5 señales que preceden al Alzheimer
El Alzheimer es un tipo de demencia que suele manifestarse a partir de los 60 años. Desgraciadamente, con los medios que contamos en la actualidad, su curso es imparable. Su avance al principio suele ser lento: empiezan a tener problemas para recordar determinadas cosas y, posteriormente, tienen pérdidas de memoria más graves hasta el punto de no reconocer a sus familiares. Es entonces cuando las personas que lo sufren se vuelven dependientes de los demás.
En las primeras fases de este trastorno ciertas partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje empiezan a verse afectadas. Por eso, aunque pueda parecer que el Alzheimer llega sin hacer ruido, lo cierto es que hay determinadas señales que pueden delatar su presencia, incluso cuando estas no son muy salientes.
El riesgo de padecer Alzheimer es más elevado si existen en la familia personas que han sufrido esta enfermedad.
1. El desempeño de las labores diarias es más difícil
Es normal que de vez en cuando nos olvidemos las llaves dentro de casa, de pagar una factura o de alguna otra situación cotidiana. Sin embargo, a las personas que están empezando a sufrir Alzheimer esto les ocurre con mucha más frecuencia y, en ocasiones, puede suponer algún peligro.
Por ejemplo, pueden dejar el gas encendido sin darse cuenta, con el riesgo que ello conlleva. De la misma manera, pueden dejar un bizcocho haciéndose en el horno y no acordarse de sacarlo. En ocasiones, estas personas también olvidan cómo preparar determinadas comidas sencillas e, incluso, cómo servirlas. Es decir, no se acuerdan de cómo disponer los platos, las servilletas, de los cubiertos que hay que poner…
Poco a poco, la enfermedad del Alzheimer va provocando ciertas limitaciones que evitan el desempeño de las labores cotidianas más pequeñas e insignificantes.
2. Los problemas para comunicarse son notables
En alguna ocasión hemos experimentado el fenómeno que conocemos como “lo tengo en la punta de la lengua“. Pero este fenómeno cotidiano, que alude a un problema en la recuperación de la información, puede tener un significado más serio en algunas personas. Puede ser una señal de que están empezando a sufrir Alzheimer.
Las personas que sufren este trastorno presentan serias dificultades para encontrar la palabra adecuada cuando están intentando comunicar algo. A veces, incluso les resulta complicado completar una frase o darle el sentido adecuado. Esto ocurre porque no son capaces de sustituir esa palabra que tienen “en la punta de la lengua” por un sinónimo, ni siquiera de poder explicar lo que quieren decir utilizando otras palabras.
Debido a esta enfermedad, las personas con Alzheimer empiezan a tener problemas para comunicarse cada vez más notorios pues el vocabulario se va reduciendo y se olvidan de palabras muy simples, usadas en el día a día y sin las cuales resulta complicado expresarse de una manera coherente y comprensible.
3. Desorientación en lugares que conocen bien
Una de las señales de alarma más importantes que presenta el Alzheimer es la desorientación. De repente, las personas que lo padecen se pierden cuando salen a la calle, por su propio barrio. En ocasiones, incluso pueden llegar a sufrir breves episodios de desorientación dentro de su propio hogar.
No saben, repentinamente, dónde se encuentra el aseo o no reconocen la casa en la viven. Experimentar esta situación puede provocarles graves episodios de estrés y ansiedad. Estas señales deben ser tenidas en cuenta, por muy breves que sean, ya que pueden estar indicando que se padece Alzheimer.
Con la edad a veces se sufre un deterioro cognitivo leve que provoca que se olviden cosas con frecuencia, como citas con el médico o dónde se ha puesto un objeto. Sin embargo, no todas las personas que tienen un deterioro cognitivo leve tendrán Alzheimer.
4. Dificultad para pensar de manera abstracta
Si dejamos a nuestros hijos con el abuelo o la abuela y mientras se están bañando y se olvidan por completo de ellos, puede ser una señal de alarma sobre el Alzheimer. Es normal un despiste temporal, pero las personas con Alzheimer se olvidan de forma completa de lo que estaba a su cargo e incluso tienen problemas para acceder al recuerdo cuando se les dice que esto era así.
Esto también les sucede cuando están buscando algo. Las personas con Alzheimer extravían objetos con mucha facilidad, debido a que suelen colocar, por ejemplo, el azúcar en un lugar inapropiado, como puede ser el horno o la nevera.
De esta manera, cuando van a buscarlo al lugar al que pertenece no lo encuentran e incluso han olvidado dónde lo habían puesto. En ocasiones, también se olvidan de lo que estaban haciendo. Por ejemplo, si están limpiando y van a buscar la escoba para barrer, puede que por el camino se olviden de que estaban limpiando y se pongan a hacer otra cosa.
5. Cambios de ánimo muy bruscos
Las personas con la enfermedad de Alzheimer tienen cambios de ánimo muy bruscos sin motivo aparente. Pueden ponerse a llorar cuando previamente estaban en calma o pueden enfadarse cuando antes estaban sonriendo y evidenciaban cierta tranquilidad.
Pero, además de todo esto, se produce un cambio que deja patente que se sufre este trastorno que es que pierden la iniciativa por hacer las cosas. Olvidarse de lo que estaban haciendo, la desorientación y los cambios de ánimo que sufren las agota de tal manera que se cansan con facilidad y se vuelven muy pasivas en el desempeño de cualquier labor.
Las personas con Alzheimer necesitan a alguien que las motive a hacer cosas, como salir a pasear, quedar con otras personas, hacer las labores del hogar, asearse… Pues esta enfermedad anula toda su iniciativa.
Estas son algunas señales de alarma que podemos tener en cuenta para sospechar de una posible demencia. Es necesario recalcar que al principio pueden ser muy sutiles, tomadas por fenómenos normales que nos ocurren a todos y no tomadas en cuenta. Sin embargo, con el tiempo se harán cada vez más evidentes, claras y frecuentes.
Detectarlas cuando el Alzheimer se encuentra en la primera parte de su desarrollo hará que el tratamiento sea más efectivo, retrasando así el curso de la enfermedad. Esto hará que el paciente pueda mantener su independencia durante más tiempo y que su calidad de vida no se reduzca tan rápido.