5 cosas que la depresión de alto funcionamiento quiere que sepas
La llaman la depresión sonriente, una condición psicológica que tiene una incidencia del 1,5 % entre la población. El trastorno depresivo persistente (distimia) se manifiesta a menudo de manera muy particular. Tanto, que su diagnóstico no siempre resulta fácil. La persona es plenamente funcional, presenta una personalidad muy autoexigente y suele ser muy entusiasta.
Los amigos, los compañeros de trabajo y hasta familiares que rodean a quienes padecen esta realidad clínica no siempre perciben lo que se esconde detrás de esas sonrisas y aparente positividad. Porque en el interior de quien sufre esta depresión solo hay desánimo. También la necesidad de afrontar a su manera ese malestar emocional. Lo importante para ellos es no venirse abajo, no alterar su rutina.
Este trastorno del estado de ánimo puede acompañar al paciente varios años. No siempre solicita ayuda especializada porque asume que esa apatía, que esa incapacidad para experimentar alegría o un disfrute auténtico es parte de su personalidad. El problema está en que, en caso de no abordar esta condición, pueden derivar en una depresión mayor y llegar a un estado mucho más grave.
Por eso, nunca está de más profundizar en lo que estas personas experimentan y necesitan en su día a día. Como amigos, parejas o familiares es conveniente ver esos indicadores para facilitarles ayuda. Procuremos ser aliados y refugio de quien cree poder con el peso del mundo, pero que en realidad apenas puede consigo mismo.
El trastorno depresivo persistente (distimia) es tan duradero que muchas personas suelen dar por sentado que sus síntomas son parte de su personalidad.
La depresión de alto funcionamiento quiere que sepas lo siguiente
El trastorno depresivo persistente es un término que se acuñó con la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM 5). Hasta ese día, conocíamos dicha condición como distimia o depresión de alto funcionamiento. Lo cierto es que estamos ante una entidad clínica poco comprendida aún debido a su naturaleza complicada.
Una investigación de la Universidad de Friburgo destaca algo importante. Se trata de una forma de depresión difícil de diagnosticar tanto en atención primaria como en centros de psiquiatría. No es hasta que la sintomatología es más grave y aparece el primer episodio de depresión mayor cuando se detecta el problema.
Esto nos obliga a una reflexión decisiva. No podemos normalizar el malestar, no debemos asumir que ese desánimo o incapacidad para sentir alegría se debe a nuestra forma de ser. Asimismo, tampoco debemos dejar de lado la necesidad de ser más receptivos a las señales que pueden darnos quien padece esta condición psicológica en silencio.
Por ello, hay ciertos aspectos que la depresión de alto funcionamiento necesita que sepamos. Son síntomas, manifestaciones y características que pueden revelar la presencia de esta realidad clínica.
Hay personas con una vida aparentemente perfecta que, en un momento dado, pueden derivar en conductas autolíticas o intentos de suicidio. El trastorno depresivo persistente es una condición peligrosa, de ahí la importancia de solicitar ayuda ante el malestar emocional y la elevada crítica interna.
1. Te haré creer que puedes con todo, pero las pequeñas cosas se te harán un mundo
La persona con distimia (trastorno depresivo persistente) procurará siempre ser altamente productiva. Será la primera en prestarte ayuda, acudir a la reunión, decir que ella se ocupa de esto y lo otro. Sin embargo, actúa por mera inercia y automatismo. Teme detenerse porque es en ese momento cuando las emociones la avasallan y la desesperanza la carcome.
Por ello, una pista que debes atender en ellas es ver cómo afronta los pequeños problemas imprevistos. Cualquier cosa que se salga de lo normal, por insignificante que sea, les supera y les bloquea.
2. Haré que seas muy exigente contigo mismo y te devaluaré siempre que pueda
Hay un aspecto que la depresión de alto funcionamiento quiere que sepas: ella hará que no te quieras nada. Los pacientes con esta condición evidencian una autoestima ínfima que está siempre bajo mínimos. No se valoran, opinan que todo lo hacen mal y no entienden por qué hay quien los quiere o los admira.
Se definen por una exigencia desmedida y destructiva. Buscarán la perfección desmedida en cada actividad que lleven a cabo. Así, y por si esto no fuera poco, tienen en su interior un crítico interno que les devalúa y avasalla en cada momento.
Las personas con depresión de alto funcionamiento padecen anhedonia, es decir, son incapaces de disfrutar de las cosas agradables de la vida, de sentir placer, disfrute e interés.
3. Haré que no disfrutes de nada
Las personas con depresión de alto funcionamiento viven con una máscara permanente; esa que regala a todos una falsa sonrisa. Con ella aparentan ante los demás que todo va bien. Les hacen creer que se deleitan de la compañía de los amigos y de todo instante de ocio. Sin embargo, quien se fije bien ellos apreciará una mirada perdida en la que navega la tristeza.
Quien presenta esta condición psicológica manifiesta además anhedonia. La incapacidad para disfrutar de cualquier situación positiva, experimentar alegría, placer y hasta interés o curiosidad.
4. Nublaré tu atención y tu memoria
Olvidadizos, despistados, descuidados… Las personas con depresión de alto funcionamiento tienen problemas para focalizar la atención y concentrarse. Sin embargo, a ojos de los demás, son esos amigos que están en las nubes, ese familiar que está casi siempre en su mundo…
Cuidado con esas percepciones, porque detrás de todo trastorno del estado de ánimo están las pequeñas alteraciones cognitivas: problemas de memoria, atención, de resolución de problemas, etc.
5. Te haré creer que no necesitas ayuda y que estás mejor solo
Por término medio, el paciente con un trastorno depresivo persistente no suele pedir ayuda especializada hasta que los síntomas son más acusados. Lo hace, por ejemplo, cuando surge la ideación suicida propia de la depresión mayor. Hasta ese momento, la persona con este tipo de trastorno desarrolla sus propios mecanismos de afrontamiento, los cuales no siempre son los mejores.
Cuando la desesperación y la angustia los atenazan, por ejemplo, pueden optar por beber alcohol. También por hacer deporte de manera extrema, comer en exceso o salir de fiesta para procurar no pensar en nada.
Para concluir, puesto que la persona no siempre dará el paso para solicitar apoyo psicológico, procuremos detectar en quienes nos rodean esta sintomatología. Seamos cercanos y prestemos apoyo, recomendando a ese amigo, familiar o pareja, contactar con un profesional. Ese primer paso evitará que puedan llegar a situaciones más desgastantes.
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