¿Cómo afecta el estrés a nuestro sistema inmunitario?

El estrés afecta a nuestro sistema inmunitario, los efectos de esta condición psicológica pueden mermar nuestra salud, sobre todo si lo mantenemos durante mucho tiempo.
¿Cómo afecta el estrés a nuestro sistema inmunitario?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 01 septiembre, 2023

El estrés afecta a nuestro sistema inmunitario. Este estado altera nuestra homeostasis natural y en consecuencia, entran en hormonas en acción las hipotalámicas como la vasopresina. El impacto somático del estrés continuado puede ser inmenso no solo para nuestro equilibrio psicológico: también la salud se verá afectada.

Todos tenemos más o menos una idea de lo que es el estrés. Lo hemos sentido en algún momento de nuestra vida, hemos leído sobre el tema en alguna ocasión y tenemos amigos y familiares que lo sufren. Ahora bien, cabe decir que esta dimensión es muy subjetiva.

No todo el mundo se estresa por las mismas cosas, dependerá de la manera en que percibamos la situación, de las creencias, y de los recursos de afrontamiento de los que dispongamos. Aunque hay ciertas circunstancias que son realmente estresantes para casi cualquier persona (pérdida de empleo, duelo, divorcio…).

Así, el estrés puede definirse como la respuesta de adaptación del organismo al medio en el que se encuentra. El entorno nos demanda una serie de recursos para poder adaptarnos a él y eso generará la respuesta de estrés en nuestro organismo.

El estrés y el sistema inmunitario

El estrés nos ayuda a adaptarnos a los cambios, pero cuando es excesivo y continuado puede facilitar o predisponer la aparición de ciertas enfermedades, desde un resfriado, inflamaciones, alergias… El sistema inmunitario, el encargado de defender a nuestro organismo de agentes patógenos y enfermedades se ve afectado.

Ahora bien, ¿cómo se produce esta relación entre mente-cuerpo?

Mujer estresada

El cortisol y la respuesta inmunitaria

En primer lugar, el cerebro interpreta una situación del exterior como estresante. El hipotálamo, estructura cerebral encargada de coordinar conductas relacionadas con la supervivencia, envía señales eléctricas a la glándula pituitaria y esta, a su vez, envía la hormona ACTH a las glándulas suprarrenales donde es liberado el cortisol y la adrenalina.

  • Niveles altos de cortisol en sangre provocan una serie de cambios en los leucocitos, encargados de luchar contra enfermedades potenciales.
  • Por otro lado, el cortisol puede frenar la producción y acción de las citoquinas, encargadas de iniciar la respuesta inmunológica.
  • El cortisol también ayuda a iniciar las conductas de huida ante una situación peligrosa. Por otro lado, la adrenalina se encarga de la respuesta de alerta, genera energía por si fuese necesario escapar o luchar y aumenta el ritmo cardíaco.

Así, estudios como el llevado a cabo en la  Universidad Estatal de Ohio nos señalan que nuestras emociones tienen una relación directa con los procesos fisiológicos y la respuesta inmunitaria.

La conexión mente-cuerpo

Como puedes ver, la conexión mente-cuerpo es clara. El estrés percibido activa al sistema nervioso y este a su vez influye sobre el sistema inmune a través de la producción de hormonas y neurotransmisores. Las células del sistema inmunológico poseen receptores para estas hormonas lo que implica la modulación del sistema inmune.

A pesar de la relación existente entre el sistema nervioso, el endocrino y el inmune, la personalidad también tiene un papel importante en la alteración del sistema inmune.

 

  • La personalidad tipo A, por ejemplo, es más vulnerable a las enfermedades coronarias debido a su especial forma de “tomárselo todo a pecho”.
  • Cuanto más estable y estructurada sea la personalidad del individuo, menor riesgo de contraer enfermedades tendrá.
  • El apoyo social y familiar también influye, pues ayuda a afrontar de manera más adaptativa las situaciones estresantes. Evidentemente, esto no es una regla matemática y no debemos tomárnoslo así.

Hay personas que tienen una forma de ser muy estable, que cuidan su alimentación, que no se estresan fácilmente, que no fuman ni beben y sin embargo caen enfermos.

Asimismo, también existe el ejemplo contrario, personas muy estresadas o aceleradas, que han fumado toda la vida, que nunca han cuidado la dieta ni han hecho deporte y están sanos como una pera. Aquí hablamos de factores de riesgo o factores predisponentes que pueden afectar a nuestro sistema inmunitario y el estrés es uno de ellos.

¿Por qué no tomar medidas entonces para prevenir el estrés?

A continuación, vamos a ver algunas medidas que podemos poner en práctica para prevenir el estrés. Estas son algunas de ellas, no obstante tú puedes incluir otras que te pueden ir mejor.

Mejora la calidad de tus pensamientos

Empieza modificando tu forma de pensar errónea. Recuerda que tu interpretación de las cosas es un filtro. Si decides pasarlo muy mal, lo pasarás fatal. Si decides que algo te va a afectar pero solo hasta cierto punto, también lo conseguirás si decides ponerte a trabajar tus  pensamientos.

Mindfulness

Practica alguna técnica de relajación como la basada en la respiración diafragmática, el mindfulness o la relajación progresiva de Jacobson. Así, estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Stanford demuestran los beneficios de esta práctica para reducir el nivel de estrés.

Cambios de enfoque

No empieces una cosa hasta que no termines otra. Aprende a priorizar y a organizar tu tiempo. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, pero tampoco hagas hoy todo lo que sí se puede dejar para mañana. Si hay cosas que no son ni urgentes ni importantes, pueden esperar.

  • No seas tan exigente contigo mismo. Querer conseguir en todo momento la perfección no te llevará a ella, más bien te bloqueará y encima te frustrarás. Pon lo mejor de ti en cada cosa que hagas pero no intentes dar más de lo que no puedes dar. No se trata de hacer algo perfecto, si no de simplemente hacerlo.
  • Delega en los demás algunas tareas. No puedes hacerlo todo tú solo.

Ahora que eres consciente de cómo el estrés afecta a tu sistema inmunitario y a tu bienestar,  no dudes en incluir estas medidas para mejorar tu salud.

¿Cuidas tu estrés? ¿Te preocupas por resolverlo o asumes vivir con él?


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