Cómo percibe el mundo una persona deprimida

La depresión causa déficits en la percepción de la realidad. En este artículo te contamos cómo afecta a la visión de los colores, la intensidad de los olores y la sensación de control.
Cómo percibe el mundo una persona deprimida
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Elena Sanz

Última actualización: 06 agosto, 2023

Para quienes no han padecido nunca una depresión, resulta difícil comprender cómo percibe el mundo una persona deprimida. Existen expresiones tales como “lo veo todo gris” que solemos utilizar cuando nos encontramos decaídos. Pero ¿y si te dijera que estos dichos son literales y no únicamente metáforas?.

La realidad es que durante la depresión se producen cambios perceptivos tanto a nivel cognitivo como fisiológico. La manera de percibir el mundo de una persona depresiva es, realmente, diferente a la de las personas sanas. A continuación te contamos los hallazgos de diversas investigaciones al respecto.

¿Cómo percibe el mundo una persona deprimida?

Visión gris

Se llevó a cabo una investigación para tratar de determinar la relación entre los cuadros depresivos y la percepción de los colores. Para ello analizaron la respuesta de la retina al contraste entre el blanco y el negro. Tanto al grupo control de individuos sin patología como al de personas deprimidas se les mostraba un tablero con distintos tonos de gris.

Los científicos iban variando la posición de los mismos entre los extremos del blanco y el negro con el fin de documentar la mayor o menor activación de las células de las retinas en relación a dichos estímulos. Los resultados mostraron de forma innegable que las personas deprimidas tienen una percepción diferente.

Las personas con depresión mostraron una importante pérdida de contraste en la retina, en comparación con el grupo control sano. ¿Qué quiere decir esto? Que las personas con depresión perciben los colores con menor brillo e intensidad, como si delante de sus ojos estuviese presente un cristal gris.

Los hallazgos fueron tan determinantes que los investigadores fueron capaces de distinguir entre individuos sanos y deprimidos utilizando como único indicador la activación de la retina. Se cree que el origen de esta discrepancia se encuentra en la menor liberación de dopamina en personas deprimidas, siendo esta sustancia responsable de activar las células de la retina.

Olores tenues

Por otro lado, se ha investigado acerca de la relación entre la depresión y el olfato. Varios estudios han presentado diversas fragancias a personas deprimidas así como a individuos sanos, hallando diferencias significativas. La mayor de ellas es la menor intensidad percibida en los olores por las personas con depresión.

En comparación con el grupo control, las personas deprimidas tienen más dificultad para diferenciar los distintos niveles de intensidad del olor. Esto parece estar asociado al hecho de que, durante la depresión, el proceso de neurogénesis decae significativamente. Debido a ello disminuye la cantidad de células mitrales ubicadas en el bulbo de nuestro cerebro, el cual se relaciona con el olfato.

Curiosamente, también se ha encontrado que los individuos con depresión son menos sensibles a los olores agradables. Incluso llegan a calificar como malos olores aromas tales como la vainilla o la canela. Puesto que se ha comprobado que esta tendencia continúa incluso tras la recuperación, se baraja la posibilidad de utilizarla como un posible marcador de recaídas.

¿Realismo depresivo?

Algunos estudios analizaron la relación entre la depresión y la capacidad de determinar contingencias. Se pidió a personas con depresión y a individuos sanos que pulsaran un botón para tratar de controlar el encendido y apagado de una luz. Al finalizar se les preguntó qué grado de control creían que habían tenido sobre dicha situación.

Se encontró que las personas deprimidas tenían una percepción más realista, mientras las personas sanas caían bajo la denominada “ilusión de control”, pensando que manejaban las contingencias de la situación cuando realmente no era así. De aquí surgió el denominado “realismo depresivo”, haciendo referencia a que las personas con depresión no se veían afectadas por expectativas optimistas.

Sin embargo, estudios posteriores han demostrado que la clave de su percepción precisa no es la depresión, sino la pasividad. La personas deprimidas se muestran más pasivas a la hora de pulsar el botón en comparación con los individuos sanos que lo pulsan más. El menor número de pulsaciones permite determinar las contigencias con más exactitud, esté la persona deprimida o no.

Ha quedado entonces comprobado que la forma en que percibe el mundo una persona deprimida no sólo es diferente a nivel cognitivo. También tienen una percepción sensorial significativamente distinta de la de las personas sanas.


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