«Bullying» entre hermanos: todo lo que necesitas saber
El bullying entre hermanos es un fenómeno que, a menudo, se pasa por alto, al atribuirlas a «cosas de niños» y subestimando la situación. No obstante, cuando las peleas se convierten en acoso, las consecuencias producen heridas emocionales que persisten en el tiempo.
Son varios los factores que originan este tipo de relación, la sustentan y la invalidan. Por eso, abarcaremos una perspectiva más profunda sobre el tema, sus causas y qué se puede hacer para prevenirla. Por ejemplo: mantener un clima positivo y una comunicación efectiva en el hogar, ya que tienen un papel relevante en el desarrollo psicosocial del infante.
Bullying entre hermanos: definición y causas
El bullying entre hermanos se refiere a un comportamiento agresivo y repetitivo de un hermano hacia otro, con la intención de causar daño físico, emocional o psicológico. Puede manifestarse de muchas formas, como intimidación, insultos, manipulación, exclusión social o violencia física.
A diferencia del conflicto o las peleas ocasionales entre hermanos, el bullying implica un desequilibrio de poder y persistencia en el tiempo.
Las causas subyacentes del acoso entre hermanos pueden variar y son complejas. Aquí tienes algunas de las más frecuentes:
- Rivalidad y celos: la rivalidad y los sentimientos suelen incrementar las tensiones cotidianas entre hermanos. Es posible que el acoso sea una manera de competir por la atención de los progenitores.
- Carencia de habilidades sociales: un aprendizaje deficiente de estas capacidades dificulta la resolución pacífica de conflictos. Como resultado, recurren al bullying, para manejar situaciones estresantes y obtener sensación de control sobre el entorno.
- Problemas de autoestima: el acoso es una forma de compensación de la baja autoestima que recurre a los sentimientos de poder y superioridad aportados por la violencia. Es decir, intentan elevar su autoestima, disminuyendo a sus hermanos, a través del abuso emocional o físico.
- Desequilibrio en la atención parental: a veces, los tutores muestran favoritismos hacia un hermano o tratan de manera desigual a sus hijos, esto genera de manera indirecta resentimiento y hostilidad entre ellos. El hermano que percibe la desigualdad podría dirigir su frustración hacia el otro.
- Acoso escolar: los estudios muestran una estrecha relación entre la violencia en el núcleo familiar y la implicación en casos de acoso escolar. Según la publicación de la Revista Electrónica Educares, la probabilidad de enfrentar situaciones en abuso escolar está ligada a la funcionalidad del núcleo familiar.
- Modelado de comportamiento: los niños tienden a imitar comportamientos agresivos al observarlos en su entorno familiar, ya sea entre los padres, otros hermanos o, incluso, en redes sociales o televisión. Un estudio en Lancet Psychiatry refiere que el comportamiento parental es el factor que más se asocia a la aparición de la violencia intrafamiliar.
¿Cómo identificar esta forma de violencia?
Dentro del contexto familiar y sus circunstancias, identificar el bullying entre hermanos puede ser un desafío, pues estos pares se relacionan con un alto componente emocional entre ellos. No obstante, existen algunas señales que ayudan a diferenciarlo de los encontronazos cotidianos; se trata de las siguientes:
- Miedo y ansiedad constantes: estas sensaciones son frecuentes en el infante acosado.
- Baja autoestima: el acosado tendrá sentimientos de indefensión y de poca valoración personal.
- Empeoramiento del rendimiento académico: el malestar del acoso genera distracciones y dificultades para abordar los estudios.
- Evitación de situaciones y contextos: sucede, en específico, si ambos hermanos estarán juntos, como al sentarse a la mesa o salir al parque.
- Cambios en el estado de ánimo: pasa tanto en el agresor como en el agredido. El primero mostrará más estados de ira y agresividad, mientras que en el segundo, más a menudo, se visibilizarán tristeza, miedo y angustia.
- Dificultades en relaciones interpersonales: tanto acosador, como víctima presentan inconvenientes para relacionarse con los demás. Podrían tener obstáculos al entablar nuevas amistades o para responder a las demandas de los profesores, por ejemplo.
