Celos: definición, síntomas y causas

Los celos son un sentimiento normal: no hay que reprimirlos, sino solucionar las causas que tienen detrás.
Celos: definición, síntomas y causas
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Escrito por Yamila Papa

Última actualización: 08 agosto, 2023

«Si tiene celos es porque te quiere», «soy celoso porque te amo», «preocúpate cuando deje de tener celos, porque quiere decir que ya no estoy enamorada de ti». Estas son frases que quizá todos hemos escuchado, y hasta dicho en algún momento. Sin embargo, vale la pena aclarar que esas expresiones corresponden al relato del amor romántico, que justifica, iguala y valida los celos como una demostración de amor.

Pocas emociones llegan a ser tan complejas como los celos. No obstante, debemos tenerlo claro: estos no demuestran amor. En realidad, son una respuesta emocional al miedo de perder algo que asumimos que nos pertenece. Una idea, sin duda, altamente preocupante y negativa.

El rival de los celos no es alguien de carne y hueso, sino la imagen de lo que se quiere llegar a ser.

¿Qué son los celos?

Sentimos celos cuando percibimos la amenaza de que alguien nos arrebatará a la persona querida (sea esta un amigo, un familiar, una pareja romántica, etc.) o cuando creemos que ya nos la han arrebatado. Según el Diccionario de la APA: «Los celos requieren un triángulo de relaciones sociales entre tres individuos: el que está celoso, la pareja con la que el individuo celoso tiene o desea una relación, y el rival que representa una amenaza preventiva para esa relación».

Un estudio publicado en la revista Athenea Digital señala que: «los celos son probables que ocurran en respuesta a la amenaza de un rival que es superior a la persona celosa en aspectos que son importantes para su autoconcepto». ¿Qué significa esto? Que nos sentiremos celosos de aquellos «rivales» que creamos que son superiores a nosotros.

En un principio, nuestra visión sobre la realidad comienza a nublarse mientras nuestros niveles de sospecha e ira van en aumento. Percibimos que la persona amada presta más atención a otra e incluso que es más cariñosa o, al menos, así lo creemos. Por ejemplo, observamos que muestra aspectos de su forma de ser que creíamos únicamente reservados para nosotros. ¿Qué está pasando?

Los celos pueden ser imaginados, es decir, creados a partir de pequeños detalles que vamos dando forma en nuestra mente sin tener ningún tipo de pruebas o indicios. En estos casos, el problema a solucionar está en nosotros. Ahora bien, pueden apoyarse en una realidad objetiva: nuestra pareja se ha enamorado de otra persona. No todas las relaciones duran lo mismo, y este aspecto debemos tenerlo en cuenta.

Por otro lado, estas situaciones no solo aparecen en el ámbito de la pareja, sino también en las familias. Cuando un matrimonio decide tener un segundo hijo, el primogénito puede llegar a sentirse celoso si cree que con el nacimiento de su hermano va a recibir menos atención y amor por parte de sus padres. Por esta razón, el hijo mayor puede llegar a hacer la vida imposible al pequeño y presentar conductas conflictivas con sus padres y entorno.

La utilidad de los celos

Los celos son una señal de alarma que nos informan de la existencia de un peligro real o irreal. Dicho riesgo no es otra cosa que el temor a perder el cariño de nuestro ser querido. Son realidades emocionales que suelen ir acompañadas del sentimiento de abandono, incertidumbre, frustración y exclusión.

Esta emoción está relacionada con los sentimientos de inseguridad. Es común experimentar esta sensación cuando vemos personas que percibimos o evaluamos como más competentes que nosotros y, sobre todo, cuando tememos perder ese vínculo con nuestras parejas o amistades.

De manera que, los celos no solo se dan en el contexto romántico, sino también en el familiar, académico, social, laboral, etc. Es por ello que están presentes en todas las culturas desde hace miles de años, formando parte de canciones, mitos, leyendas, libros y por supuesto, investigaciones científicas.

En resumen, ¿cuál es su utilidad? Un grupo de psicólogas de la Universidad de Western Ontario, Canadá, realizaron un interesante estudio en el 2017. Según este trabajo, publicado en Personality and Individual Differenceslos celos, en un principio, sirven para indicarnos que hay algo que resolver en nuestra relación o incluso en nosotros mismos.

