¿Confiar en alguien que acabas de conocer?
No confiar en las personas tiene muchas consecuencias negativas: terminas aislándote del mundo y adoptando una actitud paranoica. Sin embargo, confiar en alguien que acabas de conocer, como el otro extremo del continuo, tampoco es bueno: puedes dar pie a que entre en tu vida alguien que no lo merece.
El tema de confiar en alguien que apenas conoces ha tomado relevancia por la facilidad con la que se establecen nuevos vínculos a través de los diferentes canales que nos facilita la tecnología. En el mundo virtual, más que en cualquier otro espacio, el otro es un perfecto desconocido incluso cuando nos facilita información.
Así mismo, en el mundo físico muchas veces se establecen vínculos con desconocidos que se vuelven estrechos en poco tiempo. A veces es el comienzo de una bonita amistad o incluso de una relación de pareja, pero también puede ser el inicio de una pesadilla. La pregunta entonces es cómo saber si confiar en alguien que acabas de conocer.
“La confianza es como la presión sanguínea. Es silenciosa, vital para la salud, y si se abusa de ella puede ser mortal”.
-Frank Sonnenberg-
El “instinto” no es tan fiable
Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Nueva York y Darkmouth, el cerebro tarda solo tres segundos en decidir si alguien es confiable o no. Se basa para ello en parámetros puramente físicos. Si una persona tiene pómulos prominentes y cejas altas, resulta más confiable.
Esta deducción la hace una zona muy arcaica de nuestro cerebro. En la prehistoria humana, probablemente, un rostro con mejillas hundidas significaba hambre. Y alguien hambriento era menos confiable. Este parámetro ya no es válido en el mundo de hoy, pero ahí está, grabado en nuestro cerebro.
Así mismo, se ha establecido que las personas tienden a confiar en alguien que acaban de conocer si tiene algún parecido físico con quienes ya conocen, lo cual también es una referencia muy débil y engañosa. Por lo tanto, el famoso “instinto” tiene limitaciones grandes. Por intuición es imposible saber si una persona es confiable; ahora, también es cierto que la experiencia suele educar al instinto: no le libra del error, pero hace que cometa menos.
Confiar en alguien es un proceso, no una revelación
Una cosa es partir del principio de buena fe y otra entregarle las llaves de nuestra vida a alguien que acabamos de conocer. La confianza es algo que se va construyendo con el tiempo, no el fruto de un momento.
Por regla general, no nos suelen inspirar confianza las personas que se sitúan en los extremos: aquellas que no nos dan ni una pequeña oportunidad y aquellas que desde el principio se abren como un libro abierto. Tampoco aquellas que muestran un interés en nosotros poco adaptado al tiempo de relación o en aquellas que percibirnos que se esfuerzan demasiado y de una forma un tanto artificial por caernos bien.
Por otro lado, es importante conocer el entorno de la persona antes de avanzar en ese camino hacia la confianza. No basta con ver y evaluar su conducta fuera de su contexto. Es bueno conocer a sus amigos, compañeros de trabajo, familia y todos aquellos que tengan un trato continuo con ese alguien. Esto te da una visión mucho más realista de la persona que tenemos delante.
Señales a tener en cuenta
En caso de no tener claro si puedes confiar en alguien, lo adecuado es que observes su comportamiento de la forma más neutral posible. Es probable que este ejercicio de prudencia y paciencia dé como fruto la información que te permita tomar una decisión. en este caso, ten en cuenta lo siguiente:
- Detalles y halagos. Estos son muy valiosos cuando vienen de alguien que ya conoces y con quien tienes un vínculo. Con un desconocido, puede ser una forma de acercarse a ti, pero también una forma de manipularte.
- ¿Confía en los demás? Por lo general, las personas que confían en los demás son más confiables. Dicen que “el ladrón juzga por su condición”. Lo que él vea en los otros es una proyección de lo que es él mismo. Observa bien cómo juzga a los demás.
- El encantamiento. Ese es el principal rasgo de muchos manipuladores e incluso de los psicópatas.
- Contraría e incordia. Las personas suelen revelar mucho de sí mismas cuando tienen que enfrentarse a la frustración. Es bueno que prestes mucha atención a cómo se desenvuelve cuando la realidad no responde a sus deseos.
En conclusión, dudar de quien apenas conoces es un principio sano. Lo mejor es dejar que el tiempo te dé información. Si esta es positiva, la relación avanzará de manera natural y la confianza irá creciendo de manera mutua, consolidando la propia relación.
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- Herreros Vázquez, F. (2004). ¿Por qué confiar? Formas de creación de confianza social. Revista mexicana de sociología, 66(4), 605-626.