Corteza prefrontal y adolescentes: ¿qué hay detrás de la edad del pavo?

¿En qué consiste la adolescencia? ¿Qué es la edad del pavo? ¿Cómo influye la corteza prefrontal en los comportamientos del adolescente? ¡En este artículo te lo contamos!
Corteza prefrontal y adolescentes: ¿qué hay detrás de la edad del pavo?
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 23 octubre, 2022

La adolescencia acoge cambios muy distintivos y profundos a todos los niveles, incluido el mental. El psicólogo Stanley Hall la definió como una etapa que marca un profundo corte en la infancia, caracterizada por la intensidad emocional, derivada de profundas ilusiones y miedos. También se ha llamado coloquialmente “la edad del pavo. Lo cierto es que la edad del pavo tiene un porqué: la corteza prefrontal no suele terminar de madurar por completo hasta los 24 años.

A nivel biológico, podemos encuadrar la adolescencia en la segunda década de la vida: se sitúa entre los 10-13 años de edad (coincidiendo con la pubertad) hasta los 18-25 años, momento que varía en función de la diversidad cultural.

“Aunque muchos chicos y chicas atraviesan la adolescencia sin experimentar especiales dificultades, puede afirmarse que durante estos años aumentan los problemas en tres áreas: los conflictos con los padres, la inestabilidad emocional y, sobre todo, las conductas de riesgo”.

-Oliva Delgado-

Adolescentes caminando
Una de las razones de “la edad del pavo” en los adolescentes son los altibajos en sus funciones ejecutivas.

Las funciones ejecutivas

Podemos definir las funciones ejecutivas (FE) como el conjunto de procesos mentales que nos permiten controlar de manera consiente diferentes procesos como el pensamiento, el comportamiento y la afectividad. Son funciones ejecutivas:

  • La memoria de trabajo.
  • El control atencional.
  • La toma de decisiones.
  • La planificacion.
  • La organización del tiempo.
  • La anticipación de consecuencias.
  • El establecimiento de metas.
  • La capacidad de tomar el punto de vista de sí mismo y de otra persona.

Son precisamente los altibajos en dichas funciones ejecutivas lo que conocemos por “edad del pavo”. Por norma, a los adolescentes no se les da muy bien organizarse, establecer metas significativas y realistas y mucho menos anticipar las consecuencias de sus acciones. Son a menudo impulsivos en la toma de decisiones; además, como vienen de una infancia en la que suelen haber estado muy protegidos, subestiman los peligros del mundo real.

Los adolescentes buscan experimentar en un mundo donde van a tener que encontrar su lugar; esta, sin duda, es una misión difícil, en la que van a tener que afrontar, y aceptar en muchos casos, determinadas contradicciones.

“Un cerebro inmaduro es un cerebro vulnerable y, por lo tanto, las conductas de riesgo pueden comprometer su desarrollo”.

-Crews-

La corteza prefrontal

La idea de que el cerebro continúa formándose y desarrollándose después de la infancia es relativamente nueva. Las zonas del cerebro que soportan funciones básicas, como las que controlan el movimiento o los sistemas sensoriales (tacto, vista, olfato y gusto), son las primeras en madurar.

Sin embargo, las regiones cerebrales que han aparecido más tarde en nuestra evolución y que nos diferencian significativamente del resto de especies son también las que más tardan en madurar. Una de ellas es precisamente la región del cerebro encargada de controlar y regular las funciones ejecutivas. Hablamos de la corteza prefrontal (CPF) y también de la corteza cingulada (ACC).

“Entre las facultades mentales que dependen del lóbulo frontal destaca la capacidad para controlar los impulsos instintivos, la toma de decisiones, la planificación y la anticipación del futuro, el control atencional, la capacidad para realizar varias tareas a la vez, la organización temporal de la conducta, el sentido de la responsabilidad hacia sí mismo y los demás o la capacidad empática”.

-Antonio Damasio-

Adolescente con problemas
Los adolescentes suelen vivir con inseguridad y ciertos altibajos emocionales, debido a que su cerebro todavía no está totalmente desarrollado.

Así, la memoria de trabajo alcanza el nivel de funcionamiento de un adulto durante el transcurso de la adolescencia. La región del cerebro que se encarga de controlar esta función cognitiva es la corteza prefrontal dorsolateral (CPFdl) y ventrolateral (CPFvl).

En un estudio del 2006 se comparó cuál era el rendimiento de la memoria de trabajo de personas al final y al comienzo de la adolescencia. El resultado fue que el rendimiento en el grupo de niños fue menor. Y esto se debe, entre otros factores, a que la CPF de las personas en las primeras etapas de la adolescencia está lejos de su desarrollo completo.

“Es la maduración cerebral la que va a permitirle al adolescente la adaptación al medio, por ejemplo, por medio de la remodelación cerebral, estructural y funcional, en regiones frontales y corticolímbicas, y de la especial plasticidad del cerebro en ese momento de la vida”.

-Crews-

Cabe decir que los cambios no solo se producen per se en la corteza prefrontal, en la corteza cingulada y en otras regiones en concreto. También mejoran las conexiones entre ellas. Se establecen cables eléctricos entre zonas del cerebro de mejor calidad. Así, mejoran las conexiones con estructuras como la amígdala (centro que regula las emociones), el hipocampo (región importante para la memoria) y el núcleo caudado (muy importante para la motivación).

Si los niños sienten una gran curiosidad por las normas que rigen el mundo físico, como la gravedad, los adolescentes sienten una gran curiosidad por las normas que rigen el mundo social en el que van a tener que definir su identidad. Una esfera donde la impulsividad suele ser muy penalizada; sin embargo, a medida que adquieran experiencia, madure su corteza prefrontal y mejoren las conexiones entre diversos centros clave en el cerebro, los adolescentes estarán más habilitados para regular su conducta.


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