Los casos de los miembros fantasma
El tema de la conciencia sigue generando preguntas para las que no tenemos respuesta. Por otro lado, aún no existe una definición unificada y completa de lo que significa. De hecho, hay fenómenos neurológicos, como los casos de los miembros fantasma, que llevan a pensar que en realidad no tenemos una, sino muchas conciencias. Además, solo accederíamos a algunas de ellas en condiciones excepcionales.
Los casos de los miembros fantasma han sido descritos por varios neurólogos , entre los que se cuentan los famosos Oliver Sacks y V.S. Ramachandran. Lo que nos han narrado tiene que ver principalmente con formas alteradas de conciencia que surgen después de haber sufrido amputaciones o parálisis. Aún no hay certeza si en estos casos se produce una fragmentación de la conciencia, o una emergencia de conciencias paralelas.
Estas diferentes formas o expresiones de la conciencia llevan a lo que a nuestros ojos puede ser una disonancia cognitiva muy grande y que, incluso, puede llegar a parecer un delirio. Los casos de los miembros fantasma muestran que aún estamos lejos de comprender el cerebro en toda su plenitud.
“La conciencia sólo puede existir de una manera, y es teniendo conciencia de que existe”.
-Jean Paul Sartre-
Uno de los casos de los miembros fantasma
Es muy conocido el caso de las personas que pierden algún miembro de su cuerpo , pero siguen sintiéndolo como si estuviera ahí. Es lo que se conoce como “miembros fantasmas” y generan experiencias absolutamente reales para quienes han sufrido una amputación. Sin embargo, esos miembros muchas veces no solo generan síntomas físicos, sino también psicológicos.
Uno de los casos de miembros fantasma que narra Oliver Sacks tiene que ver con un marinero que perdió su dedo índice en un accidente. En el momento en que se produjo la amputación accidental, el índice estaba completamente extendido. Tras el hecho y la intervención quirúrgica, el marinero seguía sintiendo su dedo. Lo percibía extendido, como cuando lo perdió, pasando a convertirse en un elemento amenazante.
Cuando este marinero se acercaba la mano a la cara, sentía miedo . Pensaba que el dedo fantasma podría sacarle un ojo. Él mismo sabía que esto era imposible, pero no dejaba de tener esa sensación -por mucho que su lógica la descartara-. Más tarde desarrolló una enfermedad diabética que le quitó la sensibilidad de la mano, con la que el dedo fantasma también desapareció.
El dolor, ¿inexistente?
Son también muchas las personas que experimentan dolor en los miembros amputados. Es un padecimiento dramático difícil de resolver. Sacks también cuenta el caso de un hombre que sentía el dolor de una uña encarnada en el pie que ya no tenía. No había manera de aliviar su molestia.
Otro hombre hablaba del “fantasma malo” de su pierna amputada. Este hacía que sintiera espasmos, que se le curvaran “los dedos” inexistentes hacia arriba.
Este fenómeno era especialmente intenso durante la noche o cuando se quedaba quieto. Extrañamente, todo desaparecía cuando se ponía la prótesis de la pierna. Este era el “fantasma bueno” y hacía que todos esos síntomas desaparecieran.
Lo curioso es que, cuando una persona no tiene esa sensación del miembro fantasma, hablamos de un problema médico. En esos casos, es muy difícil que los pacientes aprendan a emplear las prótesis destinadas a sustituir el miembro que perdieron. Por lo tanto, este fenómeno es a la vez un problema y una parte de la solución.
El caso de Nora
Otro de los casos de los miembros fantasma es el de Nora, una paciente a la cual se refiere V.S. Ramachandran en sus obras. Hablamos de una mujer mayor, que sufría de parálisis en las piernas y en su brazo derecho.
El médico, sin embargo, le preguntaba si había caminado recientemente, a lo que ella respondía de manera afirmativa. No estaba mintiendo, en realidad había una especie de ruptura en lo que significaba la palabra “caminar” para ella.
También decía que podía mover su brazo paralizado. En uno de los episodios que se describe, el doctor le pidió que le tocara la punta de la nariz. Ella aseguraba estarlo haciendo, a pesar de que su brazo permanecía completamente quiero. El médico tomó su mano, se la mostró y le preguntó de quién era. Ella respondió: “Es la mano de mi madre”.
Enseguida el médico le pidió que nuevamente le tocara la punta de la nariz. Entonces Nora tomó su mano derecha (“la mano de su madre”), con la mano izquierda y la dirigió hasta hacer lo que el doctor le pedía. Es claro que en este caso había una especie de fragmentación de la conciencia, que no tenía que ver con un trastorno mental, sino con un cierto caos en la percepción. Aún la ciencia no explica plenamente el porqué de estos fenómenos.
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- Alberto, L. Á., & Francisco, P. (2001). Nuevas aproximaciones al problema del miembro fantasma. Salud mental, 24(3), 29-34.