5 errores cotidianos del cerebro
Hay varios errores cotidianos del cerebro que pasan desapercibidos para la mayoría de nosotros. Reciben el nombre de sesgos cognitivos y obedecen a un procesamiento inexacto de la información que nos aporta la realidad.
La razón para que surjan estos errores cotidianos del cerebro es que el ser humano necesita responder rápidamente a los estímulos que recibe. Por esa razón, el cerebro emplea el camino más simple para interpretar la información que le es proporcionada. No siempre ese camino conduce a una conclusión valedera.
Lo que hacemos es poner una especie de filtros entre la información y la interpretación de la misma. Lo volvemos fácil para nosotros, aunque inexacto desde el punto de vista de la razón. No es voluntario, sino que opera de forma automática. Enseguida te compartimos cinco de esos errores cotidianos del cerebro en los que todos incurrimos alguna vez.
“Tal vez sea la propia simplicidad del asunto lo que nos conduce al error”.
-Edgar Allan Poe-
1. Dar como válidas las ideas que se parecen a las nuestras
Este es uno de los errores cotidianos del cerebro más frecuentes. Técnicamente recibe el nombre de sesgo de confirmación y consiste en que, sin darnos cuenta, tendemos a filtrar la información de una manera que confirme lo que pensamos o sentimos previamente.
En otras palabras, pensamos que es verdadero todo aquello que confirme lo que pensamos o sentimos con anterioridad y nuestra atención es selectiva a ello. Si aparece algún dato o información que lo contradiga, automáticamente tendemos a rechazarla. Lo habitual es que la cataloguemos como “falsa”, sin someterla a una evaluación concienzuda.
2. Ocuparse de situaciones irremediables
Siguiendo la lógica, todo aquello que no tenga solución o que resulte irremediable debería salir de nuestro cajón de preocupaciones una vez aceptada esta naturaleza. Para qué gastar tiempo y energía en ello si es imposible resolverlo o cambiarlo. Sin embargo, los seres humanos no solemos guiarnos por esa lógica tan simple.
Con frecuencia, nuestra mente se ocupa de lo imposible. Tendemos a darle mucha importancia, porque eso forma parte de nuestra línea evolutiva. Lo perdido o lo que no podemos lograr llama más nuestra atención porque lo asumimos como algo de lo que debemos protegernos.
3. Autoengañarse con las compras innecesarias
Por supuesto que es un error hacer compras innecesarias, de manera compulsiva. Sin embargo, desde el punto de vista de los errores cotidianos del cerebro, lo importante no es la compra en sí, sino todo el proceso mental que llevamos a cabo después de realizarla. Es una especie de resaca emocional que nos lleva a construir un sesgo cognitivo.
Una gran cantidad de personas se sienten culpables después de gastar dinero en algo que no necesitan. Para evitar ese estado displacentero, dedican una importante cantidad de tiempo a elaborar un recetario de razones que sostengan en pie la idea de que lo innecesario sí es necesario. El objetivo es autoconvencernos de esto y así eliminar el remordimiento.
4. Comparar lo incomparable, uno de los errores cotidianos del cerebro
Este es uno de esos errores cotidianos del cerebro que la publicidad conoce y utiliza. Supongamos que ves una etiqueta en la que comparan dos precios. Algo así como “Antes 100 euros, hoy a 79 euros”. De inmediato te llama la atención y lo procesas como una oportunidad muy favorable que se te está presentando. Dado este paso mental, es más probable que termines comprando. ¿A quién le gusta dejar pasar oportunidades?
El punto es que rara vez nos tomamos la molestia de corroborar la información. ¿En verdad antes eso costaba 100 euros y hoy bajó de precio? En este caso, nuestro cerebro simplemente se deja llevar por la evaluación que hace de una comparación favorable. Dicha comparación lleva a tomar decisiones que gratifican, aunque se basen en algo que no sea realmente cierto.
5. Creer en lo opuesto para tranquilizarnos
Según varios estudios llevados a cabo por Eduard Punset, profesor de Ciencia, tecnología y sociedad en la Universitat Ramon Llull, el cerebro tiende a cambiar la percepción que tenemos de la realidad cuando esa realidad nos atormenta de modo significativo. Lo llamativo es que suele llevarnos a creer lo opuesto, para conjurar la ansiedad que algo nos puede despertar.
El ejemplo más clásico de esto es la negación de la muerte. Muchos no logran tolerar la idea de desaparecer definitivamente. Por eso, independientemente de las creencias religiosas, tienen la convicción de que la vida se extiende más allá de la muerte. Pese a que no haya ninguna evidencia que respalde esto, se niegan a pensar de otra manera.
Estos son apenas algunos ejemplos de los errores cotidianos del cerebro, pues hay muchísimos más. Pese a que nuestra mente tiene una capacidad infinita, también tiende a tomar atajos para simplificar las cosas y construir ágilmente una respuesta frente a la realidad. No sobra que de cuando en cuando evaluemos qué tan objetivas son nuestras percepciones.
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- Concha, D., Ramírez, M. Á. B., Gallardo, I., Rovira, D. P., & Rodríguez, A. F. (2012). Sesgos cognitivos y su relación con el bienestar subjetivo. Salud & Sociedad, 3(2), 115-129.