Afrontar la esterilidad, una tarea compleja
La esterilidad puede suponer una gran frustración para algunas personas. Para quien sueña con ser padre o madre esto constituye, al menos en principio, una auténtica fuente de sufrimiento. La imposibilidad de cumplir ese deseo tan natural puede incluso marcar buena parte de la vida. Sin embargo, como ocurre con todas las realidades humanas, siempre hay maneras de afrontarlo.
La esterilidad es un problema cada vez más frecuente. Se estima que actualmente una de cada seis parejas debe afrontar esta realidad.
Lo usual es que la noticia de que alguno de los dos miembros de la pareja no es fértil sea una sorpresa. Casi todo el mundo asume que tiene la capacidad de procrear, hasta que un examen dice lo contrario. Por eso no resulta fácil de asimilar en un comienzo. Sin embargo, hay medios para hacer que ese proceso no sea tan agobiante.
“Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior”.
-Frida Kahlo-
Los consejos de los amigos sobre la esterilidad
Como ocurre con tantos temas, la esterilidad es objeto de opinión de muchas personas. Todo el mundo conoce a alguien que no podía tener hijos y luego tomo aquello, se untó lo otro y finalmente pudo concebir. Las personas o las parejas que han recibido un diagnóstico de esterilidad a veces caen en manos de estos caminos que no tienen el respaldo de la ciencia.
Una de las “verdades” más extendidas es que la ansiedad por tener hijos es precisamente la que no permite que esto sea posible. Como quien dice, se le culpa a la persona por preocuparse. Esto, en lugar de ayudar, termina creando una carga adicional -culpa, en muchos casos- y, además, innecesaria.
Es cierto que el estrés puede influir en la fertilidad, pero son tan raros los casos en los que es el factor determinante, que no podemos hablar de un peso significativo. Solo, si un médico hace esa afirmación, merece la pena conferirle alguna credibilidad.
Un problema de pareja
Una de las consecuencias más inmediatas de un diagnóstico de esterilidad es la instalación de un estado de asimetría en la pareja. Por lo general, es solo uno de los dos el que presenta la imposibilidad de concebir. En todo caso, esto tiene efectos en ambos. Se trata de una prueba de fuego para la estabilidad de la relación.
Es frecuente que quien tenga problemas de fertilidad se sienta culpable, responsable de la frustración de los deseos del otro. El otro, a su vez, se enfrentará a un dilema de gran consideración: si desea tener hijos de forma natural, tendrá que cambiar de pareja. Y si desea continuar con su pareja, tendrá que renunciar a la posibilidad de tener hijos de forma natural.
No es fácil para ninguno de los dos. Sin embargo, no es bueno que cada uno trate de solucionar el problema solo en el plano individual. Es obvio que cada uno necesitará construir su propio relato, pero lo más adecuado es que el tema se hable abierta y francamente. De lo contrario, esto podría dar lugar a muchos malos entendidos, llevando a conflictos donde no debe haberlos.
Es importante que se destinen tiempos y espacios para hablar del tema. No es aconsejable tenerlo en mente a toda hora y hablar sobre lo mismo a cada rato. De hecho, una buena opción es iniciar algún pequeño proyecto juntos que sí pueda tener éxito. Dicho objetivo puede mantener abierto el canal de comunicación, además de no dejar vacío el espacio de una meta conjunta.
Las alternativas
Cuando se produce el diagnóstico de esterilidad es porque ya se han agotado las opciones de reproducción asistida. Esto quiere decir que muy probablemente ambos ya tengan algunos signos de desgaste emocional al afrontar esta noticia. También están algo más preparados para ello, pero eso no le resta importancia a un asunto tan definitivo.
No habrá una resolución inmediata. El tema amerita un conjunto de reflexiones que requieren de reposo y tiempo. Una cosa es haber contemplado esa posibilidad y otra muy diferente confirmarla. Lo mejor es no presionarse, ni presionar al otro para dar el siguiente paso.
De todos modos, es conveniente comenzar a informarse sobre las alternativas que hay, tanto para tener un hijo con la base biológica de uno de los dos, como para acudir a la adopción. También, por supuesto, está la posibilidad de terminar con la relación. Es aconsejable que si se percibe demasiada tensión, o conflicto, o ansiedad, se acuda a terapia.
Finalmente, ser padre o madre es mucho más que un simple asunto de la biología. Lo maravilloso y mágico de tener un hijo no es solo lo que ocurre en el cuerpo, sino principalmente las fabulosas transformaciones que tienen lugar en la mente y en el corazón.
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- Palacios, B., Jadresic, M., Palacios, F., Miranda, C., & Domínguez, R. (2002). Estudio descriptivo de los aspectos emocionales asociados a la infertilidad y su tratamiento. Revista chilena de obstetricia y ginecología, 67(1), 19-24.