5 frases de Emilio Lledó
¿Necesitas inspiración? ¿Por qué no pruebas leyendo algunas de las mejores frases de Emilio Lledó? Este filósofo, profesor y pensador está considerado por muchos como ‘el sabio oficial de España’.
Lledó, a sus más de 90 años, posee una experiencia y una obra difícil de resumir en un artículo. Nacido en Sevilla en 1927, podemos resumir su recorrido profesional e intelectual como el de un trabajador incansable.
Así pues, como una estrategia para resumir su pensamiento, hemos querido destacar algunas de sus frases más significativas.
Emilio Lledó, el sabio oficial de España
Emilio Lledó se fue a vivir a Vicálvaro con solo seis años de vida. Allí precisamente conoció a don Francisco, el maestro de su escuela, a quien Lledó considera como el artífice de inculcarle su pasión por el conocimiento y su curiosidad por el saber.
Desde aquella lejana infancia de Lledó, estudió filosofía y se marchó a Alemania para trabajar como profesor sin conocer el idioma. Luego, volvería a España en los años 60 y daría clases en Barcelona, Tenerife y Madrid, convirtiéndose en una inspiración para muchos de sus alumnos.
Lledó considera que la educación es mucho más que memorizar, repetir, escribir en un examen y pasar de curso. Para él, el entusiasmo por el conocimiento es vital para inocular en los niños desde bien pronto la pasión por el saber.
Emilio Lledó es premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, entre otros muchos galardones, miembro de la Real Academia Española y respetado por obras y ensayos numerosos como El silencio de la escritura, Memoria de la ética o Elogio de la infelicidad.
Frases de Emilio Lledó
A continuación, leemos algunas de las más interesantes frases de Emilio Lledó, el incansable defensor de la libertad humana. En ellas queda marcada su lucha por hacernos saber del poder transformador de la educación y el pensamiento para que seamos más felices y justos.
El futuro
“No hay futuro sin memoria”.
La primera de las frases de Emilio Lledó que rescatamos hoy recuerda a otra muy célebre que dice: ‘el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla’. Sin memoria, los seres humanos estamos condenados a repetir constantemente los mismos errores, hipotecando nuestro futuro en el proceso.
Por otro lado, las personas solemos utilizar nuestros recuerdos para formarnos expectativas. Así, en muchos casos lo que esperamos que suceda tiene mucho que ver con la secuencia de acontecimientos de los que fuimos testigos en otras ocasiones.
Los valores y los símbolos
“Creo que cualquier bandera entorpece. Lo que tenemos que tener es una bandera de justicia, de bondad, de educación, de cultura, de sensibilidad, de filantropía, otro sustantivo maravilloso de los griegos, el amor a los otros”.
El profesor Lledó siempre ha tenido por bandera los valores positivos. Para él, determinados símbolos sirven más para generar conflictos o separar que para sumar como elemento de cooperación y entendimiento. Por contra, piensa que, frente a las banderas o los himnos, son los valores humanos aquellos que merecen ser esa hoguera alrededor de la que nos reunamos.
La memoria
“El Alzheimer colectivo es todavía mucho peor que el Alzheimer individual, y un país sometido a la falsificación de lo colectivo es un país condenado”.
Emilio Lledó se refiere a esa responsabilidad que tenemos como sociedad, y con las futuras generaciones, de no olvidar. De utilizar los errores pasados como contenido para la pizarra de aquello que no debe repetirse, por ser sus consecuencias, desastrosas, conocidas.
Desgraciadamente, como denuncia, en muchas ocasiones, esto no pasa. Siguen existiendo guerras que solo sirven a intereses limitados y privados, personas que se siguen haciendo ricas valiéndose del conflicto y la destrucción.
El dinero
“En esta sociedad los que no se lucran son considerados tontos, pero en realidad la gran desgracia es la obsesión por el dinero”.
Otro caballo de batalla del profesor Lledó siempre fue la obsesión de algunos por enriquecerse a costa de los demás. Eso acaba por ser un problema, pues confundimos éxito con riqueza, desprestigiando a aquellas personas cuyos valores son diferentes.
En España fue un fenómeno frecuente durante los años previos a la crisis. En aquellos círculos en los que la corrupción era muy grande, el sospechoso era aquel que no robaba o utilizaba sus influencias para enriquecerse.
La libertad de expresión
“El aprendizaje no es importante, sobre todo ahora que tenemos tantos medios de conocimiento e información; lo importante es crear libertad intelectual y capacidad de pensar”.
Para Emilio Lledó, más que la libertad de expresión, es importante la libertad de pensamiento. A esta libertad solo se llega a través de la cultura y la intelectualidad. De nada sirve hablar si no se sabe qué se dice.
Estas frases de Emilio Lledó representan pequeños apuntes de su pensamiento. De su defensa de los valores por encima de aquellos instrumentos susceptibles de ser combustible para enfrentamientos y conflictos. De su reconocimiento a la memoria, como lugar al que ir para no repetir errores pasados.