5 señales que indican que llegó la hora de cambiar de trabajo
El mundo laboral se ha vuelto muy volátil. Hay tanta gente en paro que muchas veces un puesto mediocre es visto como la panacea para quien ha estado mucho tiempo desempleado. No es raro encontrar a quienes sufren por esto, pero no se deciden nunca a cambiar de trabajo.
Sin embargo, frente a esta situación hay que tener mucho cuidado. A veces mantenerse en una labor que uno detesta puede llegar a tener graves consecuencias. La mente, por supuesto, sale afectada de una situación así. El cuerpo también. Estar atrapado en una cotidianidad que se rechaza es algo que enferma, en sentido literal.
“No aprovechan los trabajos si no han de enseñarnos algo”.
-José Hernández-
Por lo general, es el miedo el que nos impide cambiar de trabajo. Es tan fuerte ese temor que preferimos malgastar la vida y nuestros mejores años haciendo algo que no queremos. Ahora bien, casi siempre el miedo es infundado. Se trata más bien de desconfianza frente a nuestras capacidades y de una lectura un tanto paranoica de la realidad. Sí es cierto que conseguir un nuevo empleo no es fácil, pero tampoco imposible.
Quizás debamos enfrentarnos a un periodo de incertidumbre cuando decidimos cambiar de trabajo. O tal vez debamos conformarnos con una paga menor. Sin embargo, esos problemas son mucho más fáciles de sobrellevar que un trabajo que ya no se resiste. Para saber si llegó la hora de cambiar de trabajo, evalúa la presencia de estas señales.
1. Si no te pagan, es hora de cambiar de trabajo
Parece extraño decir esto, pero hay muchas personas en el mundo actualmente que trabajan sin que les paguen. A veces se engaña con supuestas capacitaciones o gigantescos periodos de prueba. Te piden pagar la capacitación y luego trabajar gratis mientras llegas a cierto nivel que los empleadores deciden.
En otras ocasiones lo que ocurre es que no te pagan el salario completo, o dejan de pagarte de pronto, por dificultades financieras. Te piden, informalmente, tiempo para ponerse al día. Pasan muchas semanas y nunca lo hacen. No esperes para cambiar de trabajo si las cosas están así.
2. La constante amenaza de despido
Muchas empresas han optado por contratar y despedir a sus empleados constantemente. Los trabajadores están atados a topes de rendimiento, o simplemente tienen una forma de contrato que permite su despido en cualquier momento.
Este tipo de mecanismo solo promueve malestar. La ansiedad es la constante. Nadie quiere perder su empleo y por eso casi todos se vuelven extremadamente manipulables y falsamente eficientes. El clima laboral suele estar cargado de tensión y enfados reprimidos, junto con el miedo. Un empleo así no vale la pena. Mejor que piensen en cambiar de trabajo.
3. Sientes que te quemaste
El trabajo siempre implica esfuerzos y, de cuando en cuando, hacer tareas que no terminan de agradarte. Sin embargo, lo que debe primar es un gusto o interés por lo que se hace. Cuando, en cambio, básicamente ya no se siente ninguna atracción por las actividades, quizás es tiempo de pensar en cambiar de trabajo.
Esto comienza con sentimientos de apatía o desgano. Pero puede escalar y convertirse en ansiedad, fatiga, depresión y enfermedades en el cuerpo. No se tienen por qué alargar ciclos que ya se han completado. Por drástico que parezca, es momento de cambiar de aire.
4. No valoran tu trabajo y no creces en él
Una de las razones que nos lleva a sentirnos motivados para trabajar es la retroalimentación que recibimos. Esto es, el reconocimiento de nuestro esfuerzo, nuestros logros o nuestras capacidades.
Si sientes que tu trabajo no es apreciado, por más que pones todo de tu parte, tal vez sea una buena idea cambiar de trabajo. Si no valoran lo que haces, difícilmente podrás avanzar laboralmente. Y si no avanzas, más temprano que tarde verás en tu trabajo una carga y no una vía de superación.
5. Abandonaste mentalmente tu labor
A veces se llega a un punto en el cual uno se desconecta mentalmente de todo lo que tiene que ver con el trabajo. Se manifiesta como un deseo de estar el menor tiempo posible trabajando, distracción constante y diseño de planes que no toman en cuenta para nada al trabajo.
En ese caso lo que ocurre es que mentalmente ya abandonaste tu trabajo. Este no te dice nada, ni tiene realmente lugar en tu vida. Sigues por costumbre, por miedo o por necesidad, pero tu mente y tu corazón ya están muy lejos. Mejor que asumas tu realidad.
Por más duro que te parezca, siempre es mejor cambiar de trabajo a tiempo que cargar con todas las consecuencias que puede traer el no hacerlo. Pasamos buena parte de nuestra vida trabajando. Lo mínimo que podemos esperar es que sintamos que esto contribuye a nuestro crecimiento y no a nuestra decadencia.