Combate la sensación de soledad con sabiduría
La soledad puede ser destructiva y cruel si la convertimos en nuestra enemiga. Pero la sociedad en la que vivimos no nos ayuda a percibirla de otra manera. Desde pequeños nos instalan en nuestras mentes la creencia de que estar solos es algo negativo, algo que distingue a los fracasados de quienes no lo son. Sin embargo, en el caso de que tengas que encontrarte con la soledad, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a dejar de vivir la vida y disfrutarla solo porque no tengas a nadie a tu lado?
La solución a todo esto se encuentra en nosotros, pero no la vemos porque hay que hacer algo muy importante: realizar acciones que, por inercia, parece que deben hacerse solo con otras personas. Pero, sobre todo, es necesario liberarnos de esa creencia de que la soledad es negativa cuando en realidad puede ser una de las experiencias más enriquecedoras que jamás hayamos podido vivir.
“¿Qué es la soledad? La soledad es un reencuentro consigo mismo y no debe ser motivo de tristeza, es un momento de reflexión”.
-El Principito-
La soledad es un regalo
En muchas ocasiones hacemos verdaderas tonterías para evitar estar solos. Enganchamos unas relaciones con otras, hacemos cosas por otras personas para no “perderlas” aunque en realidad no nos apetezcan… En definitiva, una serie de acciones que realizamos para que los demás no escapen de nuestra vida, porque estar solo no es algo que concibamos como posible.
¿Has ido alguna vez al cine solo? ¿Te has animado a cenar en tu restaurante favorito sin nadie más? ¿Cuántas veces has renunciado a un plan porque nadie quería acompañarte? Si te das cuenta, muchas veces te limitas y no disfrutas de lo que te apetece cuando así lo deseas por el hecho de no tener a nadie a tu lado. Esta es una de las mayores tonterías que puedes hacer.
Es verdad que habrá gente a tu alrededor que te mirará raro, que quizás tu familia te diga que estás “mal de la cabeza” por irte solo a un bar o a una discoteca. Esto te instará a hacerles caso y alimentará esa creencia errónea que aún no has podido eliminar de forma completa de tu mente. Pero, si sigues fiel a ti, si no sacrificas tu disfrute por no tener acompañantes, entonces descubrirás todo un mundo de posibilidades.
“La mejor manera de ser feliz con alguien es aprender a ser feliz solo. Así la compañía es una cuestión de elección y no de necesidad”.
-Mario Benedetti-
Claro que tienes miedo al rechazo, a sentirte fuera de lugar. Pero ¿quién sabe si en ese lugar, de repente, encuentras a alguien más? No es que vayas con ese objetivo, tienes que disfrutar. Pero todo se puede dar porque, aunque no te lo creas, hay algunas personas que hacen cosas solas y que disfrutan de esa soledad dándole igual lo que puedan pensar los demás.
No necesitamos depender de nadie
El miedo que tenemos a la soledad es fruto de una intensa inercia por depender de los demás. Depender de nuestra familia, de nuestra pareja, de nuestros amigos no solo para hacer cosas, a veces hasta para poder vivir. Cuando nos encontramos con la soledad somos libres. Pero entonces surge el miedo a soltar, a dejar de atarnos a aquello que nos proveía una sensación de seguridad.
Da vértigo darnos cuenta de que estamos sobre una cuerda floja donde no estamos acompañados por nadie, donde solo nos tenemos a nosotros. Los miedos no podrán ser ignorados, no nos quedará otra que escucharnos. Hacía mucho tiempo que lo evitábamos sumergiéndonos en multitudes y oyendo conversaciones superficiales.
Pero, en la soledad, descubrimos la maravillosa sensación de que somos responsables de nuestra vida y de que poco importan las normas que haya impuesto la sociedad y de todas esas leyes no escritas que dicen cómo debemos vivir. Es en ese momento en el que estamos solos donde nos tiemblan las manos porque tenemos que coger las riendas de nuestra vida. Eso nos da miedo. Cuántas veces habremos pensado que éramos libres, cuando en realidad dependíamos fuertemente de los demás.
“Para amar hay que emprender un trabajo interior que solo la soledad hace posible”.
-Alejandro Jodorowsky-
No nos vamos a engañar. La soledad duele porque nos enfrenta a nuestros mayores temores. Sin embargo, el dolor siempre es transitorio, nunca perdura más de lo necesario. La soledad nos empuja a ser nosotros mismos, a desatarnos de todas esas creencias y normas estúpidas que hemos considerado verdades absolutas cuando en realidad nos estaban encasillando.
No es malo estar solo, menos aún disfrutar solo. Ignora a quienes se burlen de ti, pues contribuyen a la tentación de que vuelvas al principio, donde la dependencia a los demás te oprimía. Si la soledad se presenta en tu vida no la niegues, no la intentes evitar acumulando personas vacías que no te aportan nada. Abrázala, acéptala y, sobre todo, disfrútala. Porque gracias a ella te enriquecerás, te descubrirás y, sin ninguna duda, crecerás.
Imágenes cortesía de Junne Leloo