Cómo hacer realidad un vaticinio (profecía autocumplida)

Hay creencias que pueden llevarnos a que ocurra eso que tanto tememos o que simplemente favorezcan que nos comportemos de determinada manera. En eso consiste una profecía autocumplida.
Cómo hacer realidad un vaticinio (profecía autocumplida)

Escrito por Marcelo R. Ceberio

Última actualización: 27 diciembre, 2020

Las profecías autocumplidas son ideas y pensamientos que se elucubran en la mente y que terminan haciéndose realidad. Son verdaderos artilugios mentales que finalizan en hechos. Se trata de afirmaciones de las que se está convencido y que operan como predicciones que, una vez pensadas, son las causas de que ocurran.

El concepto de profecía autocumplida fue acuñado por el sociólogo Robert Merton. Se refería a ellas como definiciones falsas de situaciones que despiertan un nuevo comportamiento y que hacen que esa falsas concepciones se vuelvan verdaderas.

Las personas no reaccionan simplemente a cómo son las situaciones, sino a la interpretación que hacen de ellas (las cosas no son en sí mismas, sino la atribución que realizamos de ellas). Por tanto, el comportamiento subsecuente está determinado en parte por su percepción y el significado adjudicado a las situaciones: una vez que la persona se convence a sí misma de que una situación tiene cierto significado, adecuará su conducta a esa percepción que tendrá sus consecuencias en la pragmática del mundo real.

Mujer preocupada pensando en los sentimientos encontrados

Tipos de profecía autocumplida

Hay profecías que se realizan de manera personal. En ellas se está convencido de que va a suceder un determinado hecho y las conductas personales llevan a que se termine edificando en la realidad. Por ejemplo, alguien debe traer la bandeja con posos de café y piensa que se le van a caer: tan nervioso está (a partir de su creencia) que tiembla y termina con las tazas en el piso.

Hay otras profecías que se desarrollan en interacción con otros, en las que se parte de supuestos sobre los que el otro piensa, va a hacer, o decir. Son el resultado de dar por válido el supuesto y no traducirlo en pregunta en pos de metacomunicar. Al darlo por cierto, es factible que se dé por hecho.

Este fenómeno es lo que se llama efecto Pigmalión, que en psicología se refiere a la influencia que ejerce la creencia de una persona en el rendimiento de otra. Se trata de una expectativa que incita a las personas a actuar para que la expectativa se cumpla. Por ejemplo, una madre que ve a su hijo jugando como carpintero y se empieza a preocupar porque puede martillarse un dedo. Tanta presión ejerce y tanto miedo le coloca al niño, que termina martillándose un dedo y ella le dice: ¡viste lo que te dije!

También hay profecías autocumplidas a nivel macro, en las que se construyen, por ejemplo, fenómenos sociales o económicos. Constituyen un verdadero fenómeno sociológico y se desarrollan en diversos contextos de la vida humana: sociales, culturales, personales, políticos, familiares, económicos y abarcan desde construcciones mínimas que parten de gestos, hasta grandes movimientos y acciones de la economía.

Hay algunos ejemplos que muestran cómo se parte de hipótesis personales o de la simple imaginación y se termina confeccionando realidades. Muchas de las alzas del dólar tienen que ver con rumores de que su precio va en aumento. La gente se desespera compra mas de lo frecuente y comienzan a escasear los dólares, por lo que cotizan más en el mercado.

Inventando y difundiendo

Por ejemplo, el hecho de inventar algo, anunciarlo y difundirlo. Que el pan aumentará de precio por la escasez de harina, automáticamente genera el deseo en la gente de comprar pan –aunque no sea el hábito comer con pan- con la finalidad de ahorrar por la escasez (además que la falta genera deseo).

En una rápida escalada, el pan comenzará a faltar porque la gente hará largas colas en las panaderías para comprarlo y comprará más de la cuenta. Por supuesto que el que no sabe, al ver las colas preguntará y se enterará de que el pan escaseará y se encargará de difundir la noticia, más allá de él mismo comprar. Tal sobrecompra y los pocos kilos que quedan serán más codiciados y su valor se incrementará, por lo tanto, el pan aumentará de precio.

Profecías en los ataques de pánico y agorafobia

Si hay un prototipo de profecía autocumplida es la que construye en los ataques de pánico. En los trastornos de pánico, las personas desarrollan una serie de acciones para anular la posibilidad de un ataque: sienten miedo a sentir el miedo y de esta manera empiezan a sentir miedo que en progreso se transforma en pánico y del pánico al ataque de pánico.

