5 hallazgos de la neurociencia que respaldan la pedagogía Montessori
“La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejándola libre para que se desarrolle”, afirmó María Montessori hace más de un siglo. Hoy, el triángulo educativo en el que se basa su pedagogía y sus principios fundamentales están siendo evidenciados por la neurociencia.
Es más, Steve Hughes, neuropsicólogo, pediatra y padre Montessori, tiene la firme convicción tras años de experimentación de que el Método Montessori potencia ciertas funciones cerebrales que ayudan a expandir el desarrollo cognitivo. Incluso le ha puesto los apellidos al método de “sistema original de aprendizaje basado en el cerebro”.
El desarrollo neurológico se ve potenciado por el aprendizaje a través de la metodología Montessori. Esta afirmación no solo se puede respaldar en cientos de casos de desarrollo exitosos desde su fundación, sino por los distintos descubrimientos que la neurociencia actual ha realizado. Veamos 5 de ellos:
1.Las manos son el instrumento del cerebro
“Con las manos concibe el ser humano su entorno. Ellas son las herramientas ejecutoras de la inteligencia. Las manos son creativas, pueden producir cosas. Los órganos sensoriales y la capacidad de coordinación se desarrollan a través de las actividades manuales”, afirmó María Montessori.
Hoy en día sabemos que los recursos que el cerebro emplea para procesar los estímulos sensoriales que percibe a través de las manos en sensiblemente superior a otras partes del cuerpo. Así, podríamos decir que experimentar el mundo a través de las manos es el equivalente a la entrada por la puerta grande de nuestro cerebro y, por ello, estas deben jugar un papel principal en el aprendizaje.
En la imagen podemos observar lo que se denomina “homúnculo motor y homúnculo sensorial”. Este término se usa para describir una figura humana distorsionada dibujada para reflejar el espacio sensorial relativo que nuestras partes corporales representan en la corteza cerebral. En ambos homúnculos vemos cómo las manos son sensiblemente más grandes que otras zonas.
2.La experimentación natural potencia las capacidades y competencias del niño
“La educación es un proceso natural realizado por el niño y no se adquiere escuchando palabras, sino mediante las experiencias del niño en su entorno”, afirmó María Montessori.
Favorecer la experimentación libre y natural significa animar a los niños y bebés a moverse y a comunicarse con su entorno. Los pequeños que aprenden a través de la pedagogía Montessori pasan más tiempo en movimiento que en las escuelas tradicionales; es decir, se exige una relación activa con el medio, lo cual promueve un dominio mayor de las habilidades motoras, sensoriales, emocionales y cognitivas.
Así, el beneficio de la promoción de una actitud activa en relación al entorno hace a bebés y niños más competentes a la hora de reconocer las intenciones ajenas. Este descubrimiento se apoya en distintas investigaciones sobre los beneficios del juego con manoplas de velcro para provocar una acción intencionada. En definitiva, promover que los niños hagan algo les ayuda a aprender más rápido que la mera observación, tal y como asevera el texto publicado en 1981 por Kandel y colaboradores.
3.Las funciones ejecutivas y Montessori
Las funciones ejecutivas son aquellas habilidades cognitivas que nos permiten manipular ideas mentalmente. Estas capacidades mentales promueven la resolución consciente, activa, voluntaria y eficaz de los problemas que se presentan en la vida cotidiana.
Aprender a ser flexibles y a aceptar los cambios en el entorno, concentrarnos en una tarea, continuarla con un objetivo, resistir nuestros impulsos y retener la información en nuestra mente para operar con ella son habilidades indispensables para un correcto desarrollo.
El término “funciones ejecutivas” clasifica estas habilidades en tres categorías: inhibición, memoria de trabajo y flexibilidad cognitiva. Si estas funciones no están bien desarrolladas, se puede incluso diagnosticar erróneamente trastornos como el TDAH u otras dificultades de aprendizaje.
Desde la pedagogía Montessori, desarrollada en un momento en el que no se conocía esto, se ayuda a desarrollar estas funciones con distintas actividades como por ejemplo la espera, la búsqueda de material traspasando un laberinto conformado por compañeros realizando otras actividades, etc. Las investigaciones evidencian que los niños que han asistido a centros de pre-escolar Montessori, muestran una ejecución mejor en esta familia de procesos mentales cerebro-espinales.
4.Los períodos sensibles o ventanas de la oportunidad en la infancia
María Montessori observó que en la infancia se daban períodos sensibles para el aprendizaje. En estos momentos evolutivos reside un gran potencial neuroemocional y, por ello, la educación es primordial. Concretamente, es esencial que en el período de los 0 a los 11 años los niños exploren su mundo de la manera más autónoma posible.
Así, de manera global podemos hablar de la creación de microcosmos o micromundos Montessori. Esto es la creación de un entorno puramente infantil: muebles del tamaño de los niños, juguetes que potencien la exploración y la flexibilidad cognitiva, etc. La neurociencia ha identificado estas etapas en las que el cerebro necesita de una cierta estimulación para desarrollarse.
Autor desconocido
5.Las neuronas espejo como base del aprendizaje
Que los niños viesen y experimentasen el mundo es la base de la inquietud que inculca la metodología Montessori entre los más pequeños. Las neuronas espejo, las cuales se encuentran en el lóbulo frontal, ayudan a absorber la información del entorno a través de los sentidos. Esto fue descubierto por María Montessori mediante la observación y posteriormente corroborado por el hallazgo de estas neuronas especializadas en la imitación.
Como vemos, el método Montessori es un método que está obteniendo un gran respaldo científico y que debe seguir siendo estudiado de manera exhaustiva, ya que garantiza la creación de un universo basado en el afecto y el respeto de los ritmos individuales de cada niño y entorno.