¿Cómo corregir a una persona que mantiene una idea equivocada?
Encontrar una forma adecuada (y respetuosa) de corregir a una persona que mantiene una idea equivocada es algo que todos deberíamos aprender. Atravesamos, al fin y al cabo, unos tiempos en los que abundan las noticias falsas y es fácil dar por cierto datos inequívocos. Si hay algo complejo de verdad es luchar contra esa necesidad constante que tenemos la mayoría de «tener razón».
Asumir que, en ocasiones, caemos en errores es esencial. Este ejercicio de verdadera modestia cuesta, no hay duda, y si ya nos es complicado asumir que errar es de humanos, aún resulta más complicado lograr convencer a otros de sus ideas equivocadas. ¿Cómo lograrlo sin derivar en discusiones? ¿Hay alguna estrategia para conseguir que alguien sea consciente de su error sin que afloren las tensiones y las emociones más negativas?
Podríamos decir que es cuestión de tacto, cuando en realidad va mucho más allá de la simple educación o corrección. Hay que hacerlo de manera inteligente, es más, en ocasiones, hay que estar preparados incluso para ser conscientes de que hasta es posible que seamos nosotros mismos los equivocados.
Se trata, al fin y al cabo, de saber abonar un terreno para el diálogo en el que florezca la comunicación respetuosa, pero asertiva, donde las ideas fluyan y las argumentaciones sean adecuadas.
Veamos por tanto cómo conseguirlo.
Estrategias para corregir a una persona que mantiene una idea equivocada
Todos queremos tener razón. Defender nuestra verdad es un virus que corre por todo el mundo; nos aferramos a nuestras ideas como las velas a su mástil, como el fuego a una cerilla. Asumir el equívoco es para muchos un rasgo de debilidad y a casi nadie le agrada que le rebatan o que le demuestren que va errado en su juicio o en su aseveración.
Así, quien más y quien menos ha tenido que corregir a una persona que mantiene una idea equivocada en alguna ocasión. Es común, por ejemplo, que ocurra esto con gente que nos es muy cercana. Sucede cuando, incluso habiendo pasado por las mismas experiencias, cada uno lo recuerda de una forma y alguien cae en los llamados «falsos recuerdos».
Nuestra pareja, nuestro padre o mejor amigo puede haber confundido fechas o situaciones y, entonces, nosotros intentamos convencerlos de que ciertas cosas, nunca fueron de ese modo. Si no lo hacemos bien, es probable que surja una discusión.
Otro ejemplo en esta materia, puede darse en un contexto laboral. ¿Quién no ha tenido que hacerle ver a un compañero que eso que decía o hacía no era verdadero o acertado?
A la mayoría nos suenan esas situaciones y admitámoslo, nos encantaría poder manejarlas con mayor acierto. Veamos por tanto algunas claves.
Empieza con algo positivo, no vayas directo a recalcar el error
A la hora de corregir a una persona que mantiene una idea equivocada no es recomendable empezar con expresiones como «a ver, eso que dices no es verdad», «eso no es así», «mira, lo estás haciendo mal», etc. Ya de por sí los términos «No» y «Mal» harán que quien tenemos enfrente esté a la defensiva nada más empezar.
Lo ideal es ser hábil y argumentar las cosas con cercanía, haciendo una entrada lo más positiva posible. Por ejemplo, «sí, es verdad que fuimos a ese pueblo de visita, y es verdad también que nos alojamos en un hostal bastante viejo. En eso te doy la razón. Ahora bien, en ese viaje no iba tu hermano porque por esas fechas él aún trabaja en (…) »
Para corregir a una persona que mantiene una idea equivocada, cuida tu tono de voz
Cuando corregimos a alguien, cuando le señalamos su error o su enfoque equivocado, es muy fácil usar, casi de forma instintiva, un tono autoritario, irónico o confrontativo. Es algo que debe evitarse al 100 %.
La tonalidad de nuestra voz es tan importante como nuestros argumentos, por ello es esencial que seamos cercanos, empáticos y sosegados a la hora de comunicar.
Argumenta, ofrece datos o tu verdad no será más cierta que la de la otra persona
A la hora de corregir a una persona que mantiene una idea equivocada no hay que partir dejándole claro que quien tiene la verdad somos nosotros. Porque una verdad sin argumentos se queda en nada, porque un hecho sin datos que lo respalden es humo que escapa por una ventana.
De este modo, para hacer ver (sin imponer) y demostrar que somos nosotros quienes estamos en lo cierto, es necesario ofrecer argumentos sólidos. Y para ello hay que comunicar, dar información detallada y objetiva de manera asertiva. Asimismo, es esencial que escuchemos de manera empática para poder responder de manera adecuada.
Asume que no siempre podemos convencer al otro
Efectivamente, en ocasiones puede suceder: no siempre logramos hacer ver al otro su error. Así, a la hora de corregir a una persona que mantiene una idea equivocada, debemos asumir que hay quien no desea ver las cosas de otro modo. Esto ocurre, por ejemplo, con casos tan complejos como alguien que defienda el movimiento antivacunas o con los testigos de Jehová y el problema de las transfusiones de sangre.
Hay hechos que no podemos entender y que se dan cada día porque entramos ya en temas de valores, religiones, fanatismos y esas incomprensiones ideológicas tan difíciles debatir. Hacer ver el error a quien hace de su falsa verdad su escudo invulnerable es, a menudo, algo tan complejo como exasperante.
Ante esas situaciones y otras más livianas (como las relacionadas con los falsos recuerdos) y donde la otra persona se empeña en defender su postura, solo nos queda la aceptación. Tanto si lo queremos como si no, estamos casi obligados a convivir en un mundo en el que, en ocasiones, cada quien defiende su falsa verdad.
En la medida que nos sea posible intentaremos debatirles con calma e inteligencia, con acierto y asertividad. Pero si no llegamos a nada, lo mejor es retirarnos indemnes y con el menor coste emocional.