Avaricia cognitiva: cuando no pensar se convierte en norma

El avaro cognitivo es aquel que no se esfuerza por pensar ni por tener en cuenta perspectivas diferentes a las suyas. Son personas que se dejan llevar por los prejuicios y estereotipos, mentes que dan por válidas las noticias falsas y hasta las teorías de la conspiración
Avaricia cognitiva: cuando no pensar se convierte en norma
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 25 enero, 2021

La avaricia cognitiva define a la persona que no se esfuerza por pensar. Ella ni tan solo se da cuenta, pero se ha habituado a que el cerebro resuelva los problemas de la manera más elemental y rudimentaria posible y sobre todo a quedarse solo con aquella información que se ajusta a sus creencias. En un mundo cada vez más complejo, la pereza en el razonamiento es sin duda un peligro notable.

Lo es por dos aspectos muy básicos. El primero porque aferrarse a un enfoque en el que reforzar las propias creencias y estereotipos nos aboca a una sociedad estancada, inflexible y con pocas competencias para el avance y el progreso. El segundo porque tras los ciegos que no quieren ver y los sordos que no quieren escuchar se germina a menudo una personalidad negativista y hasta autoritaria.

La realidad que nos envuelve ahora mismo es tan dinámica, compleja y llena de perspectivas que no podemos abrirnos paso por ella con el piloto automático puesto. Es necesario pensar, deducir, analizar, ser receptivo y crítico a la vez, saber seleccionar lo que nos llega, ser hábil para diferenciar lo falso de lo verdadero y a su vez tomar conciencia de algo.

El cerebro siempre tenderá a ahorrar energía; pensar, por tanto, requiere de un gran esfuerzo y una comprometida voluntad.

Hombre frente a un cerebro representando la necesidad de enfrentar la avaricia cognitiva

Aprende a identificar las claves de la avaricia cognitiva

Todos nosotros, en algún momento concreto, hemos hecho uso de la avaricia cognitiva. Puede que nos cueste admitirlo, pero como ya hemos señalado, el cerebro es ese órgano con una tendencia casi innata a elegir los caminos más cortos en nuestra cotidianidad. Lo hacemos, por ejemplo, cuando recibimos esa noticia en las redes sociales y la compartimos de manera instantánea, sin apenas leerla, sin haber comprobado antes su veracidad.

Lo hacemos, cuando nos limitamos a asumir el status quo, a dar por válido lo que dicen nuestros amigos, lo que defiende nuestro grupo de personas cercanas y a las que les damos un autoridad a veces desmedida. Esto mismo es lo que expresaron las psicólogas Susan Fiske y Shelley Taylor en 1984 cuando acuñaron este término.

La avaricia cognitiva define la tendencia del cerebro para resolver problemas y entender el mundo de manera elemental. Es también la costumbre de dejarnos llevar por lo que nos inculca nuestro grupo social de referencia. Todo ello nos sume en una pereza mental muy peligrosa, en razonar en modo piloto automático y en la obstinación de dar valor solo aquello que se ajusta a los propios enfoques, prejuicios y estereotipos.

Veamos qué características define la avaricia cognitiva.

El sesgo de confirmación: solo lo que se ajusta a mis creencias es válido

La avaricia cognitiva es tajante: o estás conmigo o estás contra mí. ¿Qué significa esto? Significa que el avaro cognitivo solo dará validez a toda aquella información que se ajuste previamente a sus creencias. Esta tendencia al sesgo de confirmación limita el hecho aprender cosas nuevas o ser capaces de ser abiertos (e incluso respetar), tener ideas opuestas o información nueva.

El científico ingenuo y la racionalidad desapasionada

Fue en 1958 cuando el psicólogo Fritz Heider publicó un trabajo titulado The Psychology of Interpersonal Relations. En él nos explicaba un fenómeno que se apreciaba con frecuencia. Lo llamó el enfoque mental del “científico ingenuo o la racionalidad desapasionada”. Significa que el ser humano tiene una tendencia a pensar sin pasión, sin motivación o voluntad de aprendizaje.