Las investigadoras diferencian además tres modos en que se manifiestan: emocional, cognitiva y conductualmente. Hay quien los siente pero no los manifiesta y hay quienes lo llevan al límite, mediante conductas obsesivas, controladoras y persecutorias.

Síntomas de los celos

Los celos se expresan de diferente manera, según la persona que los experimente. No obstante, podemos hallar algunas presentaciones comunes que van desde lo cognitivo hasta lo conductual, pasando por la dimensión emocional. Veamos.

Componente Cognitivo

La dimensión mental se relaciona con todas aquellas creencias, pensamientos e ideas que emergen ante la amenaza percibida. Las manifestaciones más frecuentes  a nivel cognitivo son las siguientes:

  • Pensamientos intrusivos de traición
  • Ideas de insuficiencia e inseguridad
  • Comparaciones desproporcionadas
  • Obsesiones
  • Desconfianza
  • Interpretaciones equívocas sobre situaciones

Los pensamientos y las creencias suelen ser muy recurrentes y causan malestar emocional. Es pertinente aclarar que el contenido de la mente no siempre refleja la realidad de las circunstancias y pueden ser producto de una distorsión en el procesamiento de la información.

Componente Emocional

Los celos pueden genera diferentes reacciones emocionales que afectan no solo la vida de quien las siente, sino la relación que se tiene con la otra persona. Entre las respuestas más destacadas se encuentras las siguientes:

  • Tristeza
  • Ansiedad
  • Desesperanza
  • Enfado
  • Vergüenza
  • Traición

Estos síntomas perjudican las relaciones interpersonales y el bienestar emocional de las personas. Por eso, es pertinente recibir ayuda profesional cuando los celos interfieren en nuestros vínculos y nos dominan.

Componente Conductual

Los comportamientos del celoso suele estar mediado por síntomas cognitivos y emocionales. Algunas de las respuestas conductuales más comunes son las siguientes:

  • Comportamientos de control y posesión
  • Supervisión y vigilancia
  • Conductas agresivas
  • Búsqueda de contacto frecuente con la otra persona
  • Comportamientos vengativos y/o de dependencia emocional

Tanto los síntomas cognitivos, como los emocionales y conductuales tienen el poder de afectar de manera negativa la calidad de las relaciones y la estabilidad afectiva de las personas.



Celos saludables vs. patológicos

Como hemos mencionado anteriormente, los celos son una emoción que aparece en múltiples contextos, como en las relaciones románticas, la amistad o incluso en el trabajo. Sin embargo, hay una diferencia entre los considerados saludables y los patológicos. Los primeros son parte de las relaciones humanas, mientras que los segundos son un signo de problemas emocionales o psicológicos graves.

Cuando los celos se convierten en una patología

Llega un momento en que, lejos de tratarse de un déficit de gestión emocional, los celos se convierten en una condición patológica. Esto ocurre cuando las ideas de inseguridad acerca de la fidelidad de la pareja se convierten en una obsesión.

La persona se vuelve irritable y reacciona de forma exagerada a las acciones de la pareja. En estos casos, la intervención psicológica es necesaria. Veamos algunas condiciones.

Los celos obsesivos

De acuerdo con un estudio publicado en Psychiatria Danubina , los celos obsesivos se caracterizan por los rituales de verificación, comprobación y prohibiciones a su pareja. El sujeto tienen estos comportamientos:

  • Revisa los mensajes del teléfono, los correos electrónicos y todas las redes sociales en las que sabe que su pareja tiene una cuenta.
  • Confronta al otro cada vez que duda de una foto, mensaje o llamada.
  • Llama con frecuencia y visita a su pareja por sorpresa solo para verificar que se encuentra donde dijo que estaría.
  • Aleja a los familiares, piensa que estos le puede estar llevando mensajes de los posibles amantes.
  • Aleja a los amigos del sexo opuesto para prevenir una infidelidad. Incluso, algunos alejan amigos del mismo sexo pensando que su pareja podría ser homosexual.
  • Aleja a aquellas amistades que cree que podrían perjudicarlo o hablarle mal de la pareja.

