¿Conoces las emociones básicas?

Conocer nuestro mundo emocional nos facilita crecer a nivel personal y relacional. Saber qué sentimos y qué sienten los demás mejora nuestra empatía y nos ayuda a conocernos.
¿Conoces las emociones básicas?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Adriana Díez

Última actualización: 05 octubre, 2018

Comprender nuestras emociones básicas y secundarias nos permite desarrollarnos a nivel personal y relacional. Quienes más habilidades sociales tienen suelen conocerse bien y saber qué emociones sienten en cada momento. A su vez, son capaces de captar, interpretar y usar estas herramientas para poder relacionarse con facilidad al reconocer emociones en el otro y saber qué generan las suyas propias.

Atendiendo a lo esencial, ¿cómo podríamos definir las emociones básicas? Desde la teoría de Paul Ekman podemos definir seis emociones básicas: la ira, la tristeza, la alegría, el miedo, la sorpresa y el asco. Se identifican como básicas o primarias porque son interculturales e innatas; es decir, desde pequeños ya contamos con ellas, su expresión facial no depende de la cultura y son reconocidas en cualquier parte del mundo.

Las emociones secundarias, por otro lado, estarían influidas socialmente y, dependiendo de su historia y su cultura, se expresarán de una forma u otra. Asimismo, se necesita de un contacto interpersonal para ir desarrollándolas. Aquí podríamos encontrar por ejemplo: la vergüenza, el desprecio, la culpa, el orgullo y un numeroso etcétera entre ellas.

Actualmente existen numerosos estudios que se dedican al reconocimiento e identificación de las emociones. Algunos postulan que son cuatro las consideradas emociones básicas y otros aumentan el número sumando algunas de las secundarias; en todo caso, lo importante es saber identificarlas, reconocerlas y aprender a actuar en concordancia con todas ellas.

“Los sentimientos y las emociones son el lenguaje universal que debe ser honrado. Son la expresión auténtica de quienes somos”.

-Judith Wright-

Pinzas con caras de emociones

Emociones básicas o primarias y secundarias

Todas las emociones son adaptativas, aunque algunas suenen a positivo como la alegría y otras a negativo, como por ejemplo la tristeza, la ira o el asco, en realidad todas nos ayudan a adaptarnos a lo que nos rodea. Es por esta razón que una mejor definición para las emociones podría ser agradables y desagradables, pero no por ello negativas.

Las emociones secundarias vienen también definidas porque a veces se componen de la unión de otras básicas, por ejemplo, la emoción de los celos podría contener el miedo y la ira o la emoción de la vergüenza incluiría el miedo al rechazo y la tristeza por haber fallado. Estas emociones necesitan de una interacción con los otros y un crecimiento que permita ir conociendo qué sentimos ante distintas situaciones o conflictos.

Un dato curioso que podríamos destacar es que la única emoción que está definida como neutra es la sorpresa. Esta emoción es la que menos dura ya que su tono hedónico torna rápidamente y se convierte en otra emoción. Por ejemplo, alegría si la sorpresa es buena o tristeza si la sorpresa no fuera de nuestro agrado.

Aún con todo, como hemos dicho, las emociones básicas y secundarias siempre son adaptativas, por ejemplo, el asco nos ayuda a no comer alimentos que puede que estén caducados. El miedo nos protege frente a estímulos que pueden ser nocivos para nuestra supervivencia y la tristeza nos protege al permitir darnos un espacio de calma y encuentro personal.

Educación emocional: la base para un correcto desarrollo

Un buen desarrollo personal requiere del desarrollo de la inteligencia académica y emocional. La correcta identificación y reconocimiento de emociones hace que podamos hacer un buen uso de ellas y saber cómo actuar con los demás y con nosotros mismos.

Conocer las emociones que existen y cómo cada uno las siente nos hace poderosos, ya que nos proporciona autoconocimiento y la capacidad de conectar con los demás. Pero… ¿en qué se traduce esto?

Personas con dibujos de emociones sobre sus caras

La educación emocional nos permite aumentar nuestra autoestima, ya que sabemos quiénes somos porque sabemos qué sentimos. Además, también nuestro funcionamiento social mejorará ya que nos permitirá un mejor desarrollo interpersonal y de habilidades con los demás. Si identificamos cómo se sienten los demás, será más fácil relacionarnos con ellos de forma adecuada.

Como vemos, conocer las emociones da paso a un crecimiento equilibrado ya que al reconocer somos capaces de dejar que se expresen y permitimos que no crezcan hacia el otro polo. Por ejemplo, hacer un mal trato del miedo permite que se desvíe y se convierta en fobia o pánico.

Somos y vivimos de emociones, básicas y secundarias. Conocerlas y saber cómo se expresan es lo que nos ayuda a ser creciendo cada día.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.