Cinco creencias que te alejan de tu felicidad
¿Quién no tiene ese amigo o conocido que parece estar siempre feliz? De hecho, parece tan feliz que por momentos puede llegar a irritarnos su actitud… Todo bajo la creencia de que no tiene derecho a mostrar dicha actitud, porque en realidad no todo es tan positivo como para manifestar ese grado de alegría. ¿Alguna vez te ha pasado algo similar? Lo cierto es que todos buscamos la felicidad, es nuestro fin último pero, a veces, nos molesta verla en los demás cuando tal vez nosotros no hallemos el secreto de la misma.
No obstante, ¿Pensaríamos igual si estuviésemos en su lugar? Esa persona se muestra así porque la capacidad de ser feliz reside en uno mismo. La felicidad es un estado y no un fin. Si tienes tus necesidades básicas cubiertas y no eres feliz, te mostramos algunas posibles causas de tu malestar: cinco creencias que pueden estar alejándote de la felicidad.
Cinco creencias que te alejan de tu felicidad
1. La creencia de que la vida es justa
La vida no es siempre justa, pero tampoco es injusta en todas las ocasiones. Es verdad, nada parece lo suficientemente positivo como para ponerse feliz por ello… pero nunca habrá algo totalmente positivo, ni algo totalmente negativo. No pierdas más tiempo y energía deseando un imposible: que el mundo sea justo. Mejor invierte tus esfuerzos en hacer de tu día a día algo mejor y sé justo contigo mismo y con los demás.
2. Creer que arriesgarse es negativo puede alejarte de la felicidad
Desde que somos niños, la vida consiste en arriesgarse. Aunque no nos acordemos, en algún momento de nuestros primeros meses, nos arriesgamos: nos levantamos y anduvimos a pesar de la inseguridad que sentíamos haciéndolo. Solo así empezamos a dar pasos hacia nuestro futuro.
Mantenerte en el camino fácil te protegerá a corto plazo, pero no avanzarás en la vida. Es posible que esto te lleve a la frustración y a la apatía a largo plazo. Por el contrario, las personas felices son como el niño que se aleja por un momento de la seguridad materna y anda su propio camino.
3. Creer que puedes controlar todo
No tienes el control sobre todo: la vida es un océano de sorpresas, algunas malas… ¡pero otras buenas! Esto no tiene por qué asustarte. No gastes fuerzas intentando controlarlo todo porque no eres un ser omnipotente. En lugar de eso, trata de controlar lo que exclusivamente dependa de ti. Lo ajeno suele estar influido por otras variables de difícil acceso y control. Sencillamente, no merece la pena sufrir porque deje de amanecer.
4. La creencia de que sufrir es malo
Imagínate que algo sale mal. Sufrirás… y muchos sufren por estar sufriendo. Pero ¿sabes qué? Sufrir no es malo. La naturaleza es imprevisible, así que hay que adaptarse para sobrevivir. Sufrir es normal, ¿acaso no sería alarmante que te ocurriese algo malo y no sufrieses por ello? Si no sufriésemos, caeríamos una y otra vez en el mismo error, porque no aprenderíamos que tal error trae consecuencias negativas. No podríamos aprender y adaptarnos.
5. La creencia de que los demás son mejores que tú
Todos tenemos virtudes y defectos, pero creemos que los demás son mejores que nosotros… ¡gran falacia! Esto que nos ocurre es un mecanismo puramente adaptativo. Cuanto mejores seamos, mejor nos adaptaremos, más fuertes seremos y sobreviviremos. Por ello, nuestro cerebro se fijará en lo que los demás hacen bien, para que seamos conscientes de que podríamos hacer ese algo mejor aunque, tal vez, ni siquiera nos sea útil.
Por consiguiente, este sesgo puede hacernos ver que no somos tan brillantes como otros, pero no es más que un error. Debemos ser conscientes de nuestras propias virtudes y valores, en lugar de enfocarnos tanto en lo que supuestamente los demás hacen mejor que nosotros.
Para concluir, como seres humanos, todos tenemos la misma capacidad para experimentar felicidad, dolor, necesidad y confort. Usa estas capacidades comunes centrándote en tus fortalezas y huyendo de la necesidad de aprobación por parte de los demás.