Los tres errores más frecuentes al discutir

Los tres errores más frecuentes al discutir
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 30 julio, 2020

Vivimos rodeados de personas muy distintas en nuestro día a día. Debido a ello, tenemos que convivir con gente a la que no entendemos o que nos saca de nuestras casillas; y en estas condiciones es “fácil” que surjan peleas de forma más o menos habitual. Por supuesto, es mejor no tener discusiones con los demás; pero, si no podemos evitarlas, nos será muy útil aprender a evitar los errores más frecuentes al discutir.

Por lo general, cuando nos metemos en una pelea verbal, tendemos a cometer los mismos errores una y otra vez. Estos fallos hacen que las discusiones se vuelvan desagradables y que sea más complicado llegar a un punto de acuerdo. Por eso, en el artículo de hoy examinaremos algunos de los más comunes, además de algunas estrategias para no cometerlos.

¿Cuáles son los errores más frecuentes al discutir?

Cada discusión es un mundo. Sin embargo, algunos de los fallos que cometemos durante ellas se repiten una y otra vez. De entre los errores más frecuentes al discutir que podemos cometer, algunos de los más importantes son los siguientes:

  • Nos identificamos con nuestras ideas.
  • Caemos en una mentalidad de pelea.
  • Sobresimplificamos el problema.
Madre e hija discutiendo

Veamos cada uno de ellos.

1- Identificación con nuestras ideas

En muchas ocasiones, las discusiones no tienen que ver con situaciones/circunstancias/hechos en los que estemos implicados de manera directa. Por el contrario, tendemos a enfadarnos por temas polémicos sobre los que podríamos intercambiar puntos de vista con tranquilidad. Algunos de los más frecuentes son la religión, la política o temas sociales, como el feminismo o la homosexualidad.

Si lo pensamos fríamente, no tiene ningún sentido cabrearnos solo porque existan opiniones distintas. Aún así, esto es lo que acaba ocurriendo en la mayoría de las peleas. La tentación de convencer al otro de que se encuentra en un error puede llegar a ser muy grande, el problema viene cuando caemos en ella y, en vez de conseguir nuestro objetivo, terminamos enfadándonos.

¿Por qué pasa esto? Según algunas corrientes de la psicología, gracias a un ego mal entendido, las personas nos identificamos con nuestras creencias. Esto quiere decir que, si alguien se mete con una idea importante para nosotros, nos sentimos como si nos hubiera atacado personalmente. Este es uno de los errores más frecuentes en las discusiones, y uno de los que más malentendidos y tensiones innecesarias provoca.

Para evitarlo, lo mejor es recordar que mientras el desacuerdo es respetable, las faltas de respeto no lo son. En este sentido, podemos utilizar la asertividad para mostrarle a la otra persona que tener opiniones distintas no tiene por qué ser malo.

“No comparto tus ideas, pero moriría por defender tu derecho a expresarlas”.

-Evelyn Beatrice Hall-

2- Mentalidad de pelea

Otro de los errores más frecuentes al discutir consiste en tomarnos los desacuerdos verbales como una batalla campal. Cuando entramos en esta mentalidad, vemos estas situaciones como si tuviéramos que salir victoriosos de ellas. Es como si nuestras ideas tuvieran que ser más “fuertes” que las de nuestro rival; de esta manera, le obligaríamos a rendirse frente a nuestra superioridad.

Es fácil ver cómo esta forma de pensar puede traernos problemas. Por una parte, nuestra relación con la otra persona se verá deteriorada. Por otra, en la mayoría de ocasiones nuestras opiniones son solo eso: opiniones. Incluso en los casos en los que realmente tengamos razón, nos va a ser muy complicado convencer al otro de ello. Al fin y al cabo, si una persona piensa de determinada manera, es porque tiene buenos motivos para ello.

Por eso, suele ser mucho más productivo tratar de comprender de dónde surge la opinión del otro. Hasta en situaciones en las que sus ideas nos parezcan ofensivas, podemos aprender mucho si tan solo escuchamos lo que nos tiene que decir. Esto, por supuesto, no significa que no defendamos nuestras propias ideas; solo que no tiene sentido intentar convencer a los demás a costa de nuestro bienestar y tranquilidad mental.

Pareja sumergida en una discusión

3- Sobresimplificación del problema

El último de los errores más frecuentes al discutir que examinaremos lo cometemos cuando empezamos a ver el mundo dividido en blancos y negros. Para nosotros, el asunto sobre el que estamos peleando está claro. Tan solo existe la verdad, y el resto de opiniones están totalmente equivocadas.

Sin embargo, la otra persona también cree que sus ideas son las verdaderas. ¿Cómo puede ser esto? ¿Es totalmente incapaz de ver la realidad o hay algo más? A menudo, lo que ocurre es que los temas sobre los que debatimos son bastante complejos. Por eso, casi todas las opiniones tienen una parte de verdad, un pilar sólido sobre el que se asientan.

Solo con recordar que no poseemos la verdad absoluta, la intensidad de las discusiones disminuirá en la mayoría de los casos. Por supuesto, es bueno confiar en nuestras propias opiniones; pero es necesario hacerlo con humildad, recordando que somos falibles y que también podemos equivocarnos.

Como puedes ver, estos tres errores a la hora de discutir surgen de la necesidad de quedar por encima del otro. Existen otras muchas maneras de trasformar un intercambio de opiniones en una batalla; sin embargo, la mayoría de ellas se solucionan si respetamos al otro. Por eso, si discutir de forma más sana es algo importante para ti, la mejor manera de conseguirlo es recordar que la otra persona no es nuestra enemiga.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.