Las personas celosas, al tener constantes conductas de comprobación, alimentan mucho más sus estados de ansiedad, angustia, preocupación y desconfianza. Además, presentan malestar emocional causado por pensamientos distorsionados:

  • No se consideran suficientemente atractivas.
  • Tienen miedo de quedarse solas.
  • Sienten que cualquiera puede ser mejor que ellas y podría robarles el amor de su pareja.
  • Experimentan una sensación de inseguridad constante.

Los celos delirantes

Se caracterizan porque la persona celosa está convencida de la culpabilidad de su pareja, cuando cuenta con pocos indicios. Así, los celos son excesivos y se autorrefuerzan (cualquier detalle puede ser una evidencia de que son razonables). Mientras que en los delirantes la persona busca un amante que cree que ya existe.

El individuo adopta una actitud de vigilancia y desconfianza, y la persona vigilada adopta actitudes de reserva y resentimiento. Ambos están sufriendo y «reforzando» mutuamente la conducta del otro. El celoso cada vez más vigilante, su pareja cada vez más reservada.

Incluso, se arrepiente de hacer sufrir a su pareja, algo que no evita que se activen sus sentimientos ante cualquier estímulo. En muchas ocasiones, termina agrediendo, ya sea de manera verbal, física o psicológica. Una vez que los ánimos se calman, la persona vuelve al principio del círculo pidiendo perdón.

Celos saludables y adaptativos

No siempre los celos son patológicos destructivos. En ocasiones, se pueden atender de una forma madura para sacarles partido. De esta manera, contribuyen a restablecer una relación y fortalecerla, consiguiendo avanzar juntos en medio de las dificultades.

Los celos y el miedo

A veces, al sentirnos desatendidos y experimentar que la persona a la que amamos está poniendo su foco de atención en otras personas, aparecen los celos. Se activa la alarma, que sirve para movilizarnos y darnos cuenta de nuestros miedos.

Vayamos por un momento a nuestra infancia. ¿Qué sucede normalmente cuando hay dos niños en una habitación y los adultos le prestan atención solamente a uno? ¿O cuando un hijo único se da cuenta de que ha dejado de serlo? A sí es cómo comienza esta emoción, con la intención de garantizar nuestra supervivencia.

Los celos son «saludables» cuando atendemos a esta alarma, intentando enriquecernos con el aviso para madurar. Poder expresarlo con palabras y tomar conciencia de nuestros miedos —de los que solo nosotros somos responsables— puede ayudarnos a integrarlos con inteligencia en la situación o contexto que se provocan.

Principales causas de los celos

En los años 90 se llevó a cabo un extenso estudio por parte de la Universidad de Nueva York donde se buscaba entender la raíz de los celos . Los resultados dejaron entrever algo que ya intuían los propios psicólogos: detrás de esta emoción está la inseguridad, la baja autoestima y, sobre todo, una crianza donde no hubo un apego saludable. Otras causas son:

  • Falta de confianza: una persona puede llegar a sentir celos porque no confía en la fidelidad de su pareja. Esta falta de confianza puede deberse a distintos factores: la deshonestidad del otro, traiciones en el pasado, falta de comunicación, estilo de personalidad desconfiado.
  • Comparación social: los celos pueden surgir también como consecuencia de la comparación. Cuando el individuo se compara a sí mismo con otro sujeto, frente al que se siente inferior o amenzado, puede experimentar dicha emoción.
  • Control: esta emoción puede emerger de un deseo de controlar y someter al otro. El afán de dominar  hace que el individuo se sienta amenazado cuando otras personas se acercan a su pareja, pues percibe que está perdiendo el control sobre ella.
  • Falta de atención: si una persona no se siente atendida por su pareja, puede sentirse celosa cuando vea que esta le dedica más tiempo y atención a otras personas.
  • Miedo a la soledad: cuando hay temor a estar solo, los celos aparecen como un mecanismo de defensa con el que se busca conservar la compañía del otro.
  • Necesidad de validación: esta emoción puede originarse en la necesidad de obtener validación, aprobación y reconocimiento. Incluso, la persona puede hacer que el otro se sienta celoso para conseguir así la atención que cree merecer.
  • Malas experiencias previas: las experiencias del pasado puede ser detonantes de esta emoción. Por ejemplo, las infidelidades vividas en otras relaciones, el abandono de una persona amada, el engaño de la pareja actual, entre otros.
  • Condiciones de salud mental: algunos problemas de salud mental puede propiciar la aparición de celos, por ejemplo, la paranoia, trastornos de personalidad, los trastornos obsesivo compulsivos.

