Amores sanadores, ¿cómo son?
Los amores sanadores llegan a tu vida para mostrarte que, pese a todas las veleidades y desengaños, el amor es una inversión que merece la pena. Los reconoces porque se instalan en ti sentimientos de confianza y optimismo, y porque la propia dinámica de la relación te lleva a crecer, a querer ser mejor.
El mayor aporte de los amores sanadores es la mejora de tu salud mental. Sin ser su objetivo, te ayudan a superar heridas del pasado, intolerancias y angustias. Te dan una tranquilidad que se traslada con facilidad a los distintos planos de tu vida.
La cuestión es que los amores sanadores no siempre son aquellos que, en un primer momento, identificamos como tal. De hecho, no llegan con esa etiqueta en la frente. A diferencia de esos amores pasionales, en los que solemos percibir la conexión desde el primer momento, estos suelen ir de menos a más. De la misma forma, tienes que estar preparado para reconocerlos, acogerlos y trabajar por ellos.
“El amor, a quien pintan ciego, es vidente y perspicaz porque el amante ve cosas que el indiferente no ve y por eso ama”.
-José Ortega y Gasset-
Las heridas y carencias
La mente humana es compleja y opera con lógicas desconcertantes. Muchas personas arrastran heridas de su infancia porque no obtuvieron todo el afecto que necesitaban o porque fueron objeto de abusos. En un mundo ideal y en el que el equilibrio se produjera por sí solo, ese tipo de infortunio, en el sentido de haberlo encontrado en el camino, debería ser compensado por la suerte -de hecho, esta es una ilusión compartida-.
Sin embargo, esto no ocurre. Por el contrario, lo común es que esas heridas y esas carencias tengan suficiente peso como para estropear los vínculos afectivos que se construyan, bien sea de amistad o de pareja. A quien vive situaciones así le parece como si cargara una condena o una maldición. ¿Por qué no logra encontrar esa felicidad en el amor que ve en otros?
La respuesta a esa pregunta suele estar dentro de nosotros, en gran medida en el inconsciente. Sin darnos cuenta, a menudo convertimos esas heridas y esas carencias en nuestra denominación de origen para relacionarnos con los demás. No lo notamos, pero de diversas maneras le enviamos mensajes al otro como “sálvame”, “dale un sentido a mi vida”, etc. También es posible que conflictuemos continuamente al otro para vengarnos del pasado o reafirmar a ese niño que dejamos atrás.
Los amores sanadores
No es posible construir relaciones de pareja saludables si no eres consciente de esas deudas afectivas que no has saldado con tu pasado. Por eso, una y otra vez puedes verte envuelto en relaciones tóxicas, o vivir experiencias de desamor o de abandono. Aunque no lo creas, es muy probable que tú mismo hayas hecho bastante para que así sea.
En ese contexto complejo es en donde pueden entrar en juego los amores sanadores. No son los que van a hacer realidad tus fantasías, sino aquellos que te ayudarán a pararte mejor en tu propia realidad. El problema es que no siempre estarás preparado para recibir ese hermoso regalo.
Es necesario hacer conciencia de dos puntos. El primero es que llevas dentro de ti carencias y conflictos no resueltos. El segundo es que muchas de tus fantasías amorosas no van a hacerse realidad porque son eso: fantasías. Si no has logrado concientizarte de esos dos aspectos, lo más probable es que no puedas vivir uno de esos amores sanadores.
Sanar y permitir que te sanen
La única forma de que lleguen a tu vida los amores sanadores es haciéndote cargo de ti mismo. El primer paso para lograr esto es conocerte. Todos creemos conocernos, pero en realidad no sabemos dar cuenta del por qué sentimos tanto miedo cuando nos enamoramos, o nos volvemos tan celosos, o le reñimos al otro porque no nos da todo lo que necesitamos y queremos. Justificamos esas conductas, pero no las entendemos.
También es muy importante que sepas lo que puedes esperar del amor. No va a hacerte feliz para siempre y sí exigirá trabajo, paciencia y tolerancia para que sea profundo y firme. Aunque no lo creas, cuando te haces verdaderamente consciente de todo esto, los amores sanadores comienzan a tocar a tu puerta.
Ya estás listo para no proyectar en el otro tus necesidades insatisfechas, tus complejos y tus neurosis. Es entonces cuando te encuentras en posición para construir un vínculo saludable que te ayude a equilibrar mejor tu subjetividad. También te permite comprobar que hay otras formas de vivir el amor y a sentir que todo va a ir bien. Así son los amores sanadores: maravillosos y transformadores.
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