Una persona aquejada por síntomas de pánico siente que las 24 horas del día está por sobrevenirle el ataque, a pesar de que nunca le ha sucedido o solo en poquísimas oportunidades. La persona se despierta por la mañana pensando en sus síntomas y rogando que estos no aparezcan.

Como un mantra repite: “no me va a pasar nada; no me va a pasar nada“, sin darse cuenta de su temor a un ataque de miedo. Y si tiene miedo a tener un ataque de miedo, ya está sintiendo el miedo y todo su sistema biológico está en alerta y la glándula suprarrenal ya está escupiendo adrenalina y cortisol al torrente sanguíneo.

Ya entonces, los músculos están tensos, el corazón a todo galope y el pecho se comprime, razón por la que le falta el aire y comienza a hiperventilar. Esto provoca una producción superlativa de dióxido de carbono que lo marea, el mareo provoca revoltijo de estómago, náuseas, sudor frío y temblores. Entonces, se construye de la nada una florida sintomatología que compone el repertorio del pánico.

Profecías en la gestualidad del interlocutor

Otro blanco de profecías son los gestos del interlocutor, ya que estos son una especie de pantalla de cine para que las personas se proyecten y hagan su propia película. Un ceño fruncido puede ser interpretado como enojo, miopía, reflexión, dolor de cabeza, malhumor o revoltijo de estómago, entre otras atribuciones.

Si no se pregunta sobre el gesto, se actuará en consecuencia y no es lo mismo entender que el otro es corto de vista a que está enojado. Entonces, es factible hacer indefectiblemente una profecía autocumplida. Por ejemplo, si alguien cree que el otro está enfadado y le pregunta y responde que no, pero se continúa insistiendo en el supuesto del enfado, seguramente el interlocutor se enfadará y responderá de malas formas y confirmando el supuesto.

Profecía autocumplida en las relaciones sexuales

Las relaciones sexuales son las interacciones humanas más expuestas a complicaciones, dado el alto grado de susceptibilidad emocional a las que se ven sometidas. En los casos de impotencia, basta que tan solo una vez el hombre se vea herido en su narcisismo al no tener una erección, para que ingrese en una arrolladora carrera hacia sucesivos fracasos sexuales.

Es común que, de cara al poco éxito, comience a excusarse, utilizando algunos pretextos como el exceso de trabajo que le produce cansancio o el estrés, en un intento por disimular la incapacidad que le produce tal situación. Ella, por su parte, minimiza el hecho, no sin algo de desconfianza. No obstante, la experiencia ha sido un misil dirigido a la autoestima de ambos.

Así, resurgen sus viejas inseguridades en ambos. Es frecuente que la segunda vuelta sea vivida tácitamente como una prueba. Ambos se hallan pendientes de que el hecho se consuma. Pero es muy difícil que haya un buen resultado si se pierde la espontaneidad y si se vive como una evaluación y esto es el pasaporte al nuevo fracaso.

Hombre preocupado en la cama

Profecías entre profesores y alumnos

Los maestros, de acuerdo a la experiencia que hayan tenido con el grupo de alumnos, hacen su propia interpretación y se la explicitan al siguiente compañero que llevará el curso. Por ejemplo, una profesora que termina con el grupo de tercer año de secundaria le pasa la información a la profesora que atenderá al mismo grupo en cuarto.

Así, si le comenta a la entrante sobre el grupo que va a tener y le brinda una opinión del tenor de “¡Son un grupo terrible! Son confrontativos, hacen lío, les pones límites y no te escuchan”.

En su turno, a la maestra no le tiembla el pulso en ingresar al aula y comenzar a poner límites desde el inicio, a pesar de que cuando entra, los alumnos están en silencio…. Entonces cuando abre la puerta, coloca su mejor cara de ogro y con tono notablemente agresivo saluda y dice: “quiero decirles que a partir de este momento no voy a permitir que no hagan silencio, que hablen entre ustedes, ni risas ni provocaciones ¡ni faltas de respeto!”.

Cuando los alumnos reciben esta arenga rayana con lo agresivo, reaccionan, pero no precisamente de manera dócil, poco a poco, los alumnos le empiezan a replicar y a confrontarla…. Nuevamente la profecía.

Como vemos, prestar atención a cómo funcionan nuestros supuestos y atribuciones hacia las cosas nos da la posibilidad de autocuestionarnos nuestras construcciones y significados sobre las cosas. De esta manera, lograremos romper con cualquier profecía autocumplida desarrollando más preguntas y construyendo realidades más saludables.


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