A veces, reír es lo más serio
“Para irritación de todo tipo de representantes de la autoridad, los niños dedican una considerable energía a “hacer el payaso”. Ellos no quieren apreciar la gravedad de nuestras descomunales preocupaciones, mientras que nosotros olvidamos que, si nos hiciéramos un poco más como los niños, puede que nuestras preocupaciones no fueran tan descomunales”.
(Conrad Hyers)
Párate a pensar un minuto en cuántas son las veces al día en que algo o alguien te provoca una sonrisa.
Piensa ahora cuánto hace que no te ríes de verdad. Desde lo más hondo de tu ser. Una risa que sale a borbotones, que no puedes contenerla.
¿Qué es lo que ha pasado en el camino que nos ha hecho perder esa capacidad?
La mayoría de las veces, madurar se asocia con seriedad. Consideramos que la risa es una característica fundamental de la infancia, por lo que inconscientemente tildamos la risa de comportamiento infantil, y creamos patrones mentales que nos llevan a dejarla de lado.
De esta manera, caemos en la ecuación de formalismo = seriedad. Y en ese camino es donde vamos perdiendo el sentido del humor, la risa, la capacidad de sorprendernos por algo.
El miedo a resultar poco serios o poco profesionales nos hace esconder la risa. Nada más lejos de la realidad. Porque una cosa es tomárselo todo a broma, y otra, tener sentido del humor.
Paradójicamente, la risa es el lenguaje de los inteligentes. Al fin y al cabo, el humor es intrínsecamente trasgresor. Con el humor podemos romper los moldes preestablecidos por la sociedad dogmática. Nos da otro prisma, otra manera de ver las cosas.
Y es así, cuando tenemos diferentes puntos de vista, cuando podemos apreciar todos los matices.
Aprende a verte desde la distancia, y no te tomes tan en serio. La risa relativiza la situación, por lo que nos permite aprender a ver las cosas desde otro punto de vista.
Imagínate un cuadro: Si nos acercamos mucho para verlo, no podemos disfrutar de todo él, de su conjunto. Sólo veremos una parte. Con los problemas pasa igual. Con la risa podemos ver “el cuadro” desde todas las perspectivas.
¡Rescata tu sentido del humor!
!Se auténtico!
Un sentido del humor genuino va a ser tu mejor baza para gestionar tus emociones.
Ríete de las caras largas, de la gente estirada. Ríete de tus estupideces, de tus inseguridades, ríete de tus celos.
Ya basta de caras cariacontecidas. Ya es suficiente de dramas, de penurias, de lástima.
Ríete de tus torpezas, de tus errores. La risa libera, descarga. Te hace volar.
Ten una risa que se contagie, que te libere del estrés y de la negatividad.
Sonríe a diestro y siniestro. Y más a los que te miran serios. A ver si se les pega algo.
Búscate a alguien inteligente con el que poder reír como tontos. Las mejores relaciones se construyen con sentido del humor. La risa nos da una sensación de proximidad y cercanía con la otra persona, y no hay nada más divertido que reírte con un amigo de algo que solo entendéis vosotros dos. Aun a riesgo de parecer estúpidos para el resto.
Valora a quien te haga reír. Y mejor si es a carcajadas, porque está haciendo más por ti que cualquier tranquilizante o antidepresivo.
Y es que la vida hay que tomársela con humor.
Recuerda que a veces, reírse es lo más serio.