Cómo saber si pienso demasiado: 8 señales
Pensamos todo el tiempo en cada actividad que realizamos. El contenido de esta actividad, los pensamientos pueden llegar a inquietarnos cuando su presencia es constante, preguntándonos hasta dónde es normal que nos persigan, como si fueran nuestra sombra; esa voz interna insistente puede convertirse en realmente perturbadora, generando malestar. Ahora, ¿cuándo pienso demasiado?
En este artículo conocerás más sobre el funcionamiento de los pensamientos, junto a las señales que te permitirán identificar si tus pensamientos están siendo excesivos o están empezando a tomar el control de tu vida mental, lo que podría perjudicarte en cualquier momento.
¿Cómo funciona el pensamiento?
Para empezar, es importante que conozcas un poco sobre cómo funcionan los pensamientos. Recuerda que cómo pensamos afecta a nuestras emociones, sentimientos y comportamientos.
Los pensamientos son los contenidos de nuestros procesos mentales que se dan en nuestro cerebro, los cuales pueden ser voluntarios o involuntarios. Son ideas, creencias y recuerdos interactuando entre sí, su contenido puede ser positivo o negativo, generando en ocasiones mucha actividad mental, con el consumo de energía, y el desgaste, que esto implica.
Dichos procesos pueden generar formas de pensar como la rumiación, preocupación u obsesión.
En la rumiación se producen pensamientos repetitivos acerca de los problemas que tenemos, el pasado y el fracaso; siendo en muchos casos un obstáculo para poner en marcha una solución.
Por su parte, la preocupación hace referencia a una cadena de pensamientos negativos que representan un intento por dar una solución mental al problema, relacionándose con el miedo, los eventos futuros y posibles amenazas.
Los pensamientos obsesivos surgen de manera intrusiva y generan malestar cuando la persona les da naturaleza de realidad, implicando la fijación sobre una misma idea.
Si bien las anteriores formas de pensar son distintas, coinciden en que son perseverantes, teniendo el poder, de alguna manera, de impedirnos dejar de atender a los aspectos negativos, generando dificultades a nivel personal, sobre todo en nuestra capacidad de concentración. Así, podemos observar que pensar demasiado puede provocar manifestaciones como la rumiación, la preocupación y la obsesión.
Señales que indican si nuestro pensamiento es excesivo
A continuación, exponemos ocho señales básicas, que pueden indicarnos si nuestros pensamientos se están saliendo de control, con lo que podemos prevenir problemas emocionales:
- Presencia de pensamientos negativos constantes acerca de sí mismo, el mundo o los otros, que aparecen de forma rápida y automática.
- Los pensamientos no paran siquiera por un rato, o no se pueden dejar de lado las preocupaciones.
- Imaginar que va a ocurrir lo peor.
- Darles vueltas a los asuntos, sobrepensar las situaciones.
- Revivir frecuentemente conversaciones en nuestra cabeza.
- Pensar constantemente en asuntos del pasado o posibles fracasos.
- Los pensamientos se perciben como una carga pesada y generan sensación de cansancio o impaciencia.
- Dificultad para conciliar el sueño, insomnio o despertar nocturno a causa de varios pensamientos.
Si analizamos estas señales, podemos darnos cuenta de que, cuando pensamos demasiado, caemos en un ciclo que genera malestar, revisando de manera constante las situaciones, sus causas e incluso las consecuencias y dirigiendo la atención hacia lo que sale mal, lo que nos impide diferenciar las situaciones que están dentro y fuera de nuestro control. Además, al detenernos en estas señales, podemos observar que muchas de ellas son manifestaciones de rumiación, preocupación u obsesión.
Pensar excesivamente puede ser un indicador de dificultad para resolver nuestros problemas; en este sentido, pensar en ellos no significa ocuparnos de ellos. Por otro lado, al no ocuparnos de ellos, al no pasar a la acción, difícilmente se solucionarán y dejarán de hacer que gastemos energía mental.
Es recomendable identificar a tiempo estas señales, ya que los pensamientos negativos repetitivos pueden ser el origen de varios problemas psicológicos, entre los que se encuentran los trastornos de ansiedad o del estado de ánimo.
Sin embargo, el hecho de tener este tipo de pensamientos no implica necesariamente la presencia de un trastorno mental; es decir, si identificas que tu pensamiento se relaciona con algunas señales, puede ser una alarma para empezar a descubrir si están afectando tus emociones o conductas de una manera considerable, y si es así, puedes buscar ayuda profesional.
De acuerdo con lo anterior, también es importante recordar que todas las personas pensamos acerca de los problemas que tenemos o las situaciones que nos ocurren, el problema aparece cuando rumiamos o nos preocupamos de manera ilimitada o excesiva, incluso cuando la situación ya se ha resuelto; o cuando nos obsesionamos con un tema que no tiene relevancia, que no presenta un peligro para nosotros y que al revisar la realidad no encontramos motivos objetivos para esta preocupación.
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- Guías de autoayuda. Aprenda a controlar sus pensamientos ansiosos. Servicio Andaluz de salud.
- Resnik, P. Mi cabeza no para. Qué es el trastorno de ansiedad generalizada. Ediciones B. Penguin random house, grupo editorial.