La mente cae en la rutina y empieza a aplicar un mecanismo similar al del científico que solo atiende aquello que da consistencia a sus teorías y descarta lo que contradice sus propuestas o hipótesis previas. Este modelo de razonamiento no solo empobrece nuestras capacidades cognitivas, además supone una forma de involución.

La avaricia cognitiva y el auge de los estereotipos

Cuando se aplica al mundo el filtro de la avaricia cognitiva la presencia de los estereotipos se eleva. Esto sucede porque todas estas personas no están preparadas para lidiar con la complejidad. Siempre resulta más fácil simplificar que ampliar la mirada y tener en cuenta cada detalle, cada matiz contradictorio.

Solo cuando nos esforzamos en analizar más fuentes y realidades contrapuestas se deja a un lado la pereza mental para elevar la actividad y con ella la capacidad de análisis, reflexión, el sentido crítico y la habilidad para obtener nuestras propias conclusiones.

Persona mirando el móvil representando el origen de la Avaricia cognitiva

¿Cómo desactivar al avaro cognitivo de nuestra mente?

La avaricia cognitiva nos aboca a la ignorancia crónica, a engrosar el egoísmo y clamar aquello de que “verdad solo hay una y es la mía”. Esta tendencia es tan peligrosa como adversa para la sociedad. Por ello, es esencial que tomemos conciencia de que todos tenemos a un pequeño avaro mental en nuestro interior que, de vez en cuando, puede tomar el control.

Reconocerlo y desactivarlo es algo prioritario. Porque con ese mecanismo mental recurrimos a atajos cognitivos muy pobres que nos hacen descuidar datos relevantes para nuestro bienestar, desarrollo psicológico y felicidad.

Veamos cómo conseguirlo.

Reduce la dependencia a las tecnologías

Las tecnologías no pueden pensar por ti. Nos hemos acostumbrado no solo a buscar toda la información que necesitamos a través de Internet. Nos hemos habituado también a consumir y dar por válido todo aquello que nos llega por redes sociales. Realizar de vez en cuando un descanso tecnológico o reducir al menos nuestra exposición es algo esencial para el cerebro.

Dr. Erik Fransen, profesor de informática en el Real Instituto de Tecnología KTH de Suecia, nos advierte de algo importante. Cuando el cerebro se expone de manera constante al móvil, los correos, los mensajes, las notificaciones, etc., deja de trabajar de manera eficiente. El descanso tecnológico es una necesidad.

El arte de las buenas conversaciones con personas diversas

Tenemos que conversar más cara a cara (y con más gente). Hablar con las personas, conversar no solo con amigos, pareja y familia, sino con otras figuras que puedan abrirnos nuevas perspectivas, ayudarnos a relativizar o incluso a descubrir cosas nuevas es esencial para desactivar al avaro cognitivo.

Humildad intelectual

Pocas competencias son más necesarias que la de ser flexibles en el ámbito del conocimiento, entender que no lo sabemos todo y que es bueno estar abiertos a nuevas ideas. Asumir una mentalidad más humilde para progresar como personas y también como sociedad es prioritario.

Para concluir, el único modo de no derivar en el extremismo y en la defensa de una verdad única es siendo conscientes de que, efectivamente, no lo sabemos todo. También, que no es bueno dejarse llevar por el status quo, por ese enfoque único que otros buscan inculcarnos. Pensemos por nosotros mismos y recordemos las palabras de Albert Einstein: “un verdadero genio admite que no sabe nada”.


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  •  Heider, Fritz (1958). The psychology of interpersonal relations (1st ed.). New York: John Wiley & Sons.
  • Stanovich, Keith E. (2009). "The cognitive miser: ways to avoid thinking". What intelligence tests miss: the psychology of rational thought. New Haven: Yale University Press. pp. 70–85
  • Toplak, Maggie E.; West, Richard F.; Stanovich, Keith E. (April 2014). "Assessing miserly information processing: an expansion of the Cognitive Reflection Test". Thinking & Reasoning. 20 (2): 147–168. doi:10.1080/13546783.2013.844729
  • Orbell, John; Dawes, Robyn M. (June 1991). "A "Cognitive Miser" Theory of Cooperators Advantage". American Political Science Review85 (2): 515–528. doi:10.2307/1963172.

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