¿Cómo se relacionan la salud y el desempleo?
El trabajo en la vida adulta, además de ser una fuente de ingresos y representar una remuneración por el esfuerzo y la valía, fomenta las relaciones sociales, constituyéndose como un instrumento para la construcción de la identidad personal. Así, cuando no se tiene posibilidad de trabajar, la vida de las personas se ve afectada en muchas áreas. Además de tener consecuencias sociales y psicológicas, se ha encontrado una alta relación entre la salud y el desempleo.
Durante años, hubo en la comunidad científica un gran debate sobre la relación salud-desempleo. Por un lado, sobre si el desempleo afecta a la salud. Por otro, si quienes presentan peor estado de salud tienen más probabilidades de acabar desempleados y/o encontrar un nuevo empleo.
En importante estudio sobre este tema, se encontró que el desempleo tiene un efecto directo sobre la salud física y mental de las personas. A su vez, se encontraron evidencias menos relevantes de que la salud influía a la hora de encontrar un trabajo. Así pues, se ha llegado a la conclusión de que esta relación es bidireccional.
El desempleo empeora la salud
No cabe duda de que el desempleo actúa como un estresor vital importante, ya que es una situación incontrolable de duración indeterminada. Además, suele producirse por un agente externo y comprometer el acceso a múltiples reforzadores. Y, por si no fuera poco, se requiere que la persona ponga en marcha una serie de recursos personales para adaptarse y cambiar su situación.
Algunos de los estresores menores que se relacionan con el desempleo son: falta de recursos económicos, problemas familiares, problemas de relación, búsqueda de empleo, búsqueda de ayudas y recursos, enfrentarse a posibles rechazos, etc.
Cuando se vive una situación estresante, especialmente cuando permanece un largo período de tiempo, se producen cambios en nuestro organismo para que la persona pueda afrontar el problema de la mejor forma posible.
Entonces, el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA) produce la secreción de la hormona cortisol. Esta reacción es natural, sin embargo, una activación repetida puede dar lugar a alteraciones en su actividad y en los niveles de cortisol.
Estas alteraciones han sido relacionadas con numerosas enfermedades, así como el desempleo se ha asociado a patrones anormales de secreción de cortisol. Aun así, estos patrones eran diferentes en función de la edad y sexo, indicando que, aunque el desempleo afecta a todos, no lo hace de la misma manera.
“El trabajo es salud“.
-Dicho popular-
Consecuencias
El desempleo se ha relacionado con un peor estado de salud en general. Aunque en algunas sociedades pueda deberse a la falta de un seguro médico o de recursos económicos, se ha visto que estos efectos son independientes de la asistencia médica recibida.
Los desempleados, además, suelen indicar un estado de salud subjetivo significativamente peor que los trabajadores. En cuanto a los problemas físicos, no es de sorprender que las alteraciones de salud con las que se ha relacionado el desempleo estén, a su vez, relacionadas con el estrés crónico, como son el riesgo de accidente cardiovascular, obesidad o diabetes. Igualmente, se le asocian otras consecuencias de salud, como el consumo de sustancias.
Además, tiene numerosas consecuencias para la salud psicológica, disminuyendo el bienestar, la autoestima, el estado de ánimo, aumentando los niveles de ansiedad e, incluso, cambiando la personalidad.
La salud afecta al desempleo
En este sentido, los estudios se han centrado en la influencia de la salud mental sobre la capacidad para ser empleado. Teniendo en cuenta que el desempleo supone una serie de perjuicios para la salud mental, la persona desempleada se encontraría en un círculo vicioso del que le va a ser muy complicado salir. Es decir, alguien con peor salud mental tendría más posibilidades de perder su trabajo, y sería menos capaz de encontrar un futuro empleo. Además, habría muchas posibilidades de que su salud empeorara entre un evento y otro.
Así, un alto nivel de malestar está asociado a un mayor riesgo de perder el trabajo, así como el malestar en la infancia ha sido relacionado con desempleo en la adultez.
Por otro lado, se ha encontrado que las personas con menor nivel de depresión tenían más probabilidad de encontrar empleo, especialmente en hombres. En cambio, una encuesta nacional realizada en Australia encontró que la salud mental de los hombres se relacionaba con la duración del futuro empleo, pero no aumentaba o disminuía la probabilidad.
Sin embargo, para la mayoría de estudios se han utilizados muestras con población clínica. Por tanto, sería necesario contrastar esta información con muestras de población general.
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