9 maneras de ayudar a los niños a escuchar mejor
¡Este niño no sabe escuchar! ¿Cuántas veces has oído o dicho esto? Seguro que muchas. Puede que más de una vez te lo dijeran a ti de pequeño.
Es difícil no tomarse como algo personal el hecho de que un niño no nos escuche, y considerarlo como una falta de respeto. Y resulta tentador elevar el volumen y gritarle para decirle las cosas, incluso para amenazarle si persiste en su actitud.
Conseguir que un niño escuche no es cuestión de hablar más alto, ni de amenazarle para conseguir su atención. De hecho, el problema de muchos niños es que no se dan cuenta de que alguien se está dirigiendo a ellos.
A veces el problema es que tienen muchos focos abiertos, muchas cosas a las que atender, y no consiguen desconectar a tiempo o de la forma adecuada.
¿No te parece que esto también nos ocurre a los adultos? La verdad es que sí. Tenemos tantas cosas que hacer que es fácil que no nos demos cuenta de que nos están hablando, o tenemos la cabeza en otra cosa y nos despistamos a la mínima.
Con los siguientes consejos no solo conseguirás que los niños te escuchen mejor, sino que lograrás mejorar tu comunicación también con los adultos. En la mayoría de los casos, que los niños escuchen depende de qué y cómo se le dicen las cosas.
1. Escoge bien el momento
Si quieres darle instrucciones a un niño para que haga algo, lo mejor es hacerlo en el momento en que puede hacerlo. Si lo haces antes es posible que se le olvide. Y si se lo dices cuando está haciendo otra cosa, es fácil que el niño esté concentrado y no te oiga.
Otra posibilidad es que se haga el sordo o pase de ti porque lo que está haciendo sea más interesante. Al fin y al cabo, también hay que respetar sus momentos.
A la hora de escoger bien el momento, también es importante evitar hacer peticiones cuando los niños estén cansados, hambrientos o se sientan emocionalmente perturbados. Una vez más, hay que respetar sus necesidades.
2. Ten expectativas razonables
Fíjate bien en lo que le estás pidiendo. Si una y otra vez un niño no cumple con las indicaciones que se le piden o lo hace de manera deficiente, es un signo claro de que no lo puede hacer, al menos de que no lo puede hacer sin ayuda.
Repitiendo una y otra vez lo mismo no vas a conseguir nada, porque a veces el problema no es que no el niño no te escuche, es que no le estás escuchando tú a él y no te has dado cuenta de que no puede hacerlo.
3. Busca su atención
Si tienes que repetirle a un niño algo 10 veces seguidas y no parece que te haya oído hasta la decimoprimera y a base de darle voces o ponerte delante, es probable que el problema sea que no se ha enterado de que le estás llamando.
No puedes esperar que el niño viva expectante pendiente de tus órdenes y llamadas. Si quieres decirle algo debes captar su atención.
Si está lejos o separado, acércate. Y si no puedes acercarte, en vez dar gritos, busca alguna forma de conseguir su atención. Un truco: para hacerle escuchar, llámale con un tono de voz dulce, diciendo su nombre acompañado de algo bonito y cariñoso.
4. Enfócate en la acción
Una vez que hayas captado la atención del niño, dile lo que quieres que haga, sin dar rodeos y con las instrucciones precisas. No des por sentado que va a interpretar correctamente unas instrucciones imprecisas o que sabe lo que le estás pidiendo “porque todo el mundo lo sabe”.
5. Colabora con el niño
Algunas tareas pueden resultar frustrantes y pesadas para los niños. Sin embargo, con compañía se hacen más ligeras, y pueden resultar divertidas.
Por otra parte, los niños no entienden por qué les toca a ellos hacer algo, y entienden -con razón en muchos casos- que tienen que hacerlo porque nadie más quiere. Y eso alimenta más la frustración.
6. No le amenaces
En lugar de recurrir a amenazas y castigos, es mucho más eficaz realizar una declaración que llamaremos “cuando-entonces”. Esto significa decirle que “cuando” haga lo que tiene que hacer “entonces” podrá hacer lo que quiera.
De esta manera, el niño siente que tiene control y que puede tomar decisiones, con un objetivo positivo en la mente.
7. Ofrécele opciones o alternativas
Ofrecerle a un niño que elija entre dos o más opciones elimina casi automáticamente la opción del “no” por su parte. Como tiene que pensar, se centra antes en lo que tiene que hacer.
La mayoría de las veces el niño puede elegir el orden en el que hace las cosas, incluso lo que quiere hacer. De esta manera, el niño decide y tiene cierto control.
8. Pídele las cosas por favor y dale las gracias
Pedir las cosas por favor y dar las gracias es algo que se les enseña a los niños en cuanto empiezan a emitir sonidos medio inteligibles. A ellos también les gusta que se le pidan las cosas por favor y que se les agradezcan.
Esto les hace estar más receptivos a escuchar y hacer las cosas con más agrado. Se sienten importantes y queridos, y eso es lo que más desean en el mundo.
9. Tú también debes escuchar, da ejemplo
Muchos niños no escuchan porque reproducen lo que ven a su alrededor. Si a ellos no les escucha nadie y observan que entre los adultos también se da esa “rareza”, ¿por qué tienen que escuchar ellos y estar dispuestos a dejarlo todo cuando les dicen “ven”?