No se puede hablar de un solo factor que explique esta emoción. Su aparición depende de la interacción de diferentes variables emocionales, cognitivas y sociales que propician la activación del patrón conductual que la alimenta y refuerza.

Consecuencias de los celos

Esta emoción puede provocar diferentes efectos negativos en la persona celosa, en quien se cela y en la relación que ambos mantienen. Por eso, cuando los celos se salen de control y se convierten en patológicos, es necesario intervenir y trabajar sobre ellos.

Con respecto a las consecuencias para el celoso, tenemos las siguientes:

  • Ansiedad: esta reacción emocional es una de las más comunes en los celos. La persona puede estar preocupada todo el tiempo y en estado de alerta por temor a ser abandonada o engañada.
  • Baja autoestima: la inseguridad que generan los celos pueden hacer que el individuo se autoperciba de manera negativa y que se sienta insuficiente o infravalorado.
  • Frustración y enfado: por lo general, los celos generan ira, irritabilidad y frustración. El sujeto presenta dificultad para lidiar con estos sentimientos, lo que ocasiona reacciones emocionales intensas y conductas perjudiciales para su bienestar.
  • Problemas de concentración: debido a que la persona se mantiene pensando en la amenaza de perder al otro, puede experimentar problemas de atención y dificultad para concentrarse en otras esferas de su vida, como el trabajo, los estudios, las actividades cotidianas, entre otros.
  • Obsesión: los celos pueden desembocar en una obsesión en la medida en que los pensamientos sobre la pérdida del afecto se hacen cada vez más recurrentes y resistentes a las estrategias para suprimidos.

En relación con las repercusiones de los celos para la persona que es objeto de los mismos, podemos enumerar las siguientes:

  • Limitación de la libertad: el individuo puede ser víctima de una restricción de su libertad, debido a las constantes sospechas y control por parte del celoso.
  • Fatiga emocional: la presión, las acusaciones, la desconfianza y las discusiones constantes generan un gran desgaste en la persona. Vivir bajo escrutinio y ser cuestionado en cada acción e interacción social es agotador.
  • Sentimientos de culpa: quien recibe los celos también puede empezar a sentirse culpable, incluso cuando no haya procedido mal. Las sospechas y las acusaciones pueden conducirla a cuestionar sus propias acciones, generando así remordimiento o culpa.
  • Aislamiento: el sujeto puede verse forzado a distanciarse de sus círculo social o familiar para evitar los celos y los conflictos con su pareja.
  • Temor: en ocasiones, quien es celado puede sentir mucho temor a las reacciones que su pareja pueda tener mientras está alterado por sus celos. Además, siente miedo también ante la mínima posibilidad de hacer algo que pueda generar sospecha en el celoso.

A nivel de la relación, podemos encontrar los siguientes efectos negativos:

  • Pérdida de confianza: los celos pueden hacer que la confianza se pierda. Esto se debe a las dudas constantes, a la violación de la privacidad, a las acusaciones y a la manipulación.
  • Discusiones y conflictos: esta es una de las consecuencias más notorias y frecuentes que provocan los celos. A su vez, estas reacciones pueden deteriorar el vínculo afectivo y la calidad de la relación.
  • Problemas de comunicación: los celos tienen el potencial de impedir que se desarrolle una comunicación abierta y sincera entre los miembros de una relación, sobre todo, si estos no tienen el hábito de dialogar de forma asertiva.
  • Control excesivo: la relación puede convertirse en un vínculo «tóxico», donde ninguno de los dos puede crecer ni desarrollarse tal como es. El control que se vive dentro de la pareja puede limitar las acciones de sus miembros.
  • Abusos y agresiones: en casos extremos, los celos pueden dar origen a una relación donde los abusos y las agresiones son contínuas. Este tipo de casos requiere de intervención inmediata.

