7 cosas que los adolescentes necesitan desesperadamente que los adultos comprendan
“Malhumorado, complicado, impredecible, inmaduro, contestatario, desobediente, insatisfecho…”. Podéis describirme de muchas maneras. Sin embargo, si para vosotros ya es un desafío convivir conmigo o incluso entenderme, aún es más difícil para mí mismo. Os lo prometo. Por eso, os aviso de algo, hay aspectos que los adolescentes necesitan que los adultos comprendan.
Soy muy consciente de que no tenéis idea de lo que supone vivir en un cuerpo y una mente como la mía. Está claro que no os acordáis de vuestros años de adolescente, pero aunque os acordarais, hay muchas cosas que ya no son igual. Porque mi presente no es como vuestro pasado. El mundo de ahora tiene otro ritmo y otros mecanismos que, aunque penséis que sí, no pueden compararse.
A menudo me repetís aquello de que no sé lo que es la vida y que ya descubriré lo que supone llegar a la edad adulta. En serio, ¿de verdad creéis que ser adolescente es algo sencillo? ¿Pensáis que tener mi edad es vivir en la ignorancia y la felicidad permanente? Si es así, necesitáis comprender algunas cosas.
“No tienes que sufrir para ser un poeta. La adolescencia es suficiente sufrimiento para todos”.
-John Ciardi-
Cosas que los adolescentes necesitan que los adultos comprendan
Hay unas palabras que escucho cien veces al día y que cada día me asfixian más: “tienes que”. Todo el mundo me da órdenes, pero nadie se para nunca a preguntarme qué es lo que yo quiero. Si me lo preguntaran, respondería al instante “quiero ser invisible”. Me gustaría difuminarme para que nadie me viera y así sufrir unas décimas menos.
Porque últimamente todo me duele y al final solo acumulo cansancios. Cansancio por descubrir que hacerse mayor no es cómo había pensado de niño. Antes reía por todo, ahora lloro por nada. Me duele la indiferencia de mis profesores, que solo se limitan a mandarme tareas que no me gustan, que no despiertan mi interés y mi motivación. Me duelen mis compañeros de clase.
Porque algo que los adolescentes necesitan que los adultos comprendan es que el instituto es una selva donde solo unos pocos sobreviven. Y si vengo enfadado a casa y me encierro en la habitación, no es porque cada día sea más mal educado. Ir cada día a un lugar donde no sabes si hoy te dejarán en paz o serás el foco de todas las burlas, duele. Así que, en efecto, si pudiera pedir algo sería la capa de invisibilidad de Harry Potter.
Por otro lado, lo sé. Soy vago y vivo en una habitación desordenada, pero mi habitación es mi mundo. Mi desorden es mi equilibrio. Es el refugio donde puedo escapar con mis videojuegos, con Netflix y mi música para que la vida me duela un poco menos. Por eso, necesito que sepas unas cosas, unas realidades que tal vez te sirvan para ayudarme si así lo quieres…
1. Necesito espacio; en realidad no huyo de ti, me busco a mí mismo
Deja de reprocharme que me paso el día en mi habitación con la puerta cerrada. No me grites, no me amenaces con que me quitarás el wifi si no salgo. Habla conmigo con normalidad y te haré entender que, simplemente, necesito mi espacio. Me busco a mí mismo y necesito un rincón donde poder pensar, descansar, reordenar mis pensamientos en soledad…
2. Habla conmigo sin discutir
Algo que los adolescentes necesitan que los adultos entiendan es que estamos cansados de discusiones. A veces, lo único que escuchamos de vosotros son órdenes, gritos y amenazas. Intenta ser paciente conmigo y procura conversar con normalidad. Llévame si quieres a un lugar fuera de casa, fuera de nuestro ambiente normal.
Invítame a hablar de lo que quieras como dos personas normales y verás que de ese modo reacciono mucho mejor.
3. No me juzgues, no me hagas creer que soy tu gran decepción
A veces, aunque no lo digas en voz alta se percibe en tu expresión. Parece que lo único que hago en la vida es decepcionarte. Me juzgas sin saber, me dices que soy vago cuando en realidad estoy hecho polvo por cosas que no sé ni explicar. Estoy herido por dentro la mayor parte el tiempo y lo último que necesito es que me digas que si sigo en ese plan, no llegaré a nada en la vida.
No incrementes mi sufrimiento, sé paciente conmigo.
4. No hagas las cosas por mí, no me malcríes, dame oportunidades
Sé que quieres lo mejor para mí, pero si no me das oportunidades, no sabré lo que soy capaz de hacer. Dame autonomía para que esté orgulloso de mí y pueda demostrarte lo que soy capaz de hacer. Así, algo que los adolescentes necesitan que los adultos entiendan es que no podéis malcriarnos. Si lo hacéis, alimentaréis nuestra infelicidad.
5. Restríngeme el uso de internet y el móvil, recuérdame que hay vida más allá de las pantallas
Hay otra cosa que los adolescentes necesitan que los adultos entiendan. Si intentáis restringirnos el uso del móvil o quitarnos la tablet, el ordenador… os odiaremos. Os gritaremos de manera desesperada que no podemos estar sin estar conectados. Sin embargo, necesitamos vuestra ayuda para entender que hay vida más allá de las pantallas.
Puede que no os hayáis dado cuenta, pero mi adicción al móvil hace que solo esté pendiente de lo que ocurra en ese universo. Y cada día me siento más estresado, más angustiado, más agotado. Así que no hagas caso de mis protestas, limítame su uso.
6. Necesito ayuda especializada
A veces, aunque como padres y madres queráis lo mejor para nosotros, no nos basta únicamente con vuestro apoyo. Hay momentos en que necesitamos de profesionales especializados. No me dejes solo, porque aunque que yo no te diga de manera directa que necesito ayuda, me siento perdido y solo un psicólogo puede guiarme en esos momentos.
7. No te rindas conmigo, dime que me quieres, porque aunque no lo creas, te necesito
Lo sé, te llevo de cabeza. Es cierto, lo admito, hay días en que te digo que pases de mí y que lo único que quiero es irme de casa. Sin embargo, otra cosa que los adolescentes necesitan que los adultos entiendan es que os necesitamos. Así que, por favor, no te rindas conmigo.
Recuérdame que me quieres, dímelo aunque yo crea no merecerlo y ande siempre enfadado con el mundo. Dime que vas a estar siempre ahí para mí, en cada momento y situación. No te rindas conmigo porque, aunque nunca te lo diga, también yo te quiero.