¿Por qué es fundamental el control en el aula?

¿Por qué es fundamental el control en el aula?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 01 febrero, 2022

Un control en el aula eficaz maximiza las oportunidades de aprendizaje de los niños. Por otro lado, una clase saturada, compleja y potencialmente caótica supone una invitación a posibles problemas que pueden interferir en la educación. Por ello, los psicólogos educativos se han preocupado ampliamente por fomentar el ambiente positivo en el aula.

Un aspecto básico para lograr el control en el aula es conocer cómo funcionan esta realmente. Para ello, es necesario explicar las características que pueden provocar problemas en estos espacios. Por ello, antes de hablar sobre cómo se puede gestionar el control en el aula, vamos a examinar dichas características.

Las seis características de Walter Doyle

El psicólogo Walter Doyle  planteó seis características que reflejan la complejidad de un aula y cómo estas se relacionan con la aparición o no de problemas. Conocerlas nos ayudará a entender cómo es un aula y sobre todo, como el profesor debe enfrentarse a ella. Son las siguientes:

  • Las aulas son multidimensionales. Las aulas son escenarios de muchas actividades de diversa naturaleza. Nos podemos encontrar desde actividades académicas (leer, escritura, matemáticas…) hasta actividades sociales (juegos, charlas con los amigos…).
  • Las actividades se producen simultáneamente. En el aula se producen actividades de forma simultánea. Un grupo de alumnos puede estar escribiendo en su sitio; otro, comentando una tarea con el profesor o incluso puede que un alumno esté molestando a otro y quizás otros estén hablado entre ellos.
Profesora con alumnos pintando
  • Los sucesos ocurren rápidamente. Los sucesos se producen rápidamente en las aulas y requieren con frecuencia de una respuesta inmediata. Pueden aparecer multitud de conflictos de manera espontánea sin previo aviso. Por ejemplo, que dos alumnos empiecen a discutir por la posesión de un cuaderno.
  • Los sucesos son a menudo imprevisibles. Aunque se planifiquen concienzudamente las actividades diarias y estén muy organizadas, siempre se van a presentar imprevistos. Por ejemplo, una alarma que suena, un ordenador que no funciona, una calefacción que se estropea, etc. Estos sucesos pueden generar multitud de conflictos si no se tiene una actitud flexible y dinámica en el aula.
  • Hay poca intimidad. El aula es un lugar público donde los alumnos observan todo lo que ocurre. La forma que tiene el profesor de gestionar el control en el aula va a ser continuamente juzgada por la clase. Los juicios de valor acerca de la justicia o injusticia de los actos del profesor afectarán al correcto funcionamiento de la clase.
  • Las aulas tienen memoria. Los alumnos tienen recuerdos acerca de lo que ha ocurrido en clase en anteriores ocasiones. Entender la manera en la que el pasado influye en el futuro es esencial para comprender el funcionamiento de un aula. Es importante que los profesores controlen el aula hoy, para influir en el aprendizaje de mañana.

La gestión del control en el aula

Un aspecto esencial para gestionar el control en el aula es que el profesor aproveche los primeros días y semanas del curso escolar. Durante este periodo, tendrá que cumplir dos objetivos de suma importancia:

  • Hablar acerca del procedimiento y las reglas con la clase para cooperar juntos en el desarrollo de las mismas.
  • Lograr que los alumnos participen activamente en todas las actividades del aprendizaje. Gracias a esto se puede fomentar un aula sin problemas y con un ambiente positivo.
Profesor con alumnos en un aula

Ahora bien, no vale únicamente con tener un buen comienzo. Es esencial que, a lo largo del desarrollo del curso, el profesor responda a las demandas que aparezcan en la clase. Si esto no es así, se desencadenarán problemas de disciplina que dificultarán el aprendizaje de los alumnos. Para hacer frente a esas demandas, el profesor tiene que tener en su mente dos metas principales:

  • Ayudar a los alumnos a dedicar más tiempo a aprender y menos a actividades sin objetivos. La gestión del tiempo académico es esencial tanto para el profesor como para los alumnos. Dentro de las aulas puede haber multitud de distractores que provoquen desperdiciarlo y empeorar así el aprendizaje. Es esencial que el profesor incentive a los alumnos para que estén motivados y no rechacen el hábito de aprender por otras actividades.
  • Evitar que los alumnos desarrollen problemas. Los alumnos son susceptibles a problemas académicos y emocionales. Una clase fría y distante puede provocar que se sientan desatendidos. Además, hay que tener en cuenta que la presencia de un trastorno o de una dificultad en el desarrollo afecta tanto al rendimiento individual como grupal. Por lo tanto, el control del aula también consiste en fomentar un ambiente positivo donde los alumnos se sientan cómodos y motivados.

Por último, para conocer si el método del profesor va encaminado hacia estas metas, es esencial contar con un sistema de evaluación. Una evaluación continua y exhaustiva ayuda a ver los posibles fallos y corregirlos en el acto. Sería una irresponsabilidad no vigilar adecuadamente si el control en el aula va acorde a las necesidades de los alumnos.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.