Aunque es normal sentir cierto grado de celos, cuando estos se vuelven patológicos y desmedidos, pueden dar lugar a muchos problemas. Asimismo, pueden deteriorar el vínculo emocional, restringir libertad y violar la privacidad. También ocasionan dificultades en la comunicación y conflictos persistentes. Es importante reconocer estas consecuencias y buscar ayuda profesional.

Partiendo de la idea errónea de que alguien nos pertenece

Si dejáramos de lado la percepción de que el otro es nuestro patrimonio, los celos no existirían. Así de sencillo. El ser humano por naturaleza se ha criado en un estilo de vida en el que se apropia de todo lo que tiene alrededor. Nos quedamos con algo porque nos gusta, nos hace bien, lo disfrutamos y queremos que esté bajo nuestra voluntad.

En las relaciones románticas, donde hay más casos de celos, deberían importar los sentimientos y opiniones de ambos. Esto significa que es preciso que se lleve a cabo un equilibrio. Es erróneo pretender que el otro sea un objeto que hace lo que queremos.

No obstante, los celos no deben suprimirse por una razón muy simple: si los vetamos y escondemos seguirán ahí. Debemos entenderlos como lo que son, una señal de advertencia que debemos gestionar. La mayoría de las veces, parten de miedos infundados e inseguridades, dimensiones psicológicas que deberemos tratar en nosotros mismos.

¿El celoso puede cambiar? 

Las personas celosas sí pueden cambiar. De hecho, las técnicas de terapia cognitivo-conductual se han mostrado efectivas para tal fin. Durante el proceso, el sujeto aprende a confiar en el otro, y sobre todo en sí mismo, a creer en que seguirá siendo leal, porque le gusta estar a su lado y la vida que lleva a su lado.

Puede cambiar cuando entiende que atesora virtudes por las que merece ser querido y cuando asimila que cuenta con la posibilidad de cambiar aquellos aspectos que considera mejorables o que piensa que le pueden alejar de su pareja. Así, recuperar la percepción de valor y el locus de control estimulará y asentará este cambio.

Lo fundamental es dirigirse directamente a la raíz que los genera. Es normal que todos tengamos características que no nos gusten o quisiéramos mejorar, el problema está en el rechazo a estas partes y su procesamiento de manera destructiva. En consecuencia, es necesario que invirtamos en nosotros mismos, que potenciemos nuestra autoestima, nuestro autoconcepto e imagen personal.

¿Cómo superar los celos?

A continuación concretaremos las estrategias que puedes usar para superar los celos:

  • Acepta tu emoción: este es el primer paso para superar lo que sientes. Cuando observes que tienes celos, saca unos minutos de tu tiempo y permítete vivirlos. Nombra la emoción, haz un ejercicio de respiración diafragmática y reflexiona sobre la situación.
  • Busca las causas: después de admitir que estás celoso, identifica las razones por la que te sientes de ese modo. Tal vez es porque tienes baja autoestima o porque te estás comparando con otra persona, etc. Indaga qué detonó la emoción y los pensamientos que la refuerzan.
  • Evita compararte: es posible que tus celos se deban a que te comparas con aquellas personas que consideras un peligro para tu relación. Hacer esto empeora lo que sientes y genera sentimientos de inseguridad que, a su vez, alimentan tus sospechas.
  • Alimenta tu relación: haz cosas que aumenten tu seguridad y confianza en la relación. Pasa tiempo con tu pareja, haz planes con ella, respeta sus límites, bríndale afecto y demuéstrale tu amor. Tener una relación fuerte hará que te sientas más confiado y que tus celos no te causen tanto malestar.
  • Conecta con tus fortalezas: recuerda que eres una persona única, con talentos, habilidades y fortalezas especiales. Cuando tus celos emerjan, no olvides que eres valioso e increíble, así te sentirás más seguro de ti.
  • Agradece por las cosas buenas: crea el hábito de agradecer por tu relación, esto te permitirá ver los aspectos de positivos de ella, lo que incrementará tu confianza y tranquilidad. La gratitud hace que te enfoques en las cosas buenas y no tanto en las malas.
  • Busca ayuda profesional: si tus celos están afectando de manera considerable tu vida, la relación y el bienestar de tu pareja, lo mejor que puedes hacer es solicitar ayuda profesional.

