Causas y síntomas del estrés térmico
El estrés es un estado de tensión física y mental que, generalmente, proviene de una situación de rendimiento superior a lo habitual. También puede ser la reacción a situaciones o pensamientos que nos hacen sentir nerviosos, frustrados o amenazados. No obstante, también puede venir determinado por factores ambientales, como es el caso del estrés térmico.
Este tipo de estrés hace referencia a la sensación de malestar que se experimenta en unas condiciones que impiden o dificultan mantener la temperatura corporal óptima. Concretamente, se utiliza para trabajadores que en el lugar de trabajo se enfrentan a un cambio radical de temperatura y las condiciones no permiten o dificultan la regulación térmica.
Así, las causas del estrés térmico están relacionado con un exceso de calor, de frío, de humedad o de aire. Estos cambios de temperatura o condiciones ambientales pueden afectar a la salud, la seguridad y el bienestar si la persona está expuesta frecuentemente. Por su parte, los síntomas del estrés térmico a corto plazo van desde dolor de cabeza, debilidad, fatiga, mareos, náuseas, confusión… hasta un posible golpe de calor o hipotermia.
¿Qué lleva al estrés térmico?
Que un trabajador o trabajadora sufra estrés térmico depende de tres factores que pueden darse simultáneamente, o no, y que dificultan que el organismo mantenga la temperatura interna:
- Condiciones ambientales: hace referencia a la temperatura, humedad relativa, calor radiante y movimiento del aire.
- La temperatura indica los grados específicos que hacen en un lugar y un momento determinados.
- La humedad relativa influye en la capacidad del aire para admitir la evaporación del sudor. Así, cuando el ambiente es húmedo el sudor es menos eficaz para enfriar el cuerpo.
- La temperatura radiante está relacionada con la sensación térmica y consiste en el intercambio de calor entre el cuerpo y las superficies emisoras de calor o frío que lo rodean.
- Una mayor velocidad del aire ayuda a disipar el calor producido por un cuerpo, ya que elimina el calor sobrante a través del calor. En cambio, si la temperatura del aire es igual o mayor a la de la piel, el aire no ayuda a regular la temperatura.
- Actividad física intensa. La actividad muscular incrementa el calor que produce el cuerpo, multiplicándose por 10 en comparación a un estado de reposo. Aunque esa tasa de calor metabólico varía en función de cada persona, el ejercicio modifica la respuesta fisiológica y condiciona la temperatura experimentada, así como el proceso de aclimatación. Por ello, en trabajos en los que se requiera actividad física es necesario que las condiciones faciliten la termorregulación.
- Ropa. El cuerpo se enfría principalmente mediante la transpiración de la piel, a través de las glándulas sudoríparas. Así, la ropa o equipos de protección individual que se viste en el trabajo afecta a la capacidad que se tiene para evaporar el calor.
Síntomas del estrés térmico
La exposición a los factores mencionados provoca en el cuerpo la activación de mecanismos fisiológicos que controlan la temperatura, suponiendo un esfuerzo para el mismo.
Así, en las que las circunstancias en las que este mecanismo no es suficiente y no se logra regular la temperatura, esta aumenta aún más desencadenando una serie de alteraciones por calor que pueden tener graves consecuencias.
Los principales síntomas de este estrés térmico son los siguientes:
- Sensación de fatiga repentina y profunda, mareos o desmayo.
- Sudoración abundante durante horas.
- Aumento de la temperatura interna, siendo igual o mayor de 38º C.
- El color de la orina se oscurece.
- A lo largo del tiempo, la persona puede perder alrededor de un 1,5 % de su peso durante la jornada laboral, posiblemente debido a deshidratación.
- Aceleración de la frecuencia cardíaca. Para saber si está por encima de lo normal durante el desempeño de una tarea, se debe hacer un cálculo en función de la edad: a 180 latidos por minuto (lpm) se le resta la edad de la persona. Por ejemplo, 180-40 años: 140 lpm.
- Peor recuperación del ritmo cardíaco normal. Tras un minuto de hacer un esfuerzo, la frecuencia de latidos no debería estar por encima de 120 lpm.
- Presenta síntomas de enfermedad por calor: sarpullido, edema, desmayo, calambres musculares, pérdida de conciencia o golpe de calor.
- Además, pueden presentarse alteraciones en la conducta que pueden causar accidentes o incidentes.
Consecuencias del estrés térmico
En condiciones normales en las que las temperaturas son altas se pueden observar en las personas alteraciones en su comportamiento. Esto se vería agravado cuando, además, hay riesgo de estrés térmico.
Así, el calor excesivo produce una reducción de la capacidad de trabajo, afectando a su habilidad para realizar adecuadamente sus tareas. Esto puede afectar no solo a su salud mental y física, sino que además existe un mayor riesgo de tener accidentes incluso en contextos no laborales.
Este riesgo de accidentes se produce debido a varias razones. Por un lado, los cambios fisiológicos y psicológicos asociados a las altas (o bajas) temperaturas disminuyen la capacidad de atención y concentración, provocando que la persona se distraiga y se canse más. Inevitablemente, esto lleva a que la persona preste menos atención a los posibles riesgos o que no tome las medidas adecuadas. Por ejemplo, que decidan prescindir de una prenda de protección porque le genera más calor.
Además, el estrés térmico está relacionado con enfermedades a largo plazo. Entre ellas, se ha asociado a daños crónicos en el corazón, riñones e hígado. De hecho, un estudio encontró que las personas que habían sufrido enfermedades relacionadas con el calor presentaban un 40 % más de riesgo de mortalidad y de enfermedades cardiovasculares e isquémicas que los intervenidos por apendicitis.
En conclusión
El estrés térmico afecta al organismo de forma importante, generando una serie de síntomas y cambios fisiológicos similares a los del estrés general. Altera el funcionamiento normal del cuerpo, provoca una mayor segregación de cortisol y adrenalina y, a largo plazo, puede tener consecuencias graves para la salud.
Por ello, es importante evaluar que se tienen las condiciones adecuadas de temperatura en los lugares de trabajo y, por extensión, en cualquier espacio cerrado. Si notas que tienes algún síntoma y podrías estar padeciendo estrés térmico, contacta con tu médico laboral o de tu centro de salud y consúltales.
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