5 fábulas de Esopo para reflexionar
Las fábulas de Esopo son brevísimos relatos que nos dejan una enseñanza o moraleja. Este artículo habla de sobre ellas pero puede que Esopo no sea este necesariamente su autor real.
Varias versiones de la vida de Esopo nos dicen que era un esclavo de Samos, una isla griega en el norte del Mar Egeo. Nació mudo y su aspecto físico no encajaba precisamente con los cánones de belleza de la época. Por contra, era notablemente inteligente e ingenioso.
¿Qué podemos sacar de esta historia sobre qué son las fábulas y cómo fueron consideradas en la antigua Grecia? Atribuir la autoría de las fábulas de Esopo a un esclavo significa que los mensajes de las fábulas estaban destinados principalmente a los esclavos. El fin era tener una guía de conducta moral para ellos, ya que no seguían una educación académica pero tenían que convivir en sociedad.
Se cree que las fábulas que presentan animales para enseñar lecciones a los humanos fueron “inventadas” por un autor en el límite entre lo animal y lo humano. Esopo, una vez que alcanza la fama, comete los errores que condujeron a su muerte en Delfos.
La historia de su vida refuerza un tema importante en las fábulas: la de ser incapaz de cambiar la naturaleza y el estado de uno. Su destrucción finalmente se produce como resultado de estos cambios.
Las fábulas de Esopo como un tipo de filosofía
La palabra “fábula” proviene del latín. En última instancia, significa ‘historia’ y se deriva de la palabra fari que simplemente significa ‘hablar’. Theon lo llamó “un discurso falso que representa la verdad”.
La biografía de Esopo nos muestra que las fábulas están relacionadas con nuestro lado más animal. Aristóteles sugirió que la vida más feliz es la que se pasa en un estado de contemplación intelectual pura, mientras que Platón apostó por el conocimientos de las formas, en especial de lo bueno, lo justo y lo bello.
Sin embargo para la mayoría de las personas, este tipo de filosofía no está disponible, ya que no tienen los recursos para seguir la filosofía académica. La mayoría de nosotros estamos más cerca del animal que de lo divino y nos beneficiaremos más de los consejos que se enmarcan en ese tipo de historias. Para esas personas, las fábulas que unen al animal y al humano serán mucho más valiosas que la filosofía platónica o aristotélica.
Fábulas de Esopo como guía de conducta en la Grecia antigua
Las fábulas de Esopo proporcionan un conjunto útil de principios para conducirnos de acuerdo con las antiguas creencias morales griegas.
Fábulas de Esopo: La perra y sus cachorros
“Una perra a punto de tener su cría, seriamente pidió a un pastor un lugar donde posarse para dar a luz a sus cachorros. Cuando su petición fue concedida, de nuevo suplicó permiso para alimentar y criar a sus hijos en el mismo sitio. El pastor otra vez aceptó. Pero al cabo de algún tiempo, la perra, rodeada de sus cachorros ya crecidos, y capaces de defenderse y atacar, afirmó la toma del lugar para su derecho exclusivo, no permitiendo al pastor acercarse”.
Antes de conceder un beneficio, suele ser positivo definir los límites de esta concesión y evaluar las consecuencias que puede deparar.
Fábulas de Esopo: La mosca
“Cayó una mosca en una olla llena de carne. A punto de ahogarse en la salsa, exclamó para sí misma:
-Comí, bebí y me bañé; puede venir la muerte, no me importa ahora”.
Una forma de protegernos frente al fracaso es convencernos de que en realidad no nos importa lo perdido.
La zorra y los racimos de uvas
“Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca.
No pudiendo alcanzarlos, se alejó diciéndose:
-En realidad ni los quería, estaban tan verdes…”.
Nuestra mente es capaz de convencernos de que no queríamos lo que en realidad queríamos para hacernos sentir mejor.
Las ranas pidiendo rey
“Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey.
Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca.
Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso.
Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.
Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión”.
A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor, pero peligroso para el pueblo.
La rana que decía ser médico y la zorra
“Gritaba un día una rana desde su pantano a los demás animales:
-¡Soy médico y conozco muy bien todos los remedios para todos los males!
La oyó una zorra y le reclamó:
-¿Cómo te atreves a anunciar ayudar a los demás, cuando tú misma cojeas y no te sabes curar?”.
Nunca proclames ser lo que no puedes demostrar con el ejemplo.
Conclusión
Las fábulas de Esopo son muy adecuadas ya que contienen una enseñanza sencilla aplicable a situaciones cotidianas. En el mundo griego esas lecciones estaban orientadas al día a día de personas que a menudo se encontraban en posiciones de delicadas.
Para aquellos que estaban más arriba en la escala socioeconómica, las fábulas podrían proporcionar una instrucción valiosa. En el mundo moderno, a medida que las comunicaciones se vuelven más cortas y más inmediatas, podemos ver una especie de transformación de la fábula, aunque, por supuesto, las lecciones en el mundo de hoy pueden ser muy diferentes – o muy parecidas en el fondo – a las de la antigua Grecia.