Acinetopsia o ceguera al movimiento
Imaginemos que, un día cualquiera, nos levantamos por la mañana, abrimos la nevera, cogemos la leche para prepararnos un café y la vertemos en la taza. Cuando tenemos la cantidad de leche que queremos, paramos de echar. Hasta aquí todo normal. Ahora cambiamos de situación. Comenzamos a verter leche, pero no cae nada. Seguimos echando más, pero seguimos sin ver la leche caer… hasta que, de repente, la taza está rebosando y hay leche por todas partes. ¿Cómo es posible? ¿Qué ha ocurrido? Bienvenidos a la acinetopsia.
La acinetopsia es la incapacidad para percibir objetos en movimiento. Se trata de una agnosia visual. Como describen Arnedo, Bembibre y Triviño (2012), una agnosia visual es “una alteración en el reconocimiento visual de los objetos (o de características concretas del estímulo como el color o el movimiento), con preserveración de otras capacidades visuales, como la agudeza, el rastreo o la diferenciación entre figura-fondo, y de las demás funciones superiores”.
Las personas con acinetopsia ven el mundo en fotogramas. Por esta razón, tienen grandes dificultades para llevar a cabo actividades tan sencillas como cruzar una calle. Al ver el mundo en fotogramas, no son capaces de ver a un coche en movimiento. Lo ven aquí, y después allí; esto hace que, en el mejor de los casos, puedan intuir la transición (velocidad). Por tanto, al carecer de percepción de movimiento y no saber en qué punto se encuentra un coche en un momento dado, pueden ser fácilmente atropellados.
En el ejemplo de la taza, el truco está en introducir un dedo en el borde y, de esta forma, notar a través del tacto cuándo la taza está llena. Sin embargo, en otras tareas no es tan fácil. Conducir, por ejemplo, es una actividad vetada a la gente con acinetopsia. También mencionar que si conocemos a alguien con este tipo de agnosia, es recomendable no lanzarle nada para que lo coja al vuelo: lo más seguro es que le impacte en la cara o en el cuerpo. Mejor dárselo en la mano.
La gente con acinetopsia carece de la habilidad de unir imágenes de forma fluida.
Tipos de acinetopsia
Fina o discreta
Se trata del tipo más extendido de acinetopsia. El movimiento es percibido como una exposición de fotografías continuas (con mucha frecuencia de refresco, de manera que la persona podría reconstruir con bastante precisión el movimiento). En el ejemplo de la taza, en lugar de pasar de verla vacía a llena, verían como se va llena a través de imágenes estáticas. Por tanto, este tipo de acinetopsia no es tan incapacitante, pero sí molesta.
Macroscópica
Es el tipo de acinetopsia con menos incidencia, pero la más severa. La ceguera al movimiento es total. Los pacientes afectados por esta patología pasan de ver la imagen de un coche a lo lejos a verlo cerca de ellos. Pierden la información del movimiento entre una imagen y otra. Por tanto, son incapaces de predecir el movimiento de un objeto externo a ellos. Incluso pueden llegar a ser testigos de “extrañas apariciones”.
Imaginemos que una persona con acinetopsia macroscópica está en su salón, y alguien, discretamente entra en él. Es muy posible que el sujeto con esta patología se encuentre, de repente, con alguien enfrente. Debido a esto sus vidas se ven muy limitadas.
¿Dónde está el problema?
La información visual circula hacia adelante (feedforward), es decir, desde la retina al tálamo y de aquí a la corteza occipital. A medida que se aleja del receptor, esta información adquiere una mayor complejidad computacional. Ahora bien, esta información también es procesada hacia atrás (feedback).
Este proceso hacia atrás, como señala Javier Cudeiro (2008), de la Universidad de A Coruña, “se establece mediante las conexiones de vuelta a través de las que un área determinada puede influir (o modular) la actividad de zonas previas del sistema visual“.
“Nuestro sentido de la vista es como una cámara de vídeo, capta un gran número de imágenes que al ser reproducidas a una velocidad continua genera sensación de continuidad y movimiento. En pacientes con acinetopsia no existe esta sensación y solo ven las imágenes por separado”.
Cudeiro afirma que se trata de un hallazgo de gran importancia y para ello señala como ejemplo la corteza medio temporal. Esta área parece ser clave para la percepción del movimiento y su dirección. Así, las lesiones de la corteza medio temporal o la microestimulación eléctrica han permitido comprobar la aparición de graves déficits como la acinetopsia.
Álvarez y Masjuan (2015) afirman que “la acinetopsia tiene lugar tras lesiones occipitoparietales bilaterales (hay casos descritosde lesión unilateral), generalmente de causa isquémica o traumática“.
Apuntes finales
Sin duda, hablamos de una agnosia en plena fase de investigación: todavía nos quedan muchos datos por conocer. Aun así, cada avance cobra gran relevancia debido al valioso aporte que puede suponer para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Unos pacientes cuya vida queda alterada en su día a día.
Álvarez y Masjuan señalan que “estos pacientes tienen la sensación de que los objetos saltan en lugar de tener un movimiento continuo y fluido, apareciendo y desapareciendo en posiciones diferentes”. ¿Cómo debe ser estar durante un día en la piel de alguien con esta agnosia?
Estos autores también señalan que el hecho de percibir así su entorno les provoca una gran dificultad para saber si un objeto se aleja o se acerca. ¿Cómo saber entonces si un coche está cerca o lejos? ¿Cómo moverse por un mundo en constante movimiento?