Afrontar los celos es un procesos que requiere de paciencia, trabajo interno y autoconocimiento. Ten presente que todos podemos sentir esta emoción, por ende, es normal que la experiemntes. Sin embargo, no debes permitir que esta afecte tu vida y la calidad de la relación.



Mi pareja es muy celosa: ¿qué hago?

Lidiar con una persona que es celosa en exceso es todo un desafío; sin embargo, hay varias estrategias que puedes usar para afrontar esta situación. A continuación te mostraremos algunas.

  • Tener una comunicación abierta y sincera: conversa con tu apreja sobre lo que sientes, piensas y crees que podría hacer para mejorar su conducta. Hazlo de manera asertiva y procura crear un espacio donde él o ella también pueda manifestar lo que cree y experimenta.
  • Establecer límites: déjale claro qué comportamientos no vas a aceptar: gritos, insultos, faltas de respeto a la privacidad, persecusiones, etc. Hacer esto te ayduará también a prevenir malentendidos y conflictos.
  • Trabajar en la confianza: esto es clave en toda relación romántica. Invita a tu pareja a trabajar en la confianza que se tienen mutuamente. Esto podría implicar compartir más lo que hacen y las actividades que llevan a cabo solos.
  • Ser comprensivo y tolerante: a menudo los celos derivan de inseguridades y falta de autoestima. Por ende, procura ser un poco más tolerante con sus emociones. Vale la pena aclarar que esto no significa que debas permitir el abuso, el maltrato, las faltas de respeto, etc. Se comprensivo, pero también pon límites.
  • Cuidar de sí mismo: no te olvides de ti, de tu bienestar emocional y físico. Comparte tiempo con tus amigos y familiares y realiza aquellas actividades que te generan tranquilidad. También hace parte de este autocuidado terminar la relación si está perjudicando de manera considerable tu vida.
  • Busca ayuda profesional: si no sabes qué más hacer, solicita ayuda profesional. Si tu pareja acepta, pueden ir a terapia juntos; si no acepta, puedes asistir tu solo o sola. El acompañamiento de un psicoterapeuta puede ser de mucha ayuda para ti.

No es nada sencillo lidiar con una persona que es demasiado celosa. Recuerda siempre que primero eres tú y que no tienes la obligación de soportar esta sitaución. Por lo tanto, si no le ves futuro a la relación y, además de eso te esta perjudicando, no dudes en ponerle fin.

No te creas esa historia de que los celos significan amor

Si tu pareja está controlando cada uno de tus movimientos, si critica cómo te vistes o te prohíbe pasar tiempo con tus amistades y familia, reacciona y abre los ojos: ese amor no es sano. Es más, requiere de un plan de acción al respecto.

Si te espía mientras escribes un mensaje de texto o un correo, si se siente intranquilo cuando vas al trabajo y busca excusas para que te quedes en casa, o si cuando regresas de cada lugar, tienes que soportar un interrogatorio, reacciona. Tal vez sea momento de hablar y de dejar ciertas cosas claras.

Se dice que un celoso enfermizo es imposible de recuperar, pero lo que sí se puede hacer es prevenir que la situación pase a mayores. ¿Cómo? Hablando al respecto, haciéndole entender que tiene un problema y ayudándole a entender que la confianza es muy importante en una relación.

Conclusión

La raíz de los celos es diversa y en ella interactúan distintos factores como el miedo, la dependencia, la autoestima, la inseguridad. Aunque estos sentimientos son difíciles de sobrellevar, pueden trabajarse muy bien en un entorno terapéutico.

Evitemos que los celos saboteen nuestras relaciones y no dudemos en pedir ayuda profesional cuando así lo creamos necesario. En ocasiones, detrás de la conducta celosa pueden esconderse trastornos de personalidad o emocionales que es necesario trabajar. No descuidemos para mañana la infelicidad que sentimos hoy.


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