10 claves para un divorcio sano
Un divorcio sano es posible, y en muchos casos recomendable, si el motivo es la incompatibilidad de los miembros de la pareja. No obstante, requiere de un esfuerzo emocional y mental, ya que implica tomar varias decisiones y asumir algunas consecuencias que quizás no nos gusten, como el aumento del tiempo que pasamos solos o el distanciamiento con una persona en la que confiábamos o confiamos. En muchos casos es doloroso, y grande la tentación de revertir el proceso.
Por todo esto, en las siguientes líneas tienes algunos consejos para conseguir que este proceso cause el menor dolor posible y no termine con consecuencias que no quieres para ti, tus hijos, tus animales o tu expareja. No te lo pierdas.
1. Date tiempo para procesar la situación
Un divorcio no solo comprende al acto de separarse legalmente, sino que también incluye todo el camino de deterioro de la relación hasta llegar a la ruptura: es normal que te abrumen tus pensamientos y emociones. Por eso, es importante que no trates de procesarlo todo a la vez.
Es muy común caer en la rumiación, los pensamientos catastrofistas y los sentimientos como la culpa o la ansiedad. Muchas veces, estos procesos de pensamiento empeoran por intentar superar la situación lo antes posible, pero cada persona tiene su tiempo: si fuerzas el proceso de recuperación es muy probable que te quede alguna cicatriz emocional.
2. No pierdas de vista el bienestar de tus hijos
Aunque parece un consejo obvio, no es tan fácil de llevar a cabo a la vez que se procesa la propia situación. Un divorcio sano incluye también el deber de cuidar del bienestar de los hijos en todos los ámbitos.
En el ámbito psicoemocional, es muy importante el relato que le hacemos del proceso a los más pequeños. Se debe expresar de la manera más neutral posible, para lo cual aquí tienes algunos consejos:
- Adapta el lenguaje a la edad de tus hijos: dependiendo de lo pequeños que sean, estarán preparados o no para un determinado discurso.
- No caigas en la tentación de hablar mal de tu expareja frente a tus hijos: quizás no podáis ni sea bueno que cumpláis con su deseo de seguir juntos, pero no olvides que sí puedes contribuir a su deseo de seguir disfrutando de la compañía de sus padres.
- Espera que tus hijos se adapten a la nueva situación antes de introducir una pareja: tienes derecho a empezar una nueva relación cuando así lo decidas, con independencia del tiempo que haya pasado desde la ruptura. Pero, antes de introducirla en tu núcleo familiar, asegúrate de que tus hijos han resuelto su propia situación psicológica.
- Déjales expresarse: es un error muy común dar por hecho que los hijos no tienen nada que decir en esta situación, que se limitan a sufrir. No obstante, darles la oportunidad de expresar sus sentimientos y opiniones te ayudará a gestionar mejor su bienestar.
3. Trabaja la gestión emocional
Llora, habla, escribe, busca apoyo profesional. Las emociones dolorosas también forman parte de la vida, y tratarlas de manera irresponsable tiene graves consecuencias sobre uno mismo y sobre los demás. Muchas personas tienden a guardar su dolor y sus dudas y eso acaba por enquistarse y crear cicatrices que pueden durar toda la vida.
4. Evita comparaciones
La sensación de haber fracasado (en la relación, en los objetivos vitales, en la crianza de los hijos, etcétera) es muy común en los procesos de divorcio. Una sensación que puede hacer que centremos la atención en otras personas, muchas de ellas con apariencia de llevar una vida perfecta.
Cada vida y cada persona son diferentes. Tu divorcio se ha decidido bajo unas circunstancias únicas que otras personas no tienen, y es válido: no has fracasado donde otros triunfan.
Además, las redes sociales pueden tener un papel decisivo en todo esto, así que recuérdate las veces que hagan falta que la red no deja de ser una realidad virtual que en muchas ocasiones se parece en poco o en nada a lo que en el fondo sucede.
5. Revisa tus cuentas personales
Aunque pueda parecer un tema superficial, el dinero es uno de los puntos más frecuentes de conflicto. Para conseguir divorcio sano, lo mejor es que tratéis este tema de manera abierta y que establezcáis un juez o árbitro en el que los dos confiéis y aceptéis para que tome decisiones en los puntos en lo que no haya acuerdo.
Este puede ser un juez, pero también una moneda al aire. Lo importante es que los dos os comprometáis a respetar las decisiones que vengan de este nodo.
Lo ideal es que ambas partes queden satisfechas con los recursos con los que se terminan quedando. Si es necesario, podéis acudir a un servicio de mediación para establecer estos aspectos y dejarlos reflejados de manera legal.
6. Piensa antes de actuar
Los sentimientos y la prisa por acabar el proceso son malas consejeras a la hora de tomar decisiones. Es lógico que quieras que este periodo de tu vida acabe y reconstruir tu vida, pero piensa con cuidado las decisiones que tomas.
Por ejemplo, si decides de manera impulsiva quedarte con el coche pero luego no tienes dinero para mantenerlo, puede que lo hayas peleado para nada.
7. Crea una red de apoyo
Divorciarse todavía cuenta con detractores en la sociedad actual. Otras personas tienden a responsabilizar de la ruptura a los miembros de la pareja, o les hacen sentir culpables por las consecuencias que tiene la separación para los hijos. No necesitas nada de esto.
Rodéate de las personas que realmente te apoyen. Tu decisión es válida y el papel de tus amigos y familiares debería ser el de ayudarte a pasar por el proceso de la mejor forma posible, no ponértelo más difícil.
8. Enfócate en ti, no en tu expareja
Otro de los sesgos que ocurren habitualmente en los divorcios es centrar la atención en cómo procesa la ruptura la expareja: si sufre más o menos que tú, cuándo encuentra a otra persona y demás aspectos de su vida privada. Intenta evitar esto en todo aquello que no tenga que ver contigo ni con tus hijos, pues no aporta nada bueno a tu recuperación.
Es mejor que centres tus energías en tu propio proceso de recuperación: retomar actividades, reajustar tu economía, cambiar de vivienda si es necesario y más. Cada persona lleva un ritmo de recuperación y la de tu expareja podría ser diferente a la tuya, pero es totalmente válido.
9. Si lo necesitas, busca ayuda profesional
Sentirse mal a raíz de un divorcio no es un trastorno psicológico, pero podrías necesitar apoyo para gestionar tus emociones. Buscar a un profesional puede ser muy útil para ayudarte a llevar mejor tu recuperación y también para gestionarlo con tus hijos.
10. Consejos para divorcios traumáticos
Como conclusión, es necesario recordar que no todos los divorcios se producen por incompatibilidades personales. Algunas personas se ven forzadas a huir de su hogar por situaciones de abuso psicológico, físico o sexual. En estos casos, obviamente, las posibilidades de hablar de un divorcio sano, tal y como lo hemos entendido en este artículo, son mínimas.
En esta situación pesa todavía más la red de apoyo con la que podamos contar. Acepta los refugios que te faciliten las personas que te quieren y protege a tus hijos.
Acude a un profesional para que haga un informe de abusos, en caso de existir, y te oriente de cara al proceso judicial. Si puedes, deja las decisiones en manos del juez y no acudas a procesos de mediación.
Si es necesario, existen albergues para personas víctimas de maltrato que podrán apoyarte con todo el proceso. En estos casos, tu seguridad y la de tu familia debe ser la prioridad, tanto en lo físico como en lo psicológico, así que, por favor, no dudes en pedir ayuda.
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