Cómo aplicar la asertividad en las reuniones familiares
Aplicar la asertividad en las reuniones familiares es clave de supervivencia. ¿La razón? A menudo, en las cenas de navidad, comidas para celebrar aniversarios u otros eventos confluyen toda una serie de dinámicas que pueden hacernos perder la calma y hasta la paciencia. Una familia es, al fin y al cabo, una compleja tribu con opiniones dispares donde no siempre reina la armonía entre sus miembros.
Como bien suele decirse, en un hogar todos tenemos derecho a pensar diferente, porque lo que cuenta, es saber respetarnos y convivir. Sin embargo, esto no siempre se cumple. Este hecho se complica un poco más en tiempo de festividad, ahí donde uno descansa de las responsabilidades laborales, pero debe prepararse de pronto para un reencuentro con parte de esa familia que lleva tiempo sin ver.
Recorremos largas (o cortas) distancias para acudir a esa cena, a esa comida o esa cita largamente programada en el calendario; y sí, a veces, lo hacemos con cierta ansiedad. Porque coincidiremos de nuevo con ese primo al que le gusta sabotearnos por nuestras ideologías. Porque veremos a ese padre que siempre nos juzga o a esa tía que nos pregunta para cuándo un mejor trabajo, para cuándo la boda o los hijos.
Pasar de nuestra zona de confort a territorio comanche no siempre es fácil. Sin embargo, y a pesar de que dichas reuniones no sean a veces como en las películas (ahí donde reina la armonía, el glamour y la magia), podemos sobrevivir. Aún más, podemos salir indemnes y además, sentirnos altamente orgullosos de nosotros mismos.
Estas son las claves.
Estrategias para aplicar la asertividad en las reuniones familiares
Las claves para aplicar la asertividad en las reuniones familiares deben entrenarse. No basta con leerlas y comprenderlas; hay que añadir otros ingredientes indispensables: la valentía, la voluntad de cambio y la confianza en uno mismo para ponerlas en práctica.
Si decimos esto último no es por capricho. Cuando la persona que tenemos cerca es un familiar, a menudo cuesta bastante dirigirnos a él o ella con asertividad. Porque el componente emocional nos frena, tememos ofender de algún modo y ello provoca que optemos por el silencio y el «mejor lo dejo pasar». No es lo adecuado, porque lo que se deja pasar pesa en la autoestima y deja mella.
Por tanto, veamos qué dimensiones deberíamos tener en cuenta.
Estar presente, conectado con tus emociones y ser directos
El objetivo prioritario en toda reunión familiar debería ser estar bien, compartir tiempo de calidad y disfrutar en armonía. Es posible que a tu alrededor existan variables (personas) que rompan un poco esa finalidad. Ahora bien, por tu parte, solo debes tener en mente una idea: pase lo que pase, voy a estar bien y no voy a perder la calma con nada y nadie.
Este fin pasa por estar presente, así que no vale tener la mente en otro lado o estar pendiente del móvil mientras deseamos que todo pase pronto. Focalizarse en el aquí y ahora nos ayudará a conectar mejor con nuestras emociones. De este modo, ante cualquier evento que ose romper la calma, lo mejor es ser directo. ¿De qué manera?
- No temas hablar en primera persona dejando claro lo que quieres y lo que no. «Ahora mismo no quiero hablar sobre ese tema. Estamos de celebración y no es el momento».
- Si percibes que alguien tiene la intención de iniciar una discusión, desactívala de forma asertiva «veo que tienes ganas de hablar de temas que nos distancian. No estamos aquí para discutir, sino para pasarlo bien».
- Asimismo, si percibes que se está creando una situación que puede desencadenar en desavenencias o problemas, intenta ponerle solución cuanto antes por el bien de todos. Recuérdales a todos cuál es la finalidad de esa reunión: disfrutar.
No tienes obligación de responder a lo que no deseas
A la hora de aplicar la asertividad en las reuniones familiares recuerda un principio muy sencillo: no tienes obligación de responder preguntas que te incomodan o que son del ámbito privado. Ningún pariente, por muy cercano que sea, tiene autoridad sobre ti.
Así que si no deseas hablar sobre algo, no lo hagas. Puedes dejarlo claro con asertividad, respeto y de forma segura.
Los discutidores profesionales de la mesa familiar
Hay familiares doctorados en el arte de la discusión, de la réplica insana, del discuto por discutir para llevarte la contraria. En medio de estas situaciones, solemos tener dos opciones: ignorarles o entrar en la arena comunicativa.
En medio de este contexto, y para aplicar la asertividad en las reuniones familiares, debemos tener en cuenta lo siguiente:
- A menudo, los que adoran discutir, disentir y discrepar solo porque sí buscan atacar para posicionarse en su opinión o ideología y así, menospreciar al otro. En estos casos, solo cabe una opción: «entiendo y respeto tu postura, pero no estoy aquí para perder el tiempo, sino para ganarlo. Tú tienes tus creencias y yo las mías, intentemos hacer cosas de mayor provecho que discutir».
- Generalmente, los discutidores profesionales optan más por atacar que por dar argumentos sólidos (y hasta lógicos). En dichas situaciones, una buena estrategia es cuestionarlos, hacerles cuantas más preguntas mejor. Usando la calma, el buen humor y la decisión, tarde o temprano acabarán contradiciéndose a sí mismos.
Tu propio bienestar es lo primero
Para sobrevivir con éxito a una reunión familiar que ya de por sí nos produce incomodidad o ansiedad hay que mentalizarse. Hay que integrar en nuestra mente la idea de que vamos a estar bien y para conseguirlo, hay que saber dónde están nuestros límites. Por ello, ideal si trabajamos las siguientes propuestas:
- Antes de acudir a la reunión, clarifica qué situaciones no quieres tolerar.
- Visualiza esos límites y asume que ese es tu territorio de seguridad. Saber qué cosas y circunstancias no vas a aceptar debe darte una adecuada sensación de calma y confort.
Para concluir, si nos animamos a aplicar la asertividad en las reuniones familiares, percibiremos una gran diferencia. No solo saldremos ilesos de cualquier discusión o desavenencia. Además, habremos ganado en experiencia y podremos aplicar esas mismas claves en cualquier otro contexto.