¿Cómo identificar problemas mentales en los adolescentes?
La mayor parte de los adolescentes pasan, y en ocasiones sufren, un proceso complejo de maduración que supone el paso de la niñez a la edad adulta. En un porcentaje elevado de casos, el adolescente encuentra su lugar sin que las revoluciones que ha emprendido condicionen negativamente su vida adulta. Sin embargo y por desgracia, no siempre es así.
La doctora Cheryl Corcoran, directora de un programa de diagnóstico psiquiátrico en la Universidad de Columbia, afirma que “el adolescente que está en riesgo de psicosis se siente muy solo y aislado y se pregunta si se está volviendo loco. Puede no lucir muy diferente desde fuera, pero la experiencia del individuo es muy diferente”.
Es evidente que no todos los adolescentes sufren psicosis. Tampoco problemas mentales graves. Sin embargo, sí que es un momento idóneo para que se manifiesten trastornos de la personalidad, conductas erráticas y otro tipo de afecciones provocadas por el complejo proceso mental por el que pasan.
“La adolescencia es un nuevo nacimiento, ya que con ella nacen rasgos humanos más completos y más altos”
-G. Stanley Hall-
Teniendo en cuenta que enfermedades como la esquizofrenia e incluso el trastorno bipolar no surgen de la nada, es importante conocer cuáles son los rasgos que se asocian a estos problemas mentales para estar atentos y poder realizar un diagnóstico temprano que pueda suponer una mejora sustancial en las condiciones de vida del sujeto.
Identificando problemas mentales en los adolescentes
La Asociación Americana de Psiquiatría, también conocida como APA, ha publicado un catálogo de rasgos y síntomas fácilmente identificables por las personas que están más cercanas y unidas a los adolescentes.
De esta forma, si hay signos de alarma o conductas extrañas, se puede reaccionar. Así es como el joven puede recibir una atención temprana que retrase la aparición del problema, reduzca la gravedad y le permita un desarrollo adecuado:
- El aislamiento social y la pérdida de interés en cuanto le rodea, especialmente en referencia a personas, puede suponer una señal de alarma.
- Las actitudes y aptitudes de abandono también pueden ser una señal. Si el joven abandona en exceso sus estudios, practicas deportivas, asistencia a su centro, realización de tareas en el hogar, etc., puede ser sinónimo de un problema mayor.
- La capacidad de concentración, memorización y uso del lenguaje lógico y verbal pueden ser síntomas de problemas mentales.
- Las reacciones a diferentes estímulos pueden suponer un trastorno. Si aumenta su sensibilidad auditiva, visual, táctil o de cualquier otro sentido, es mejor buscar a un especialista.
- El sentimiento de apatía en el joven también podría estar mostrando un trastorno. Si no muestra iniciativa o deseo de participación, es mejor buscar un diagnóstico profesional.
- A veces los adolescentes parecen desconectados del mundo. Esto se suele asociar a la edad, la rebeldía o un proceso transitorio, pero también puede ser el inicio de un problema mental.
- Los pensamientos ilógicos o fantasiosos, más factibles en la infancia que en la adolescencia, podrían ser un indicio. Si sus creencias sobre alguna materia resultan exageradas o poco usuales, tal vez haya algún problema.
- Su estado de ansiedad y nervios en exceso también será sinónimo de un posible problema psicológico.
- Los comportamientos en los adolescentes pueden ser en ocasiones peculiares. No obstante, si son impropios y se alargan en el tiempo, es mejor buscar ayuda.
- Los cambios de hábitos, como el exceso de sueño, la falta de apetito o la dejadez y deterioro de la higiene personal son un síntoma llamativo.
- Durante la adolescencia, el joven comienza a encontrar su estabilidad emocional. Si estos cambios son exagerados y excesivamente rápidos, como en los niños, capaces de pasar de la risa al llanto en segundos, es mejor tomar precauciones.
¿Qué hacer ante una situación sospechosa?
Si sospechas que un joven muestra alguna de estas conductas, no tiene por qué ser sinónimo de un trastorno mental. No obstante, si se producen una o más de estas situaciones en un chico en particular, nunca es mala idea pedir ayuda profesional y salir de dudas.
El criminólogo Matthew Robinson cuenta una experiencia propia vivida en su entorno familiar. Cuando su hermano de 20 años sufrió un colapso mental con alucinaciones y obsesiones conspirativas, fue llevado al médico de inmediato.
Finalmente, el joven fue diagnosticado con un trastorno bipolar. No obstante, la atención temprana profesional que recibió le permitió ser tratado. Ahora es un reconocido profesor. Así que ya sabes, la importancia de la reacción a tiempo es primordial. Nunca está de más salir de dudas y recibir ayuda.