Bucarofagia: de aquellos barros, estos lodos
Bucarofagia es el hábito de consumir barro cocido. La ingesta de este barro se llevaba a cabo en pequeños pedazos o triturado en polvo. Aunque existe documentación sobre el consumo de barro en otros países desde el siglo X, en España esta usanza es muy posterior, poniéndose de moda entre las damas de la corte del siglo XVII.
La historiadora Natacha Seseña, especializada en el campo etnográfico de la alfarería, apunta que este hábito llegó a España a través de los moriscos. El barro, de color rojo intenso, se cocía y se le daba forma de pequeñas vasijas o búcaros que las damas llenaban de agua perfumada y después de consumir el contenido, deglutían el vaso. Estas “exquisiteces” se importaban de otros países como Portugal o Méjico.
La práctica medicinal de comer arcilla ha existido desde antiguo, pero la ingesta de búcaros (vasijas de barro cocido) en pequeños trozos o en polvo, es un tema peculiar.
Registros documentales sobre la bucarofagia
Las referencias al consumo de búcaros y sus propiedades son continuas en todas las artes, destacando especialmente en la literatura:
- “Niña de color quebrado, o tienes amor o comes barro” de Góngora.
- “¿Qué traes en esa bolsita?…Unos pedazos de búcaro que come mi señora; bien los puedes comer, que tienen ámbar” de la obra La Dorotea de Lope de Vega.
- “A Amarili que tenía unos pedazos de búcaro en la boca y estaba muy al cabo de comerlos” de Quevedo.
En la pintura la referencia más significativa se encuentra en el cuadro de “Las Meninas” de Velazquez. En él se observa cómo se ofrece a la infanta Margarita un búcaro que descansa sobre una fina bandeja, posiblemente para refrescarse, respondiendo justamente al modelo que en la época se destinaba para la bucarofagia. Siendo conocedores del tema, algunos estudiosos interpretan la palidez del rostro de la infanta con una conducta habitual de consumo de barro cocido.
¿Cuál es el fin que se persigue consumiendo estos búcaros de barro cocido?
En la España del Siglo de Oro, el prototipo de belleza exigía mantener un tono blanquecino de la piel, con un aspecto casi enfermizo; la ingestión de barro cocido provoca clorosis con la consecuente disminución de glóbulos rojos en sangre y, por consiguiente, ese aspecto de intensa palidez.
Otra de las propiedades que se atribuían a la ingesta de este barro cerámico era su utilización como método de contracepción, ya que la obstrucción u opilación intestinal, hace disminuir o desaparecer el flujo menstrual. Los efectos alucinógenos y narcóticos de los diversos componentes de las vasijas provocaban en las féminas de la época una dependencia de esta droga, siendo muy difícil abandonar este hábito de consumo.
¿Existe la bucarofagia en el siglo XXI?
Aunque la bucarofagia, es decir el consumo de pequeñas vasijas de barro se diluyó en el tiempo, como tantas otras modas, podemos decir que hoy en día vuelve a ser tendencia el consumo de arcilla, administrándose tanto por vía interna, es decir por ingestión oral o por vía externa, en forma de cataplasma.
La encontramos en el mercado triturada en polvo y limpia de impurezas y de arena (ya que si la arcilla no es tratada previamente para el consumo puede contener elementos como plomo o arsénico, muy perjudiciales para nuestra salud). Así, existen pareceres muy diferentes entre los partidarios y detractores del consumo de arcilla en nuestra sociedad:
- Los psicólogos catalogan el consumo de arcilla como un tipo de “trastorno alimentario adictivo” en el que existe un deseo irresistible a comer sustancias no nutritivas.
- Los médicos alertan del peligro de consumir arcilla y lo etiquetan de “moda pasajera” sin explicación científica probada. Aunque es cierto que en algunos países tropicales y africanos el consumo de arcillas es algo habitual por la carencia de algún mineral, en una dieta sana y equilibrada puede causar daños irreversibles en el organismo.
- Las actrices, blogueras o celebridades en general declaran su “adicción” al consumo de arcilla y exponen en las redes sociales los beneficios del consumo de la misma atribuyéndole increíbles propiedades terapéuticas, afirmando, por ejemplo, que ayuda a desintoxicar el cuerpo, favorece la pérdida de peso y combate la anemia.
Sea como fuere, el debate está servido. El consumo de arcilla… ¿Es beneficioso o perjudicial? ¿Es saludable o provoca adicción? ¿Culto al cuerpo o espectáculo mediático? Si te interesa esta nueva tendencia, lo mejor es que consultes con tu médico de familia antes de consumir arcilla sin control, evitando así causar problemas de salud en tu organismo.