Consecuencias a largo plazo del acoso entre hermanos
Si bien esta situación es imposible de prevenir al 100 %, es necesario detenerla en cuanto aparece. De lo contrario, el bullying tendría efectos duraderos sobre el bienestar emocional y el desarrollo psicosocial de los infantes. A continuación, exponemos las consecuencias habituales:
- Impacto en la autoimagen y la autoestima: esto puede perdurar hasta la vida adulta y afectar de manera directa el bienestar emocional de ambos protagonistas del acoso.
- Deterioro de la salud física: el estrés crónico asociado con este acoso suele tener un impacto en la salud física; las víctimas quizás experimenten dolores de cabeza, problemas gastrointestinales y trastornos del sueño.
- Inconvenientes para relacionarse: este acoso afecta a las capacidades para relacionarse con los demás hasta en la vida adulta. A las víctimas se les dificulta confiar, establecer límites adecuados y expresar sus emociones de manera saludable.
- Patrones de comportamiento agresivo: los agresores también tienen una alta probabilidad de desarrollar patrones de comportamiento agresivo en sus relaciones futuras, ya que el abuso repetitivo normaliza la violencia, como una forma de resolver conflictos. La víctima, de igual modo, está expuesta a este tipo de aprendizaje tóxico.
- Problemas de salud mental: como indica un estudio publicado en la Revista Pediatrics, es posible que las víctimas de acoso entre hermanos experimenten problemas de salud mental a largo plazo, como depresión, ansiedad, TEPT y baja autoestima. Estos problemas tal vez persistan hasta la adultez y perjudiquen el bienestar general y la calidad de vida.
Impacto en la dinámica familiar y las relaciones entre hermanos
El bullying entre hermanos afecta de manera directa la dinámica familiar y las relaciones entre hermanos. El niño acosado suele sentirse excluido, desprotegido y resentido hacia su hermano agresor.
Por su lado, los agresores tampoco están libres de sentimientos negativos, ya que su autoestima tiende a deteriorarse y experimentan ira y frustración.
Esta ecuación merece tomar en cuenta también a los hermanos testigos, que viven la disonancia de tratar de detener el conflicto o sufrir las mismas consecuencias que el acosado. Con frecuencia, indican niveles de estrés y angustia elevados en estos periodos.
Por lo general, el acoso entre hermanos contribuye a escalar conflictos familiares ya presentes y a aumentar la tensión en el hogar.
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¿Cómo prevenir y abordar el bullying entre hermanos?
De manera ineludible, la prevención y el abordaje del bullying entre hermanos requiere la participación activa de los tutores. Estas son algunas de las medidas a tomar en el hogar familiar:
- Establecer límites claros: al detectar comportamientos propios del acoso, los límites se hacen necesarios para cortarlos de raíz. Estos términos deben aplicarse de manera consistente y equitativa.
- Modelar comportamientos positivos: los tutores deben ser modelos de comportamiento respetuoso y no violento. De lo contrario, toda lección que se les quiera enseñar a los hijos carecerá de coherencia y no calará en la mente infantil.
- Promover habilidades sociales: el entrenamiento en la empatía, la resolución de conflictos y la comunicación asertiva son formas efectivas de prevenir futuras situaciones de acoso y alimentar las interacciones positivas entre los hermanos.
- Fomentar una comunicación abierta: la familia debe motivar un ambiente seguro, donde los niños puedan expresarse de manera abierta y sientan que se validan sus sentimientos. Es necesario emplear la escucha activa, para fortalecer lazos y sentar las bases de un nuevo aprendizaje de resolución de conflictos.
¿Cuándo es necesario buscar ayuda profesional?
La violencia en el núcleo familiar nunca debería abordarse sin la ayuda de un profesional de la psicología. Al tratarse de una dinámica tan compleja y con tantos factores implicados, no es bueno abordarla sin la guía de alguien especializado.
Nunca es positivo que el conflicto escale o se mantenga en el tiempo. Por ello, es pertinente seguir estrategias o acudir a un psicólogo infantil, pues lograr un ambiente sano en el hogar es fundamental para alcanzar la convivencia y respeto entre los miembros del núcleo.
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