Abusadores verbales: así controlan tus conversaciones
¿Sabrías reconocer a los abusadores verbales? Un 99 % de las personas responderá a esta pregunta con un confiado y rápido “sí”. Aunque lo cierto es que una parte de quienes dan esa afirmación pueden estar sufriendo esta dinámica abusiva y no ser conscientes de ello.
La mayoría de las veces se asume que esa forma de maltrato se manifiesta solo mediante el grito o el insulto… Sin embargo, la realidad es otra. Estamos ante un tipo de maltrato más sibilino, soterrado e incisivo. Esta no es una conducta tan clara como el maltrato físico o el acoso.
Ejemplo de ello es tener una pareja que cuestione lo que decimos o que utilice habitualmente el sarcasmo. También que con sus comentarios nos haga sentir torpes o inadecuados.
Esta manera de manipulación y comunicación violenta aparece sobre todo en las relaciones de pareja. También en los vínculos familiares y en prácticamente cualquier escenario laboral. Nuestros jefes y compañeros de trabajo pueden desplegar en muchos casos esta arma abusiva que incrementa de manera progresiva la ansiedad y el malestar psicológico.
Una forma de reconocerlos es sabiendo qué mecanismos usan para tomar el control de nuestras conversaciones. Esta es una de sus artimañas preferidas, porque con ellas logran tener poder sobre nosotros.
Un recurso habitual que usa el abusador verbal para invalidarte mientras habláis es intentar alterar tus emociones. Expresiones como “no te pongas nervioso” o “cálmate, que enseguida te enfadas” son modos de manipularte.
¡Cuidado! Así controlan tu conversación los abusadores verbales
Las conversaciones son un elemento decisivo y fundamental de toda experiencia humana. Con ellas intercambiamos ideas, pensamientos y sentimientos, resolvemos problemas, estrechamos vínculos y hasta nos enamoramos. Ahora bien, no nos equivocamos al señalar que abundan quienes no conocen ni respetan los principios de una buena conversación.
Los abusadores verbales son personas que buscan ejercer el control sobre su víctima mediante una comunicación violenta. E insistimos, dichos mecanismos no siempre son fácilmente identificables. Es más, trabajos de investigación, como los realizados en el Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea, destacan el impacto progresivo que esta dinámica tiene en las personas.
Aparece un daño evidente a la autoestima y una sensación de culpabilidad. Es un boicoteo silencioso y persistente a la identidad, a lo que uno es, siente, expresa, necesita… Dicha artesanía basada en la comunicación abusiva se ejerce en el proceso conversacional.
A continuación, analizamos cómo logran controlarnos.
1. Atentado contra la calidad conversacional: las falsedades
Uno de los pilares de una conversación de calidad es el uso de la verdad. Ser sinceros y no hacer uso de las mentiras para controlar o denigrar al otro es algo esencial. Sin embargo, los abusadores verbales no dudan en decirnos falsedades, en defender cosas que nunca han pasado o que no están comprobadas.
Con estas falacias argumentales, buscan poner en duda lo que expresamos e invalidarnos. Es un claro tipo de gaslighting (manipulación de la percepción de la realidad del otro).
A veces, más que buscar llevarnos la contraria como tal en algún aspecto, lo que prefieren es inyectar en nosotros la contradicción, la vacilación… Si logran que terminemos dudando de nosotros mismos ya tienen una ventaja.
2. El uso de la ironía, la burla y la trivialización
Hay muchas parejas que utilizan la burla cariñosa como juego en sus conversaciones. “Mira que eres torpe, cariño”, “es que no tienes remedio, cielo”, “es que nada se te da bien, amor, eres un desastre”. Estos recursos comunicativos, lejos de ser caricias emocionales, son formas de erosionar la autoestima de la pareja.
Asimismo, los abusadores verbales también suelen infravalorar las opiniones y los razonamientos de los demás. No hay una crítica o desprecio directo, sino más bien camuflado. Lo que hacen es aplicar el sarcasmo para trivializar el mensaje que expresa el otro.
Los abusadores verbales no siempre levantan la voz, gritan o insultan. Su estrategia favorita es el desgaste lento, el desprecio camuflado por el sarcasmo y la manipulación emocional.
3. “No te enfades, no te pongas así”: la manipulación emocional
Las personas que llevan tiempo ejerciendo de abusadores emocionales saben qué hilos mover para descolocarnos, arrebatarnos la calma interna y ponernos nerviosos.
Son figuras con quienes nos sentimos peor tras una conversación. Más aún, pueden bloquearnos de manera que, casi sin saber cómo, dejamos de ser competentes a la hora de expresar lo que queremos decir. Esto lo logran manipulando nuestras emociones.
- Los abusadores verbales hacen uso de recursos lingüísticos y expresivos para interrumpir el hilo de tu conversación. Pueden decirte en un momento dado “no grites” (cuando no estamos levantando la voz) o “no te pongas así que enseguida pierdes los nervios“.
4. Yo decido el tema de la conversación e ignoro tus comentarios
Podemos estar hablando de lo que nos ha pasado en el trabajo. Queremos explicarle a nuestra pareja, amigo o familiar eso que consideramos importante. Sin embargo, los abusadores verbales desviarán el tema si no les interesa, lo ignorarán y buscarán llevar el diálogo a su terreno.
Poco a poco, vamos tomando conciencia de cómo aquello que nos atañe carece de relevancia. Importa más aquello de lo que quiere hablar el otro.
5. “Cada vez es más difícil hablar contigo”: la proyección de la culpa
Los abusadores verbales son francotiradores de la autoestima. Las artimañas que emplean gravitan en la manipulación y en la invalidación de su víctima. De este modo, una estrategia a la que recurren es decirle a la otra persona que cada vez es más complicado comunicarse con ella, utilizando expresiones del tipo: “es que no me escuchas” o “es que te enfadas enseguida“.
Esto causa desconcierto, hasta el punto de que uno puede llegar a dudar de sí mismo. ¿Será verdad, estaré haciendo esto? Pero cuidado, esto es lo que quiere el abusador: debilitarnos y anular nuestro juicio. En realidad, son ellos quienes dificultan el proceso comunicativo de manera expresa para hacernos daño.
Para concluir, es importante identificar estos patrones lesivos de comunicación violenta. Si los permitimos, si los normalizamos, el daño psicológico será inmenso. Reaccionemos lo antes posible.
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