Conviértete en tu mejor amigo/a
Eres tú quien tiene que ser tu mejor amigo. A lo largo de la vida vamos haciendo amistades, unas buenas, otras simplemente conocidas para ratos de ocio y otras, por desgracia, creímos que eran amigos de verdad y en algún momento nos decepcionaron.
La mayoría de personas han pasado alguna vez por algún tipo de decepción. Entregaron demasiado y luego cuando ellos lo necesitaron no tuvieron respuesta. Las amistades que hacemos nos pueden fallar, y eso crea desconfianza a la hora de aventurarse a conocer a gente nueva. En las amistades, lo ideal sería aprender de los errores y poner un equilibrio entre la confianza y la desconfianza.
Ser demasiado confiado te puede perjudicar porque darás paso a cualquier persona sin un filtro. Pero ser demasiado desconfiado también es negativo porque estarás eliminando a un gran número de personas que quizás podrían haber sido amigos verdaderos. Ni tanto ni tan poco, en la amistad tienes que ir con confianza pero con prudencia.
Tu mejor amigo
Hay una amistad para toda la vida, que nunca te fallará, y es la que obtendrás contigo mismo ¿Cómo convertirte en tu mejor amigo? Piensa en cómo te comportas tú con una amistad que aprecies y haz lo mismo contigo.
Observa tus comportamientos con los demás y aplícatelos. A veces somos muy amables y comprensivos con los demás, les apoyamos, les animamos, queremos dedicarles las mejores palabras para que se sientan mejor, pero, ¿haces lo mismo contigo?, ¿Las palabras que te dedicas son respetuosas y agradables?
“Tú mismo, al igual que cualquier otra persona en el universo, te mereces tu propio amor y afecto.”
-Gautama Buddha-
Debes conocerte a ti mismo. Tómate un tiempo para mirar dentro de ti. Decían los antiguos vikingos: “quien se conoce a si mismo, lo conoce todo”.
Si eres comprensible con otros ante una determinada situación, ¿por qué no haces lo mismo contigo? Por el contrario, si algo te irrita de los demás, ¿has probado a cambiarlo en ti mismo?
Un ejemplo
Imagina que estás tomando algo con una persona que aprecias y te cuenta que ha tenido un mal día en el trabajo, que ha cometido un error y todo lo que había hecho en la jornada había que repetirlo, su jefe le gritó que era un desastre y que ese fallo era de personas poco cualificadas.
¿Qué le dirías a esa persona que te está contando ese mal trago que pasó en el trabajo? Seguramente, si le aprecias intentarás hacerle ver que un fallo lo puede cometer cualquiera, que es normal y que su valía personal no tiene por qué verse empañada tan solo por un error que cualquier persona podría cometer.
¿Qué pensarías si ese suceso te hubiera pasado a ti? Si tu autoestima no está bien reforzada podrías pensar cosas como: “No valgo para nada”, “Soy un desastre”, “Todo lo hago mal”. ¿Por qué si te pasa a ti eres tan duro contigo mismo y si le pasa a una persona que aprecias eres más comprensivo y piensas que un error lo puede cometer cualquiera?
La base está en el afecto, a una persona que quieres, intentas ayudarla y dedicarle las mejores palabras. En cambio, si uno no se quiere a sí mismo probablemente se dedicará malas palabras que harán que cada vez confíe menos en sí mismo.
Aprende a ser tu mejor amigo
Cada vez que sientas emociones negativas, pregúntate qué le dirías en esos momentos a la persona que tanto aprecias y aplícatelo a ti también. El exterior no es algo estable, te puedes encontrar personas que te apoyen, que confíen en ti, pero también te pueden fallar de un momento a otro.
Si te creas un buen clima interior y consigues convertirte en tu mejor amigo, tendrás una base estable para toda la vida.
Lo que tanto deseas encontrar en el exterior lo puedes crear en tu interior. Disfruta de las personas que hayan a tu alrededor, pero sabiendo que no puedes entregar toda tu confianza incondicional a alguien imperfecto, como somos todos los seres humanos. Si lo das todo, corres el riesgo de quedarte sin nada si un día te fallan.
Si tienes cien litros de agua en un pozo, entrega cincuenta a quien aprecies, pero si lo entregas todo, tú te quedas sin nada y eso ya no sería cariño ni aprecio, sería dependencia.