Cómo perdonarse a uno mismo y superar el pasado
Para perdonarse a uno mismo y superar el pasado se necesita aplicar una delicada artesanía psicoemocional. El dolor por un ayer del que nos sentimos culpables es como un hilo suelto en nuestro tejido existencial. Si tiramos de él, tenemos la sensación de que todo puede desmoronarse. No es bueno vivir con esa angustia permanente, con esa pesadumbre interior que no nos deja avanzar.
Decía el compositor Frédéric Chopin que es inútil volver sobre lo que una vez fue y ya no es. Es cierto, todos sabemos que no es adecuado situar la mirada de manera constante en el retrovisor del pasado, en esa dimensión inexistente ya. Sin embargo, la mente es tortuosa y le gusta poner el dedo en la herida y el ojo en la mirilla del fracaso.
¿Qué podemos hacer en estas circunstancias? Lo primero será sin duda negarnos a quedar atrapados en ese patrón debilitante orquestado por el autocastigo. Podemos y debemos desarrollar adecuados recursos para manejar esa realidad psicológica. Lo analizamos.
Junto a la culpa se le añade con frecuencia la emoción de la vergüenza. Es muy difícil separar la una de la otra y, por eso, a la hora de afrontar nuestro pasado, debemos saber manejar estas dos dimensiones.
Razones por las que alguien no se perdona
Si bien todos hemos sentido alguna vez la culpa y nos ha costado superarla, a priori parece sencillo perdonarse a uno mismo. Sin embargo, y puesto que la experiencia desmiente esta afirmación, es útil pararse a analizar los factores que propician este callejón sin salida:
- El error cometido ha tenido consecuencias intensamente negativas, como la pérdida de una amistad o ser despedido de un trabajo.
- El ego de la persona que comete el error no le permite cometer errores y, al ser estos inevitables, se crea un escenario mental irresoluble.
- Agentes externos que favorecen el ciclo de la culpabilidad, ya sea recordándola constantemente o, por ejemplo, magnificando las consecuencias del fallo.
Claves para perdonarse a uno mismo
Desde niños nos han enseñado la importancia de no odiar y ser capaces de perdonar a los demás. Y, en efecto, lo aprendemos. Tarde o temprano tomamos conciencia de que dejar de proyectar en otros el desprecio o el rencor sana, alivia y nos permite avanzar en todos los sentidos. Ahora bien, algo que nadie nos ha dicho nunca es que también es necesario saber perdonarse a uno mismo.
¿Y por qué deberíamos hacerlo? Pensarán muchos. La respuesta es sencilla: por salud mental. Todos en algún momento podemos cometer errores que lamentamos, fracasar, herir a otros con nuestras decisiones y también derivar en situaciones de las que nos arrepentimos más tarde. Cometer errores es humano, pero culpabilizarnos de manera constante por ello es insano.
De este modo, trabajos de investigación, como los realizados en el King’s College London y la Universidad de Manchester, señalan algo importante. La sensación de culpabilidad está detrás en muchos casos de la depresión mayor.
Así, comprender cómo perdonarse a uno mismo y superar el pasado es una de las mejores herramientas para prevenir este trastorno del estado de ánimo. Lo analizamos.
Aceptación y responsabilidad: eres dueño de ti mismo, tanto para errar como para sanar
A la hora de superar un ayer traumático y que arrastramos como una losa, hay que tener presente un aspecto. Lo sucedido fue malo, pero no sabías lo que iba a suceder y no disponías tampoco de la experiencia que tienes ahora. Por tanto, es decisivo entender que todos tenemos pleno derecho a errar, pero también tenemos la obligación de curar la herida.
Deja de avergonzarte por ese error o fracaso, no alimentes más el autodesprecio y la crítica. En su lugar, procura entender lo sucedido situándolo en su correspondiente marco de referencia. ¿Qué promovió esa decisión? ¿Qué pasaba en ese instante para que actuaras de ese modo?
Todo tiene una explicación y comprenderla nos permitirá verlo desde otra perspectiva más lógica y no tan emocional. Recordemos, la autocomprensión facilita el autoperdón.
Tu yo pasado no es el mismo que tu yo presente. No sabías lo que iba a suceder, no disponías de la perspectiva y experiencia actual. Perdona a tu versión pasada porque te permitirá dar forma a una versión más sabia y madura.
Examina tu resistencia: es momento de dejar ir el pasado
A la hora de perdonarse a uno mismo y superar el pasado es necesario tomar consciencia de nuestras resistencias. Todos tenemos. Son obstáculos mentales que nos impiden avanzar, que actúan como anclas y losas psicológicas. Por ejemplo, hay quien no deja de alimentar la culpa día tras día. En cambio, otros pueden llegar a caer en conductas adictivas.
Hacer un inventario de esos pensamientos, emociones y conductas que nos impiden pasar página es también algo prioritario.
Abraza tu fragilidad y aprende de la experiencia
Tienes derecho a fracasar, a cometer pequeños y grandes errores. En esta existencia, como parte de tu humanidad, se te permite ser falible y vulnerable, puedes incluso mostrar al mundo tu peor versión y después arrepentirte de ello.
Vivir es cambiar, ir de lo peor a lo mejor, explotar con inteligencia virtudes y defectos, pero sobre todo si se te permite esto es para darte oportunidades de aprendizaje. Aprovéchalas.
Tu pasado contribuye a perfilar la persona que eres hoy. Cada muesca, grieta y pequeño golpe trazan una inusitada belleza que debes apreciar. No eres perfecto, así que empieza a perdonarte aceptando cada matiz de tu experiencia pasada y presente.
A la hora de perdonarse a uno mismo y superar el pasado busca una compensación
Todo ejercicio de perdón requiere un ejercicio de compensación. ¿A qué nos referimos con este término? Es sencillo de entender. Si crees que tu conducta causó dolor a alguien y te sientes culpable por ello, no arrastres más ese sufrimiento y pide perdón.
Asimismo, si arrastras contigo la bruma del rencor y el arrepentimiento, piensa en acciones que te permitan obtener una sensación de reparación. Demuéstrate que has aprendido de la experiencia y que puedes superarte.
Así, a la hora de perdonarse a uno mismo y superar el pasado, lo ideal es proyectarnos en nuevas conductas y metas para descubrirnos que somos mejores personas de lo que creemos.
Celebra un momento de despedida, es hora de iniciar una nueva etapa
Hay rituales terapéuticos muy interesantes que facilitan el autoperdón y el inicio de una nueva etapa. Ejemplo de ello es decirnos en voz alta frases como “me perdono y me doy una nueva oportunidad para ser feliz”. Hacer un pequeño viaje o concedernos un tiempo de descanso e introspección suelen ayudar en estos casos.
En esa pequeña ceremonia o ritual de despedida, dejaremos ir nuestra versión anterior (la que se culpabiliza por el pasado) para dar la bienvenida al yo futuro (la persona que aprendió del ayer y mira al mañana con esperanza). Intentémoslo.
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