El complejo de salvador
Ayudar a los demás es uno de los comportamientos que goza de más reconocimiento social. En general, cuando somos altruistas estamos mejorando la vida de la otra persona; y por eso, a nivel social se trata de una de las formas de actuar que más se recompensa. Sin embargo, ¿es siempre bueno prestar ayuda a los otros? La existencia del complejo de salvador parece ponerlo en duda.
El complejo de salvador es una condición psicológica por la que una persona siente la necesidad de ayudar a los demás constantemente. Esta forma de ser lleva al individuo a actuar de formas un poco extremas, hasta el punto de que sus actos pueden ser muy perjudiciales.
En este artículo trataremos de comprender en qué consiste exactamente esta manera de ser. Así, podrás identificarla tanto en ti mismo como en los demás. De esta manera, podrás evitar aquellas ocasiones en las que algo tan positivo como la ayuda puede perjudicarte mucho.
En qué consiste el complejo de salvador
Según la definición oficial, una persona con complejo de salvador es aquella que siente el impulso constante de salvar a otros. Suelen tener una gran tendencia a buscar a individuos que requieren ayuda y asistirles, a menudo sacrificando sus propias necesidades, deseos y aspiraciones.
El problema es que estas características pueden llevar fácilmente a la creación de relaciones tóxicas. Por lo general, las personas con este complejo tienden a formar parte de parejas codependientes. Estas son, en la mayoría de las ocasiones, uno de los peores tipos de relación que se pueden dar.
En ellas, uno de los individuos necesita la ayuda constante del otro para sentirse bien, por lo que piensa que no puede vivir sin él. Mientras tanto, el salvador al principio se ve reforzado por la dependencia que le muestra su pareja. Sin embargo, al cabo de cierto tiempo tenderá a cansarse y verse limitado por la necesidad de esta.
Así, en una pareja codependiente formada por el complejo de salvador ninguno de los dos implicados está realmente feliz. El adicto al amor por lo general cada vez tendrá menos autoestima y confianza en sí mismo, mientras que el otro se sentirá agobiado y le echará la culpa a su pareja.
Cabe destacar que esta dinámica no solo se da en las relaciones de pareja. También es posible que aparezca entre amigos, familiares, compañeros de trabajo… Sin embargo, lo más habitual es que se dé en el ámbito de las relaciones amorosas.
Cómo evitar esta dinámica
A continuación encontrarás una serie de claves que te ayudarán a evitar formar relaciones de dependencia. Si crees que sufres en cierto sentido de complejo de salvador, aplicarlas a tu vida puede serte de mucha ayuda.
- Recuerda que solo eres responsable de ti mismo. Cada persona tiene que tomar las riendas de su propia vida, de sus emociones y de sus acciones. Por eso, no estás obligado a salvar a nadie si no es lo que te hace feliz.
- Aprende a decir que no. Para muchas personas, negarse a hacer lo que les pide alguien que les importa es extremadamente difícil. Sin embargo, no hacerlo lleva inevitablemente a la dependencia y al resentimiento. Por eso, dominar técnicas como la asertividad puede ayudarte enormemente a mejorar tus relaciones.
- Establece tus límites. Seguramente, si posees características relacionadas con el complejo de salvador, te guste genuinamente ayudar a los demás. Por eso, debes encontrar hasta dónde quieres llegar cuando lo hagas. ¿Hay algo que realmente no disfrutes haciendo? ¿Cuál es el punto en el que prestarle ayuda a otros se convierte en una carga para ti?
- Pon tu felicidad por delante. La mayoría de nosotros hemos crecido con la idea de que preocuparse por el propio bienestar antes que por el de los demás es algo egoísta. Sin embargo, si una acción te va a hacer infeliz, no tiene sentido que la realices. Si realmente quieres ayudar, trata de encontrar la forma de hacerlo sin que por ello salgas perjudicado.
- Aprende a pedir ayuda. La personas con complejo de salvador difícilmente piden ayuda a los demás, incluso en aquellos momentos cuando más la necesita. Por tanto, para lograr un equilibrio, lo ideal es que también sepamos a pedir ayuda, además de darla. Recordemos que tenemos que estar para nosotros mismos si queremos estar para los demás.
- Identifica formas de ayudar a otros facilitando que ellos puedan ayudarse a sí mismos en el futuro. La mejor ayuda es aquella que enseña al otro a salir de la problemática por su propia cuenta. Por ejemplo, si un ser querido necesita dinero, en vez de prestárselo podemos ayudarlo a encontrar una forma de generar ingresos. Así, evitamos relaciones de dependencia en el futuro.
Para concluir, si quieres librarte del complejo de salvador, es necesario que te examines a ti mismo de manera honesta. Solo haciéndolo y recordando que solo eres responsable de tu propia felicidad podrás crear y cuidar de relaciones que aporten bienestar.