es pensar que el universo nos favorece, lo peligroso es abandonarnos y dejar que la vida nos arrastre.

Podemos estar meses, si no años, deseando que ocurra algo o tener una nueva posesión, sin luchar, en realidad, por conseguirlo.  Por ello, es tan importante no dejar en manos del universo aquello que nos proponemos, sino caminar hacia nuestros objetivos. Podemos pensar que, si actuamos de forma correcta, todo estará a nuestro favor y recogeremos los resultados deseados, pero sin dejar de trabajar por aquello que queremos.

Imágenes cortesía de Henrietta Harris


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Goldner, F. H. (1982). Pronoia. Social Problems30(1), 82-91.
  • Jesus, S., Costa, A., Garrido, P., & Alcafache, J. (2021). Pronoia or reverse paranoid delusion: A brief exploration into a conspiracy in your favour. European Psychiatry64(1), S767-S767.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.