El color de las paredes y la salud emocional
Las paredes son un elemento de construcción, pero también tienen un valor simbólico en nuestras vidas. Las paredes representan un obstáculo en el espacio y metafóricamente nos recuerdan que en todas partes hay un “hasta aquí”, un límite. En este artículo prestaremos atención al color de las paredes y su influencia en la salud emocional.
Si lo piensas, te das cuenta de que casi todos los seres humanos pasamos buena parte de nuestras vidas viendo paredes a nuestro alrededor. En la casa, en la oficina, en un hotel y en cualquier edificación en la que estemos.
“El color es un medio para ejercer influencia directa sobre el alma: el color es la tela, el ojo el macillo, y el alma es el piano con sus cuerdas”
-Wassily Kandinski-
El entorno físico, indudablemente, incide en la forma en como funciona el pensamiento y en la manera como se organizan las emociones. Aunque no lo parezca, las paredes también nos hablan.
El color
La percepción del color es en gran medida subjetiva. Como tales, los colores no existen. Se conforman en el cerebro a partir de la decodificación de las señales que emite la luz sobre los objetos. Pero además de esto, bajo ciertos estados emocionales los colores pueden ser percibidos de una manera diferente.
Algunas formas de depresión llevan a que la persona vea una especie de halo oscuro en torno a todas las cosas que ve. Otras condiciones, como la esquizofrenia, llevan a que el color de los objetos pueda verse titilante, incandescente, o deformado.
De igual manera, el color genera sensaciones e induce hacia determinados estados emocionales. Se ha comprobado que el color también tiene efectos sobre la salud, activando o inhibiendo los procesos bioquímicos y hormonales. Por lo que el color de las paredes puede tener ciertos efectos en las personas y su salud emocional.
El color de las paredes y sus efectos
El color de las paredes es un factor que puede contribuir a estimular o estabilizar nuestras emociones. Lo ideal sería que se pudiera cambiar el color de las paredes con relativa frecuencia. Pero como esto es casi imposible, lo que sí se puede hacer es no emplear un color homogéneo.
De las cuatro paredes de una habitación, dos pueden ser de un color y dos de otro. O tres de un color y una de otro. O cada una de un color diferente, si logra establecerse un equilibrio estético que lo haga posible
La alternativa de estar siendo influenciados por varios colores a la vez, resulta agradable y puede influir de manera muy positiva en el estado de ánimo. Los murales son también una alternativa interesante, especialmente si representan escenas naturales como campos verdes o el mar.
Efectos en las emociones
Cada color incide de forma diferente sobre las emociones. Mientras algunos te estimulan, otros te aquietan. Veamos los efectos anímicos de los principales colores:
- Blanco. Es un color neutral que aporta luz y sensación de amplitud en una habitación. El efecto anímico del blanco es de tranquilidad y frescura. Facilita la concentración y permite que los muros pasen más desapercibidos. Es indicado para quienes se encuentran en un estado de elevada alteración emocional.
- Verde. Es un color tranquilizante que se utiliza mucho en los hospitales, precisamente por esos efectos. El verde favorece la expresión de sentimientos de confianza y bienestar. recomendable para disminuir la angustia y reducir la actividad, cuando esta es excesiva. En espacios pequeños se debe usar un verde muy suave.
- Azul. Este color transmite sensación de paz y concordia. El color azul contribuye a armonizar las relaciones en espacios donde haya mucho conflicto. Se debe usar con mesura, ya que en exceso lleva a la apatía y a la inapetencia. Lo recomendable es inclinarse por el azul plomo o turquesa pálido.
- Amarillo. Se trata de un color energético que ayuda a superar miedos, combatir la depresión e incrementar la seguridad. El amarillo está particularmente recomendado para quienes atraviesan procesos de duelo o sufren accesos de melancolía. El amarillo dispone hacia la acción y favorece el optimismo. Todos los tonos son adecuados.
- Rojo. En las paredes, el rojo se debe utilizar con mucha precaución. Cualquier exceso en este color genera inquietud y estimula la aparición de sentimientos agresivos. El rojo es estresante, así que lo más recomendable es incluirlo solamente en pequeños elementos decorativos o en paredes de pasillos o sitios en los que no se permanezca mucho tiempo.
Imágenes cortesía de Pascal Campion y Art Exchange