5 mitos sobre la ansiedad que debes conocer
Todavía se dan por válidos ciertos mitos sobre la ansiedad que no benefician en nada a quienes conviven con este demonio, con esta entidad que devora nuestra calma y equilibrio vital. Nadie elige su propio trastorno, su enfermedad o ese agujero negro del que tanto cuesta emerger si nuestro entorno no es favorecedor y se siguen manteniendo ideas erróneas e incluso dañinas.
En esta actualidad donde no dejan de salir movimientos sociales reclamando derechos o visibilizando realidades que hasta no hace mucho quedaban relegadas al rincón del silencio y la represión, ha surgido otro que no debe pasarnos desapercibido. Bajo el título “Yo no he elegido mi enfermedad” se intenta poner sobre la mesa la situación que viven muchas de esas personas que a día de hoy lidian con una depresión, un trastorno bipolar, estrés postraumático, trastornos de ansiedad, etc. Personas que de alguna manera son culpabilizadas y responsabilizadas, cuando no han elegido el sufrimiento que arrastran.
“La ansiedad es parte de la naturaleza humana, pero ella nos hace cautivos cuando la posibilidad entra en conflicto con la realidad y cuando el presente se obsesiona con el futuro”.
-Kierkegaard-
Hacerlo, visibilizarlo y dar voz a todo este movimiento es importante. Lo es en primer lugar porque gran parte de la población navega aún en las aguas del desconocimiento absoluto sobre lo que son los trastornos o las enfermedades mentales. Asimismo, tampoco podemos olvidar que al propio desconocimiento se le añade el estigma y el peso del prejuicio.
Nada de esto ayuda a la persona que intenta saber lo que le ocurre; es más, en muchos casos supone un obstáculo para que busque ayuda por el “qué dirán”. De este modo, lo único que se logra es cronificar estados hasta que causan un grado de sufrimiento máximo, hasta que se vuelven totalmente invalidantes. Nada de esto es permisible ni aceptable. Por tanto, algo tan simple como conocer, aclarar términos y visibilizar este tipo de realidades da forma a entornos más favorables.
1. La ansiedad es únicamente un desequilibrio químico
A día de hoy, aún hay muchos profesionales de la salud que mantienen la idea de que la ansiedad responde en “exclusiva” a un simple desequilibrio químico de nuestro cerebro. Cabe decir que esta es una verdad a medias, o mejor dicho, un enfoque incompleto que no podemos dar por válido.
¿La razón? Sabemos que ofrecer a un paciente un tratamiento farmacológico donde regular la producción de serotonina confiere bienestar a la persona. Sin embargo, la medicación por sí misma no logra una recuperación completa ni duradera. En muchos casos la sintomatología solo remite mientras se mantiene la medicación.
La idea de que la ansiedad se resuelve solo con química no siempre es el acertado. Necesitamos de más estrategias que complementen el tratamiento.
2. Si mis padres han sufrido trastornos de ansiedad yo también los padeceré
Este es otro de los mitos sobre la ansiedad más comunes: atribuir la predisposición genética a todos nuestros problemas, enfermedades y trastornos. No es lo adecuado y es necesario matizar el titular: puede haber un aumento del riesgo, una pequeña probabilidad pero nunca una determinación absoluta. En cualquier caso, siempre se pueden adquirir a modo de precaución.
3. Si sufro ansiedad es porque estoy haciendo algo mal en mi vida
El trastorno de ansiedad generalizada es una de las enfermedades mentales más comunes. El impacto que tiene en la vida de la persona es inmenso, caótico y desgastante. Así, y en caso de que alguien del entorno de ese paciente le comente que esa realidad que sufre es responsabilidad suya por “hacer las cosas mal”, incrementará aún más el abatimiento, disminuirán las ganas de encontrar soluciones.
En primer lugar, recordemos que la ansiedad, por sí misma, es parte de la naturaleza humana. No obstante, en ocasiones ciertos eventos ambientales, el entorno, nuestro pasado, nuestra predisposición y la forma en la que afrontemos y procesemos nuestra realidad, determinará el mayor o menor riesgo de desarrollar este tipo de trastornos.
4. Soy una persona ansiosa, la ansiedad forma parte de mí y no lo puedo cambiar
Este es sin duda otro de los mitos sobre la ansiedad más recurrentes. Hay quien piensa que la ansiedad forma parte de su propia personalidad y por tanto no hay nada que hacer, no habrá terapia ni tratamiento que lo pueda remediar. Piensa que es así y punto. Identifica a la ansiedad como parte de su ser, como una emoción inmanente a su personalidad.
Cambiemos el enfoque y asumamos una visión más realista, lógica y optimista de la ansiedad y de cualquier otro tipo de trastorno. Todos podemos integrar nuevos estilos de pensamiento, gestionar mejor nuestras emociones, cambiar conductas, hábitos e incluso re-programar nuestro cerebro para conferirle calma, para mejorar su enfoque…
5. La relajación profunda, por si sola, puede resolver mi trastorno de ansiedad
Los trastornos de ansiedad no se resuelven como quien haya la solución a un enigma: se tratan. La palabra “tratamiento” tiene varios significados que es necesario tener en cuenta:
- Es un trabajo activo por parte del psicólogo y sobre todo del paciente.
- El tratamiento implica que la persona aprenda una serie de estrategias que aplicará siempre, no solo hasta que perciba mejoría. Debemos asentar ese estado de recuperación para que perdure.
- A su vez, es vital entender que para tratar la ansiedad no se recurre a un solo enfoque. Porque tratamiento también significa búsqueda, significa combinación de diferentes estrategias: la relajación profunda, la psicoterapia, la modificación de conducta, la meditación, el deporte, la práctica de nuevas aficiones…
En resumen, la relajación profunda ayuda, pero deben utilizarse más recursos para lograr una recuperación total y permanente. Podríamos decir que pocas veces vamos a necesitar de más estrategias en ese viaje donde hallar lo que de verdad nos ayuda, lo que de verdad nos permitirá calmar la desesperación, apagar los miedos y manejar nuestras preocupaciones de un modo más válido.
Para concluir, los mitos sobre la ansiedad contribuyen a entorpecer la labor terapéutica y la normalización de una enfermedad que puede tratarse con éxito. No nos olvidemos que en la actualidad se considera ya a la ansiedad como una epidemia, y que presenta a su vez una mayor incidencia en la población más joven. Por tanto, es necesario implementar medidas de prevención, facilitar estrategias con las que entender que la mente no tiene por qué ir más rápido que la vida.