Cómo ayudar a un amigo que lo está pasando mal
Cuando una persona a la que queremos está pasando por un mal momento y se comporta de manera diferente, no es fácil saber qué hacer para ayudarle, o qué decirle para que se sienta mejor. Muchas veces intentar hacer algo es contraproducente para ayudar a un amigo, especialmente si no tenemos en cuenta que lo importante es respetar el momento malo por el que está pasando el otro, dándole tiempo.
Para ello vamos a ver varias maneras de ayudar a un amigo a superar su mal momento, permitiéndole mantener sus límites, manejar su frustración y mantener la paciencia. No te las pierdas.
1. Respeta el proceso del otro
Es una práctica muy habitual intentar distraer al otro para que se olvide de lo que le ha pasado. Sin embargo, esto no soluciona nada, y puede dar lugar a situaciones de tensión, discusiones y malos entendidos.
En cualquier caso, este intento por acelerar el proceso de duelo o de superación puede funcionar durante un rato, pero no va a solucionar nada y es muy posible que, incluso, lo empeore. El dolor reprimido no desaparece, sino que continúa apareciendo en formas casi insoportables y, a veces, muy inoportunas.
En este sentido, lo que realmente va a ayudar al otro es dejarle que pase su proceso natural, incluyendo conductas impulsivas. Hay que dejarlo que llore, que proteste, que esté solo si lo necesita… Porque disimular el dolor no hace que este desaparezca.
También es importante respetar su propia manera de enfrentarse al duelo. Hay gente que llora mucho, otros que no lloran. Hay gente que necesita compañía, pero también otra a la que le sobra la gente. Y así un largo etcétera. Deja que tu amigo haga lo que necesite sin preocuparte por convencionalismos sociales o por el qué dirán.
2. Aprende a escuchar
Parece sencillo, pero no lo es tanto. Aprender a escuchar al otro implica conectarse con aquello que quiere transmitir a través del lenguaje e, incluso, a través de los silencios. Escuchar requiere apertura, cuidado y sensibilidad para mantener la atención en aquello que se nos está comunicando.
Sumado a esto, escuchar a un amigo en un mal momento también implica no juzgarle, permitirle encontrar en nosotros un espacio seguro para que pueda desahogarse, ordenar sus ideas, quejarse y, a través de las palabras, entender mejor todo aquello que le ocurre.
3. Comprende y respeta sus límites
Cuando alguien está en proceso de duelo, es probable no sea capaz de ver más allá; que de pronto se vuelva irascible, irritable, incomprensivo e incluso maleducado o grosero. Pero esto no es indicativo de cómo va a ser el resto de su vida. Solo es una mala racha y hay que dejarlo pasar.
Sin embargo, si lo reforzamos con actitudes en forma de reprimendas o reproches, o nos enfadamos todavía más, esto irá a peor, y entonces es muy probable que algo cambie en la relación, e incluso en las personas. Por lo tanto, haz un esfuerzo por entender que en los malos momentos todos tenemos nuestros límites y que es necesario dejarlo pasar, con paciencia.
No obstante, nadie tiene derecho a tratarte mal cuando está triste. Si esto ocurre, es legítimo tomar distancia durante un tiempo hasta que la persona vuelva a ser ella misma y tome responsabilidad de sus actos. Todo esto, que conste, no es incompatible con la empatía y la comprensión.
4. Deja que tu amigo encuentre su propio camino
Desde fuera creemos comprender cuál es la mejor solución y tendemos a intentar convencer al otro para que haga lo que nosotros le decimos. El otro no ve las cosas claras, y nos sentimos en la obligación de guiarlo, como si fuera un invidente caminando solo por la calle sin bastón ni lazarillo.
Pero tu amigo necesita encontrar su propio camino, necesita tranquilizarse y buscar su propia solución. Nadie puede meterse en su cabeza para saber lo que realmente quiere o necesita. Puede que los demás no estemos de acuerdo, pero eso no nos da el derecho de decidir por él.
Si realmente quieres ayudar a tu amigo, lo que tienes que hacer es acompañarlo y estar ahí por si sale mal, no intentar imponerle tu criterio. Esto es ser respetuoso. Lo otro es una manera egoísta de intentar solucionar algo de la manera más rápida y sencilla para ti. Pero no se trata de ti; se trata del otro, no lo olvides.
5. Ten cuidado con los detalles
Los detalles son importantes. La pena absorbe todo y lo magnifica. Cualquier cosa que pueda provocar un malentendido o cualquier actitud que pueda ser desagradable u ofensiva va a dolerle mucho al otro e incluso puede deteriorar seriamente la relación. Pero las cosas buenas también cuentas, y pequeños detalles de afecto pueden marcar la diferencia y ayudar muchísimo.
6. El contacto físico depende de cada persona
La empatía te dirá que le des un buen abrazo, pero es posible que tu amigo no desee ningún contacto físico en ese momento. Lo mejor, como siempre, es preguntar, pues cada persona es un mundo. Algunas simplemente se sienten acompañadas con alguien sentado al lado y otras necesitan una relación más física.
7. Colabora para mantener un ambiente pacífico
Como podrás imaginar, el duelo de un amigo no es el mejor momento para pelear o crear tensiones en el ambiente. Ojo, esto no es incompatible con las críticas, pero siempre y cuando se hagan desde la calma, la comprensión y la actitud constructiva. Recuerda que no todo el mundo se comporta bien con los demás cuando está triste, así que es probable que necesites manejar alguna que otra situación con mano izquierda.
8. Ten paciencia
A veces, impregnarte del dolor de otra persona es complicado. No solo sufres a su lado, sino que tienes que tolerar un cambio de comportamiento en la otra persona que no siempre te resultará fácil de sobrellevar, en especial si ayudar a un amigo implica pasar más tiempo con él. En esos casos, eres libre de poner tus propios límites, pero recuerda que es una situación pasajera y que tu apoyo debe ser incondicional.
9. Cuida de ti mismo
Por último, recuerda cuidar de ti mismo para poder ayudar a un amigo. Dale importancia a tu bienestar y a la distancia prudente y necesaria que en ocasiones hay que tomar para no afectar nuestro estado emocional y, al mismo tiempo, no transmitirle malestar o desagrado a la persona que nos importa.
Es complicado, porque los duelos no son situaciones sencillas. Por suerte, lo natural es que sanen por sí mismas, con el paso del tiempo, y tu amigo retome su vida. Si esto no ocurriera así, o aparecieran conductas preocupantes (abuso de sustancias, comportamientos autodestructivos, etc.) será el momento de proponerle acudir a un profesional de la psicología, así que no dudes en estar ahí para esa persona.
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