Amores que siguen en nuestra memoria
¿Alguna vez te preguntaste por qué te acuerdas más de algún amor que de otro? Han pasado muchos años, y sin embargo recuerdas ese primer beso, esa primera vez que se dieron la mano, y hasta te produce una sensación de calidez. ¿Por qué hay amores que siguen en nuestra memoria?
Amor y memoria ya no es solo parte del trabajo de los poetas. Los científicos actuales se han lanzado a investigar y tratar de hallar soluciones a tan misterioso y curioso enigma. Pero, ¿de verdad hay alguna explicación científica para esto? En efecto, la ciencia nos explica que esto se debe más a la neurobiología que al trabajo laborioso de Cupido. En este artículo te ofrecemos las claves.
Amores que siguen en nuestra memoria: la importancia de la biología
Todos nos hemos sentido enamorados en un momento u otro. En este estado, experimentamos una sensación de bienestar y placer. Además, creemos que nada puede salir mal y que tenemos todas las de ganar. Por fin encontramos a esa persona que nos catapulta a nuevas experiencias. No queremos que acabe nunca.
A partir de varias investigaciones, como la de la Dra. Izabelen Garza, titulada Neurobiología del amor, dice que el amor libera dopamina, que produce sensación de placer. También, aumentan los niveles de noradrenalina, que aumenta el ritmo cardíaco y la presión arterial.
Cuando estamos enamorados disminuye el nivel de serotonina, el neurotransmisor que nos preserva de la sensación de inestabilidad. Al bajar su nivel, necesitamos asirnos más firmemente a aquellos elementos que nos permiten sentirnos estables, o sea, la persona amada. Seguramente, esto hace que disculpemos (o no sepamos ver sus defectos).
Del amor y otros demonios
Varios investigadores sostienen, a través del estudio de imágenes cerebrales, lo siguiente:
Cuando conocemos a alguien y sentimos un gran amor por primera vez, se crea en el cerebro un recuerdo muy detallado que no se borra tan fácilmente. Este fenómeno es conocido como el “efecto primario”.
Estos recuerdos quedan asociados a sensaciones físicas y emocionales, dejando una huella prácticamente indeleble. De hecho, cuando años después se intenta recordar un primer beso, uno puede sentir las sensaciones que experimentó en ese momento prácticamente como si estuvieran ocurriendo en este momento.
La neurobiología ha descubierto que aquellos eventos con alta carga emocional, se fijan con mayor intensidad en la memoria. Para que esto se produzca, participan dos estructuras esenciales del cerebro: el hipocampo y la amígdala.
El neurobiólogo Antoine Bechara dice que cuando una relación termina se produce una contradicción en nuestra mente. Por un lado ésta ha finalizado, por el otro, el cerebro sigue produciendo descargas corporales e imágenes relativas a esa relación amorosa. Le llama a esto “conflicto cerebral”.
Cuando terminamos una relación creemos que al finalizar el duelo y encontrar otra pareja se termina el nexo afectivo. Sin embargo, muchas veces nos encontramos escuchando una canción y automáticamente vuelve el recuerdo a ese amor del pasado. ¿A qué se debe esto?
La amígdala y el hipocampo siguen respondiendo ante estímulos que las activan. A esto se lo llama “marcador somático”. Son, pues, ciertas situaciones y eventos que disparan señales químicas a nuestro cuerpo. Esto no solo aplica al amor, aplica a todas las emociones, como el miedo, la angustia, la alegría, etc.
Pastillas para olvidar
La investigación y la ciencia no tienen límites. De hecho, ya existen investigadores que plantean la posibilidad de fabricar fármacos para “olvidar” esa persona. Aquella persona que en su momento fue tan especial y que hoy ya no está con nosotros. Quieren plantear la posibilidad de fabricar una especie de “pastillas para olvidar”.
Para aquellos que creen que el amor se reduce a la interacción entre neurotransmisores y hormonas, inhibirlos con las sustancias adecuadas sería el siguiente paso lógico. ¿Qué piensas de esto? ¿Llegará ese momento? ¿Será posible desligarnos de nuestros recuerdos amorosos?
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